El 1994 dos historiadores, Eduard Pérez Lluch y Luis Pablo Martínez, alertaron a la Generalitat Valenciana de que al norte de la ciudad de València, en el barrio del Campanario, un molino medieval albergaba un mural pintado el siglo XVII. Las obras de circunvalación previstas amenazan el patrimonio del barrio, pero la redescubierta del fresco impulsa una efímera lucha mediática y política. Treinta años más tarde, no obstante, el potencial memorialístico de ese fresco continúa en suspenso.

El mural representa una escena de batalla: hombres a caballo, a pie, con cañones, con alabardes y mosquetes, luchan y se matan entre ellos al pie de unas fortificaciones. El autor, desconocido, dejó unas cuántas anotaciones en una mezcla de castellano, italiano y catalán, y titula los dibujos como Asitio del Castillo de Salça, La colina de Tortoul, batería para estorbar el francese lo lo llano y Pieça de sesenta livras de bala que viene de Perpiñan.

Detalle del mural valenciano vinculado con la Cataluña Norte / Lluís Dagues
Detalle del mural valenciano vinculado con la Cataluña Norte / Lluís Dagues

Un episodio traumático

Durante la década de los años 90 del siglo XX, salen los primeros estudios sobre el fresco y los historiadores no tardan en contextualizar la obra. Se trata de una representación de la campaña militar de la corona de Castilla y Aragón llevada a cabo el 1639 en la Cataluña Norte. En plena Guerra de los Treinta Años, las tropas francesas habían tomado la fortaleza de Salses y amenazaban de conquistar la península Ibérica. El paso de Salses era la puerta de entrada.

Después de un asedio rápido, las tropas francesas se precipitan sobre la llanura del Rosselló. Aparte de pestes y hambre, la población local sufre exacciones, violaciones, matanzas y pillajes. Lo explica Joan Peytaví-Deixona, historiador del Instituto Transfronterizo de la Universidad de Perpiñán: «Ese territorio fue una zona de conflicto casi perpetua durante más de cien años. El norte de Cataluña era como ahora puede ser el Donbass, el centro de un nudo geopolítico europeo entre los dos imperios más potentes de aquel tiempo: los reinos de Francia y España».

El Castell de Salses / Lluís Dagues
El Castell de Salses / Lluís Dagues

Con la presa de Salses, el conjunto de los territorios de la corona de Castilla y Aragón se movilizan deprisa y corriendo. De septiembre a diciembre del 1639, más de 40.000 soldados asedian la fortaleza de Salses, ocupada por una guarnición de dos mil franceses. Entre el estaño de Salses y las Corberes, empieza una larga batalla para impedir la ayuda de los refuerzos franceses. Durante los combates, el peso de las pérdidas se hace notar. Decenas de miles de hombres mueren: napolitanos, valencianos, catalanes y aragoneses contra franceses, occitanos, alemanes, italianos y suizos.

Con la victoria de las tropas hispánicas, Salses es recuperada durante unos cuántos años. Pero el esfuerzo de guerra es grande y los catalanes se sublevan el 1640. Francia lo aprovecha para apoderarse de los condados norte-catalanes y, finalmente, el Tratado de los Pirineos (1659) concluye las conquistas. «A partir de este momento, Cataluña Norte desaparece del relato histórico catalán, francés, hispánico y europeo. Se trata de un episodio clave de nuestra historia pero todo el mundo lo ha descuidado», concluye Peytaví.

Exposición mediática

Volvemos a València, el 1994. Se prevé ampliar la ronda norte de circunvalación de la ciudad. El barrio del Campanario, mayoritariamente hortelano, está directamente amenazado por las obras. Las asociaciones locales reivindican su patrimonio histórico para frenar el proyecto y aquel mural vuelve a salir de la oscuridad y se sitúa en el centro mediático del momento.

Los regidores del Ayuntamiento de València y los diputados de la Generalitat valenciana visitan el molino y su fresco. Y, dos años más tarde, en Salses, Brigite Castell recibe los recortes de prensa de ese conflicto a través de un conocimiento valenciano e informa del descubrimiento Sylvain Dagas, alcalde de Salses, que está a punto de celebrar el 500 cumpleaños del castillo del pueblo.

A partir de aquí, los ayuntamientos de València y de Salses no tardan en encontrarse. El mayo del 1997 hay un primer encuentro en el sur y, tres meses más tarde, hay un segundo en el norte. La directora general del patrimonio artístico de València, Carmen Pérez Garcia, aprovecha esos acontecimientos para ofrecer reproducciones del mural. Una va a parar al Museo de Historia Militar de València y la otra, al Ayuntamiento de Salses. A partir de los años 2000, no obstante, el mural se olvida despacio.

Un trabajo de memorial en suspenso

No es hasta el año pasado, después de más de dos décadas de silencio, el director del Museo de Historia Militar de València, el coronel Vicente Leon Zafra, se preocupa por el futuro del fresco. El hecho es que en València se prevén unas nuevas obras de ensanchamiento de la vía de entrada en el norte de la ciudad. Y ante un nuevo movimiento de movilizaciones de las huertas, esta vez los poderes públicos de la Generalitat valenciana calman los ánimos: no habrá ningún impacto sobre el barrio del Campanario.

A pesar de todo, el coronel Leon Zafra inscribe el mural en el sitio web de Hispania Nuestra, que concentra los lugares históricos en peligro, a través de una lista roja. El coronel explica que «el futuro de este mural tiene que ser en un museo para mostrarlo al público y proponerlo en nuevos estudios. En cambio, ahora se encuentra en un espacio cerrado y, además, amenazado».

La redescubierta del mural, el 1997, se enmarcaba en el contexto de apertura de fronteras y de integración europea. Treinta años más tarde, pero, la situación ha cambiado. Liberté Martin, encargada de comunicación en el Castell de Salses, expone: «Después del debate mediático que hubo, no tuvimos más contactos con València. Incluso no sabemos muy bien si el fresco representa Salses». Joel Forty, antiguo trabajador del Castell de Salses, añade: «A partir de los años 2000, no sentimos a hablar más. Conservamos vínculos personales con el sur, pero en el ámbito institucional todo se paró».

A pesar de que es cierto que el Castell de Salses pertenece a la institución nacional de los Monumentos de France, que trabaja de manera autónoma, el Ayuntamiento no deseó continuar con el trabajo memorial en su momento. Hoy en día, la copia del mural al Museo Militar de València es expuesta en la sala destinada a los Tercios. A Salses, la otra copia del fresco se encuentra al salón de actos del Ayuntamiento. Y en 2010, unas obras convirtieron esa sala en un pasillo que mujer sobre los despachos de los trabajadores municipales.

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