No es habitual, en un festival de música, sufrir a las cinco de la madrugada para tener lugar en las primeras filas, pero el público del Cabró Rock ha aguantado hasta muy tarde este sábado, algunos más frescos que otros, en un gesto poco habitual. El cartel se guardaba para el final del primer día un incentivo demasiado llamativo para un público combativo y enamorado del idioma. La Fúmiga ha paseado su amor por el País Valencià y el anhelo de erradicar la extrema derecha y, con especial fervor, el deseo de expulsar a Carlos Mazón del Palau de la Generalitat Valenciana. Este hilo reivindicador es, de hecho, el espíritu del festival, que nació en plena pandemia y solo programa grupos de los Països Catalans o de territorios con singularidades nacionales.
En Montmeló, y sin síntomas de agotamiento, a pesar de ser ya las cuatro de la madrugada, La Fúmiga ha demostrado este fin de semana que toma decisiones incomprensibles. El grupo valenciano ha decidido retirarse cuando justo ha llegado a la cima de su trayectoria musical, una decisión casi copiada de Zoo, el gran capitán de la música rebelde valenciana que se retiró el año pasado después de reunir a 8,000 personas en un concierto en Madrid y más de 15,000 en Barcelona por partida doble.
“La Fúmiga era el típico grupo que haces la apuesta como festival y ahora se han hecho un lugar imprescindible. Si está de gira y quieren venir, los cogemos, no tuvimos dudas”, explica a El Món el Oriol Planesas, responsable de comunicación del Cabró Rock. El anuncio de la despedida, que se certificará en 2026 con un doble concierto en Valencia y en el Sant Jordi Club de Barcelona, los ha convertido en “imprescindibles” en la escena musical combativa. Su adiós abre ahora una nueva etapa. Todos los buscan, pero tanto La Fúmiga como Zoo lo han hecho para “evitar que aparezcan síntomas de agotamiento”, han reconocido ambos grupos.
La despedida de La Fúmiga y de Zoo coincide en el tiempo con el retorno de La Raíz–de espíritu reivindicativo y música en castellano– y de la Gossa Sorda casi 20 años después de sus últimos conciertos. “Quizás sin la despedida de los otros grupos o si en Valencia no estuviera pasando todo lo que pasa con la Dana, ellos no habrían vuelto”, dice Planesas, que ve un “cambio de ciclo” en el marco de la música catalana reivindicativa. En los últimos años, Zoo había tomado el relevo de la Gossa Sorda o Aspencat para mantener viva la fal·lera catalana por la música valenciana. El directivo del Cabró vive este boom como “una casualidad” o una “cuestión cíclica”, de la misma manera que años atrás irrumpieron Txarango, Antònia Font o, en menor grado, Catarres y Buhos.

A la caza de un cabeza de cartel potente
En todo caso, la realidad es que ahora solo un grupo catalán puede competir empresarialmente con Zoo, La Raíz y últimamente La Fúmiga. En este ecosistema de música combativa en catalán, los grupos capaces de hacer un sold-out por sí mismos se pueden contar con los dedos de una mano, apuntan desde la industria. En Cataluña, solo Oques Grasses parece tener esta capacidad. En todo caso, Planesas advierte que se trata de una industria imprevisible, tal como ha demostrado La Fúmiga. “Hace seis meses no habríamos puesto a La Fúmiga en el carro y seguramente el año que viene sí que entran dentro de este grupo que agota entradas en cuestión de pocas horas”, apunta el portavoz del festival.
Sea como sea, el panorama es tan cambiante que pronto grupos catalanes emergentes podrían tomar el relevo del País Valencià. “Para mí cada año es un ciclo y no creo que se pueda prever. Estamos dentro del imaginario de un punto reivindicativo y cuanto más agiten las aguas, las bandas se sienten más llamadas a actuar”, explica Planesas.

Lo que queda claro, en todo caso, es que los festivales estarán atentos a la renovación de grupos en el País Valencià. Desde la Telecogresca, un festival autogestionado por estudiantes de Telecomunicaciones de la UPC, Gijs Frank avisa que hay un “cambio en el consumo de los festivales”. “La idea de un festival es transversal, que haya variedad, pero cada vez más se está yendo hacia un modelo basado en un cabeza de cartel importante y el resto de grupos son para rellenar. Acabaremos peleándonos todos por el mismo cabeza de cartel y eso es lo que hace que todos estén pendientes de qué acciones toman los grupos grandes”, comenta el estudiante, que participa en la creación del cartel de la Telecogresca.
“Todo ha subido”, coinciden en remarcar Planesas y Frank. Y en esta tesitura, concreta Frank, haber podido aprovechar el buen momento de la música valenciana “te aseguraba el sold-out en cuestión de horas” y, consecuentemente, cubrir gastos sin sufrir en exceso. Nunca la Telecogresca había agotado entradas en cuatro horas. El año pasado, con la Raíz, pasó. Otros grupos de la escena catalana como The Tyets o Figa Flawas, que han estallado con temas como Coti x Coti –la famosa adaptación de una sardana– o La Marina Sta Morena, te generan “un buen cartel” pero no tienen esa capacidad, considera el voluntario de la Telecogresca.
“Todos los grupos tienen altos y bajos”, insiste Frank, lo que obliga muchas veces a los festivales a “hacer una apuesta y desear que hagan un boom el verano anterior”. Planesas añade que llenar un festival “es como hacer una carta a los reyes” y que los constantes cambios de la industria marcan el camino año a año. “Cuando tuvimos la oportunidad de llevar a Oques Grasses a Vic, este verano, y mañana, aquí en Montmeló, lo pusimos en marcha, pero evidentemente eso te obliga a reajustar por otras bandas”, concreta.

Nuevo escenario
En las últimas ediciones, el Cabró Rock y la Telecogresca han sido los únicos festivales que han logrado programar Zoo y La Raíz en Cataluña, lo que les ha permitido vender más de 15,000 entradas en el caso del festival barcelonés y más de 40,000 –el equivalente a tres Palau Sant Jordi– en el caso del Cabró. En este sentido, el portavoz del Cabró Rock detalla que “si hay un año que los grupos de nuestro imaginario no giran, o que no tenemos un cabeza de cartel como Oques Grasses o Zoo, pues ajustaremos cartel y presupuestos y marcaremos otros objetivos”. En otras palabras, no contar con alguno de estos grupos grandes implicaría “reducir el aforo y no plantear un proyecto tan ambicioso como el de los últimos años”.
La despedida de La Fúmiga o antes Zoo abre ahora un nuevo escenario. Queda por ver qué evolución toma el retorno de La Raíz, si continúa girando o si vuelve a parar. Y también habrá que medir la fiebre que despierta el retorno de la Gossa Sorda, que ha agotado en cuestión de horas las entradas de los conciertos que hará el próximo año en Valencia, Cunit y Palma. Y por si fuera poco, Oques Grasses, el grupo catalán que agota entradas en pocos días, no deja de sumar rumores que apuntan a un posible final.

