«Can Macià se encuentra en riesgo de colapso inminente». Así de contundente se muestra la plataforma Salvemos Can Macià sobre el estado de la casa de Francesc Macià de Vallmanya, situada en Alcarràs (Segrià). En conversación con El Món, la entidad denuncia que el conflicto que hay entre la Generalitat, la Diputación de Lleida y el Ayuntamiento de Alcarràs para hacerse cargo de la casa pone en riesgo este espacio de la historia y la memoria del país. También critica el informe del Gobierno con que rechaza catalogar el espacio como bien cultural de interés nacional (BCIN).

El portavoz de Salvem Can Macià, Ferran Dalmau, se muestra decepcionado con la Generalitat y asegura que las personas que firman el informe para rechazar a catalogación de BCIN «no tienen ni los conocimientos, ni la pericia, ni las lecturas necesarias por haberlo redactado». En este sentido, reclama en la Generalitat reabrir el proceso porque «es evidente que ha habido un error grave» y se tendría que corregir y tener en cuenta «las valoraciones» de los expertos en la materia. Dalmau considera que este informe técnico no recoge «las últimas investigaciones que han publicado historiadores y expertos sobre Vallmanya».

La plataforma estudia la posibilidad de presentar un recurso contra la decisión de la Generalitat porque, según ellos, «ha habido varias irregularidades» como, por ejemplo, no escuchar la parte que ha presentado la propuesta para catalogar Casa Macià como BCIN. «Se nos tenía que haber citado para que aportáramos la documentación necesaria y a nosotros no se nos ha convocado en ningún momento», lamenta, a la vez que anuncia que están estudiando si presentan «un recurso de alzada o qué es la forma jurídica que corresponde para recorrer contra la decisión».

La Generalitat se defiende

El Departamento de Cultura lo niega, y en declaraciones en este diario remarca que la Ley 9/1993 «no establece que para elaborar un informe previo de declaración de BCIN se tenga que consultar la parte solicitante». Aun así, la Generalitat pidió «un estudio consultivo previo» en el IEC, que, en el mismo sentido que el informe elaborado por Cultura, concluyó que «el edificio como tal no reúne los valores necesarios para disfrutar de esta protección como BCIN».

Otro aspecto a tener en cuenta, según la Generalitat, es el edificio está catalogado actualmente como BCIL, y que, por lo tanto, tiene «protección a escala local». Es decir, corresponde a la propiedad la conservación del patrimonio y al Ayuntamiento de Alcarràs, si así lo considera, «instarla a tomar las medidas necesarias para evitar el deterioro del inmueble».

La patata caliente de Vallmanya

Pese a esta negativa a catalogar la casa, que podría servir de impulso para encontrar una solución para conservar Vallmanya, Dalmau señala que lo que realmente está impidiendo que el Mas pueda tener un futuro como elemento de memoria histórica del país es el conflicto entre las diferentes administraciones implicadas en el asunto. «Lo frena todo», sentencia.

De hecho, la plataforma también explica que hace cuatro años el Ayuntamiento, cuando gobernaba Esquerra, llegó a un acuerdo de compra con el propietario por 120.000 euros, pero su portavoz denuncia que «Juntos y el PSC lo deshicieron». Ferran Dalmau apunta que «la Generalitat y la Diputación han ofrecido 300.000 euros para hacer esta primera intervención siempre que el Ayuntamiento compre la casa», pero el consistorio «no quiere y pretende que lo haga la Generalitat», remarca. Cultura, por su parte, resalta que el acuerdo entre el Departamento y la Diputación de Lleida «sigue en pie«, pero esta inyección de dinero solo se hará efectiva «una vez el Ayuntamiento haya adquirido el inmueble».

Unas veinte personas reclaman salvar la casa Vallmanya, antigua casa familiar del presidente Francesc Macià | ACN
Unas veinte personas reclaman salvar la casa Vallmanya, antigua casa familiar del presidente Francesc Macià | ACN

El nuevo alcalde de Alcarràs, Gerard Companys (ERC) defiende en declaraciones en este diario que el consistorio se «preocupa» y tiene «interés» en la Casa Vallmanya. En este sentido, expone que nunca han dejado de «buscar financiación y alianzas», pero admite: «No acaban de ponernos de acuerdo las diferentes administraciones para llegar a un acuerdo de compra y de financiación». El problema de todo, según reconoce, es el conflicto entre administraciones para cerrar un acuerdo y para intentar cambiar esta situación quiere celebrar una reunión en tres con el Departamento de Cultura y la Diputación de Lleida para «buscar soluciones».

Aun así, el alcalde califica de insuficiente la cantidad de 300.000 euros que aportarían a partes iguales entre la Generalitat y la Diputación y apunta que «el problema, más allá de comprar la casa, es restaurarla y mantenerla». El Ayuntamiento tiene un informe de arqueólogos y arquitectos de la Generalitat que calcula que la restauración costaría 2 millones de euros. «La posición del Ayuntamiento ha estado qué no la queríamos comprar, pero si llega el momento que lo tenemos que comprar, se tiene que hacer con un convenio para que el dinero vengan de administraciones superiores», añade.

