La periodista Laura Calçada llega al mundo literario con su primer libro ‘Fucking New York’ (Destino), una obra de memorias donde habla de soledad, relaciones familiares, drogas, sexo y dinero. La autora, hija del periodista Miquel Calçada más conocido como ‘Mikimoto’, narra su experiencia personal viviendo en la salvaje ciudad de Nueva York, donde llegó con tan solo 23 años. En una entrevista a la ACN, Calzada sostiene que el libro trata sobre “una busca obsesiva de la valoración en todos los lugares equivocados”, un tipo de viaje físico y personal que le sirvió para encontrar respondidas después de sufrir una situación muy dolorosa como es “la sensación de abandono”.
La obra está estructurada en varios capítulos que marcan la evolución de la protagonista según los lugares donde ha ido viviendo a lo largo de su vida. Lo que sí que se mantiene es el carácter explosivo del relato durante todo momento, especialmente por su relación familiar. En todo momento, ella se define a sí misma como una “niña de casa buena” que llega a una ciudad escapando de Cataluña, con sentimientos hacia el que considera una madre “hiriente” y un padre “ausente”. Una vez allá, se tendrá que buscar la vida a solas, a pesar de que en ningún momento renuncia a una realidad marcada por los excesos, ya sea con las relaciones, la fiesta o el sexo. De hecho, Calzada define Nueva York como una ciudad llena de “velocidad” y también “voracidad”. “Han sido unos años muy intensos, he vivido la parte más fulgurante, y me quedo con esto, pero también he sentido una gran soledad, es una ciudad de extremos”, apunta.
El efecto de las palabras
En este libro, la autora habla abiertamente de muchos temas personales que implican a terceros: “Como con todos los temas hablo sin filtros, pero sí que es verdad que una vez publicada te haces consciente que las palabras están escritas y que pueden herir las personas”, admite Calzada. La autora, pero, quiere dejar muy claro que es un libro que habla de ella y de cómo sale de una situación de “vulnerabilidad extrema”, y no de los otros: “Todos los protagonistas tienen su verdad y yo, al final, lo he explicado cómo he sabido», concluye.