Joc de cartes ha visitado el Penedès este miércoles, una tierra de vinos y también de gallos con carne sabrosa. El objetivo de Marc Ribas era encontrar el mejor restaurante con este ingrediente autóctono en su carta. ¿Y qué nos hemos encontrado en esta emisión? Mala leche, algunos errores y críticas poco constructivas.
La Celleteca de Cal Bayó, una opción que no ha convencido mucho en la Ràpita
El equipo del programa se ha trasladado hasta la Ràpita para probar las elaboraciones de la Celleteca de Cal Bayó que dirige Mercè Ventura. Pronto se han escuchado algunas críticas hacia el local, aunque han sido tomadas con pinzas. Todos se han dado cuenta de que en la cocina había una buena inversión, sobre todo con las máquinas de cocción más modernas. De hecho, mientras comían llegaron a escuchar el pip pip que hacían los robots con los que preparan los platos.
La presentación de los platos era exquisita, pero uno de los rivales lamentó que la seta estaba congelada y que el asado estaba seco. La propietaria se quejó desde la cocina, claro. “El bacalao está demasiado cocido y la ensalada no tiene ningún sentido”, dijo Julià, mientras que Núria lamentó que a su plato le faltaba cocción. Desde muy temprano, pues, los telespectadores identificaron quiénes serían los dos tiquismiquis de la noche.

Los participantes valoraron este primer restaurante muy mal con un 4,8 de promedio. La categoría con mejor nota fue el espacio con un 6,3 y la peor, el 4 de la comida y del precio. No les gustaron las elaboraciones, la técnica ni tampoco la filosofía de la cocina. En el gallo del Penedès también suspenden con un 4,3.
Torrelavit, representado por el Celler d’en Bacus
En esta entrega, también participó el Celler d’en Bacus en Torrelavit, en el cual Enric Bonastre lo dio todo para llevarse un premio muy deseado. De nuevo, Julià y Núria fueron los protagonistas porque no estuvieron de acuerdo en nada… excepto en criticar algunos aspectos de la cocina.
Aquí sí que gustó lo que sirvieron, todos quedaron satisfechos. Puso muy nervioso que Julià estuviera sobreactuado con su masterclass sobre el punto de cocción del aceite. Realmente, desde casa se entendieron perfectamente las quejas de su contrincante.
Los segundos platos entusiasmaron y se escucharon comentarios muy buenos. Incluso Marc Ribas se sorprendió: “Colló, todo muy bien entonces”. La única crítica se la llevó el gallo del Penedès, la categoría especial, porque lo notaron demasiado “escondido” dentro del canelón.

El Celler d’en Bacus se colocó en primera posición con un 6,7 de promedio. En las valoraciones de los rivales hubo un triple empate a 7 en la comida, el servicio y el precio. Lo peor, el gallo con un 6.
La Fonda Neus, todo un clásico en Sant Sadurní d’Anoia que ha decepcionado a los rivales
Sant Sadurní d’Anoia defiende una receta antigua que potencia el gallo del Penedès de la mano de Núria Carbó en la Fonda Neus. La decoración típica de boda no les gustó mucho, muy clásica y tradicional. No se cumplieron las expectativas que traían y reconocen haberse quedado en shock, sobre todo por la falta de limpieza en la cocina. Cuando se sentaron a la mesa, les esperaba una sorpresa en forma de mini juego interactivo que les hizo gracia.
Mercè vino con ganas de vengarse y criticó con rabia que le sirvieron un plato “con todos los ingredientes de lata”. “Le falta respeto hacia el comensal y le falta limpieza. No hay nada que me invite a volver”, espetó Julià por su parte. Se criticaron las partes quemadas, las salsas sin movimiento, el poco sabor, la cocción, el punto de sal…
Núria es muy exigente y, una vez en su restaurante, los demás no entendieron esta actitud porque se encontraron con muchas deficiencias: “Estoy muy decepcionado y no entiendo cómo a día de hoy puede haber profesionales del sector que cocinen así”.

Estas valoraciones a la comida insípida tuvieron consecuencias en las valoraciones de los rivales. La Fonda Neus suspendió con un 4,2 total y llegaron a obtener notas tan bajas como un 3,3 en la categoría del gallo del Penedès y un 3,7 en la cocina y la comida.
Así ha sido la experiencia en Vilagut de Vilafranca del Penedès
En Vilafranca del Penedès han comido las propuestas de Julià Vernet de Vilagut. El espacio y la cocina abierta les gustaron, pero encontraron una freidora que echaba por tierra parte del argumentario que mantenía hasta entonces. Se esperaban mucho, teniendo en cuenta que él ha sido el más crítico y prepotente de todos. La pinta de los platos era buenísima y todos disfrutaron mucho: “El sabor es buenísimo, el relleno está meloso, el punto está perfecto y todo está muy bueno”, coincidieron.
“De momento, la masterclass está funcionando”, dijeron. Todo un éxito que demuestra que el chico se queja mucho y va de sabelotodo, pero porque realmente sabe. Siempre da pena, sin embargo, que una persona no esté a la altura de su cocina. En la red, todos los mensajes que se iban leyendo en directo mientras se emitía el programa decían que no irían nunca al restaurante de una persona así. Y aquellos que ya habían ido, confirmaban que habían comido muy bien… pero que, ahora, no volverían.

La diferencia con los otros ha sido abismal y eso se notó a la hora de valorar. Se situó en primera posición con mucho margen. ¿El total? Un 7,4 de promedio con el 8,3 en la comida y el 6,7 en el espacio porque creen que le falta personalidad.
Puñales y mala leche en la confrontación final
Cuando llegó la confrontación final, los restauradores fueron desvelando las puntuaciones de los rivales y todos se dieron cuenta enseguida de que las notas más bajas las había puesto Julià. Él se justificó sin parar, claro, pero quedó en evidencia.
Mercè no esperaba suspender: “Creo que han sido muy injustos conmigo. Este 3 es difícil de entender”. Los otros dejaron verde a Julià: “Tienes que hacer un plato incomible para recibir un suspenso”. “Ha ido a poner notas que hacen daño y ha demostrado cómo es”, denunció la propietaria.
En el caso de Núria, le recriminaron la suciedad de la cocina. Le dolió escuchar ciertas cosas y saber que la habían llegado a valorar con puntuaciones así. Julià esperaba menos nota, así que se puso contento. A lo largo de toda la confrontación, no hizo más que defenderse y dejar claro que cree tener más conocimiento que el resto. No se arrepintió ni un poco, claro: “Ha ido a cortar cabezas”, dijeron las otras.

Finalmente, y como era de esperar, el ganador final fue el Vilagut de Vilafranca del Penedès que defendió Julià Vernet. El plato estrella fue para ellos, también, ya que mantenía la esencia del gallo como debía. ¿Hubo cambios de nota? Julià acabó aprobando el espacio de Mercè, pero esto no modificó la clasificación.