El próximo 30 de junio la histórica librería Llorens Llibres de Vilanova i la Geltrú baja la persiana para siempre. Su propietaria, Rosana Lluch, acaba de cumplir 65 años y se ha quedado sin energía. “El estrés para satisfacer la inmediatez que exigen los clientes, que quieren el libro ya, es demasiado fuerte”, explica en declaraciones a la Agencia Catalana de Noticias (ACN). “Había que acabar”. Las prisas del mundo que la rodea han acabado con el más de medio siglo de vida de la librería.
Fundada en 1971 por Llorenç Lluch, el padre de Rosana, Llorens Llibres está en la calle de los Caputxins, una de las arterias comerciales del centro de Vilanova. La actual propietaria rememora cómo su madre quería que en la ciudad se conociera la librería como ‘Cal Llorenç’, pero se topó con un impedimento inesperado. Mucha gente no sabía pronunciar la
Cada día de los últimos 35 años, Rosana ha hecho recomendaciones personalizadas tantos a los clientes habituales como a los esporádicos. Cree que su trabajo “no lo puede hacer cualquier” persona porque exige tener un bagaje y unos conocimientos muy específicos. Su dedicación le ha permitido convertirse en la librera “de referencia” de muchos villanovenses, que estos días pasan a saludarla, confortarla y apoyarla por una de las decisiones más complicadas que ha tomado nunca.
La presión y el estrés, detonante de la decisión de bajar la persiana
Bajar la persiana era prácticamente una necesidad. “Son muchas horas diarias durante seis días a la semana, y ahora parece que la salud se resiente”, reconoce. “Necesito pararme y hacer otras cosas que no puedo hacer nunca”. El estrés de competir con las grandes cadenas y, sobre todo, con el comercio electrónico, la han llevado al límite. “Hay mucha presión para hacerlo bien y llevar el libro rápido al cliente, mientras otras empresas nos atacan haciendo cambiar los hábitos de consumo”.
El trasiego del día a día y las expectativas de la clientela la han dejado agotada. “El cliente se ha vuelto muy exigente para tener las cosas lo antes posible, y esto desencadena un ritmo de trabajo demasiado fuerte”. Cada día que pasa está algo más cerca de cerrar un capítulo fundamental de su historia y de su familia. Le cuesta dormir y siente un “cúmulo de emociones mezcladas”, pero está convencida de haber tomado la decisión correcta.
El día 30 por la tarde, Rosana se encontrará por última vez con los clientes más fieles para hacer un pequeño homenaje a la librería. Y no descarta que a última hora aparezca alguien interesado a mantener el negocio y le haga una buena oferta, puesto que las propuestas que ha recibido hasta ahora no aseguraban la “continuidad del negocio a largo plazo”. Si nada lo evita, de aquí a dos semanas Llorens Llibres pondrá fin a 52 años de historia.