Por su parte, el regidor Manel Ezquerra, que fue alcalde de Alcarràs entre el 2019 y el 2020 gracias a un acuerdo con Juntos por Cataluña logrado después de las elecciones municipales del 2019, ha detallado que un particular, que estaba de acuerdo con restaurarla toda y firmar un convenio con el consistorio para hacerla visitable, intentó comprar Vallmanya e incluso llegó a un acuerdo con el propietario, que finalmente se hizo atrás en «campaña electoral» y prefirió venderla al Ayuntamiento.

Además de los 120.000 euros del acuerdo de compra, Ezquerra cifra la restauración de Vallmanya en unos 2 millones de euros y remarca que la ayuda que ofrecía la Generalitat y la Diputación era «irrisoria». Además, revela que intentó reconducir la compra por parte del particular, pero que no se salió, y también insistió con la Generalitat porque se hiciera cargo, pero la iniciativa no fructificó y lamenta que «es pasarse la pelota los unos a los otros por no decir que no podemos hacer nada». Aun así, insiste que la Generalitat se tendría que «hacer cargo de la casa de Vallmanya como una muestra hacia el territorio de Lleida». «Este tema ha sido una politización total», sentencia.

Desde la plataforma apelan a la presidencia de la Generalitat y requieren a muchas figuras políticas que actúen, pero se han encontrado con un inmovilismo absoluto. «No hay nadie ni a Junts ni a Esquerra que hayan puesto una negociación seria sobre esta cuestión. Todo el mundo cierra filas con su sucursal local del pueblo. Y esto lo está matando todo», remacha.

El estado de la Casa Macià

Ferran Dalmau detalla que la casa noble «está a punto de colapsar» porque tiene un agujero a la cubierta de unos 30 metros cuadrados y reclama en la Generalitat y al Ayuntamiento que encuentren una solución para «garantizar una intervención de urgencia para poder apuntalar la casa antes de que acabe colapsando del todo».

El portavoz de la entidad añade que las plantas bajas de la casa, más o menos, aguantan, pero detalla que muchos de los anexos se han desplomado. Además, se duele que a su interior ya no queden objetos de valor después del robo de la caja fuerte y de un cabezal de la cama de «cierta calidad» que desapareció no hace mucho. «Ha sido expoliada muchas veces», admite, y remarca que «es muy recurrente encontrar gente que pasea y, incluso, encontrar gente sin techo que duerme».

Caja fuerte robada del interior de Cal Macià / Salvem Casa Vallmanya

«Es la casa del presidente de la Generalitat. Es la única casa que queda vinculada al presidente Macià que queda de pie en los Países Catalanes. Se procede que sea el presidente de la Generalitat quien se siente con el Ayuntamiento y se busque una fórmula. Tienen que hacer sentar el Ayuntamiento y tienen que llegar a un acuerdo y el que no pueden hacer es dejar pasar el tiempo como si no pasara nada porque la casa tiene una vida limitada y está a punto de caer», avisa.

Un libro para rebatir la Generalitat

También ha anunciado que los historiadores vinculados a Salvem Can Macià están preparando un libro, que saldrá en un par de meses, sobre la Casa Vallmanya y los últimos descubrimientos de su historia. Es una acción más para salvar este cortijo y, avanza que lo aportarán «como elemento probatorio».

«Este libro -afirma Dalmau- dejará al Departamento de Cultura desnudado en su decisión porque hará varias aportaciones nuevas sobre la importancia de la casa, sobre su vinculación con Francesc Macià y aportará elementos probatorios suficientes porque se le dé la catalogación de BCIN».

Francesc Macià en la casa de Vallmanya el 1932 / Salvemos Casa Vallmanya

«Negacionismo» en el pueblo

«Al pueblo, en Alcarràs, hay cierta corriente de negacionismo entorno la casa», afirma Dalmau. Y añade que esta corriente está liderada por el regidor del PSC Manel Ezquerra. «Siempre ha intentado desvirtuar la vinculación de Francesc Macià con el pueblo porque así se pensaban que no los había que actuar», expone. El exalcalde de Alcarràs, por su parte, lo niega porque «salvaguardar el patrimonio tiene que ser el objetivo de todos los políticos estén a la administración que estén», pero deja claro que «se tiene que tener los pies en el suelo y ser realistas con los recursos que tienes».

El portavoz de la plataforma rechaza de pleno que Vallmanya fuera la casa de vacaciones del presidente y avanza que en el libro quedará constancia que solo en su periodo presidencial, del 1931 al 1933, «hay documentadas 14 visitas de Macià en la casa». «Y esto aparece a la agenda oficial», sentencia.

Él insiste que para Macià Vallmanya era la «patria pequeña» y remarca que toda esta actividad se produce en una época que el trayecto de Lleida a Vallmanya se tenía que hacer en carro y se tardaba 14 horas a llegar. «Entre estas visitas hay recibimientos de autoridades políticas, salidas de comitivas oficiales desde Vallmanya, recibimientos de consejeros de la Generalitat. Es decir, no era la caseta de vacaciones. Macià hacía actividad política», concluye.

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