Julia Navarro (Madrid, 1953) vuelve a las librerías con
En esta novela encontramos una reflexión sobre los totalitarismos que llega en un contexto político muy adecuado, teniendo en cuenta el auge actual de este tipo de regímenes. ¿Empezó a escribirla motivada por todo lo que está pasando?
La historia se repite siempre. Los regímenes dictatoriales han estado siempre y creo que es cierto que tenemos que conocer la historia para no repetirla. Desgraciadamente, se repiten escenarios diferentes con características diferentes… pero las tentaciones totalitarias están allí. Si ahora cogemos un mapa del mundo, nos costará encontrar más países democráticos que autocracias o dictaduras. ¡En el siglo que vivimos! Yo no me baso en el contexto social, sino que intento hacer una reflexión. Mis obsesiones están siempre en mis libros y este auge del totalitarismo es una de ellas porque me preocupa mucho. Cuando abres la ventana y ves lo que está pasando en el mundo, no puedes quedarte indiferente o hacer como que aquí no pasa nada. Quizás porque en España sufrimos una dictadura, creo que tendríamos que tener una especial sensibilidad hacia aquellos países en los que la gente está sufriendo situaciones de carencia de libertad.
No es la primera vez que escenifica sus libros en Rusia. ¿Qué tiene este país que la fascina?
Soy una apasionada de la literatura rusa, sobre todo de los siglos XIX y XX. Siempre me ha interesado lo que pasaba en aquel país en relación con sus escritores, los músicos y artistas en general. Me parece que, realmente, es fantástico todo el arte que ha surgido en aquel país. Y mi interés por sus escritores es lo que me ha llevado a intentar comprender todo el contexto donde estos escritores se han movido. Yo no soy capaz de aislar la obra del autor. Cuando leo los poemas de Anna Ajmátova, más allá de sentir la sacudida en el alma que me provocan, también me doy cuenta de que son los poemas de alguien a quien han robado la libertad porque está exiliada dentro de su país.

Detrás de este libro hay un trabajazo de documentación.
Para escribir esta novela he tardado toda una vida. Aquí están concentradas muchas de mis lecturas y, además, he tenido que hacer un trabajo de documentación intensa. Hay varios testimonios de escritores y artistas que sufrieron el exilio, por ejemplo. Aquí he escrito sobre Rusia, además, que es un país en el que no pudo accederse a los archivos hasta el gran cambio que experimentó el país. Ahora mismo viven en una autocracia de libro, de hecho.
Esta novela parece un homenaje a los escritores que han luchado por la libertad y que han levantado la voz.
No es que lo parezca, es que lo es. Esta es una novela para todos aquellos que dijeron que no, los que dicen que no y los que dirán que no en el futuro. No se trata de esperar actitudes heroicas, pero sí de hacer un reconocimiento a todos aquellos que han hecho una resistencia ante los recortes de libertad. Toda esta gente se atrevió a decir que no, pero pagó un precio a cambio. Creo que es importante hacerles un reconocimiento porque gracias a ellos se han abierto las rendijas para que los otros podamos respirar.
A las mujeres no se las ha reconocido nunca a lo largo de la historia, pero libros como este demuestran que siempre hemos tenido mucho que decir. Sus protagonistas son dos mujeres poderosas que se rebelan contra las cadenas de los maridos y también de la política. ¿Por qué?
A lo largo de la historia se ha dado poca importancia al papel que han jugado las mujeres y nosotros también hemos sido allí. Yo pienso en las mujeres españolas que también fueron encarceladas durante el franquismo, que no se habla de ellas pero no fueron pocas. Hubo prisiones para mujeres y ahí estuvieron maltratadas, torturadas, dejadas… Siempre se pone más el foco en ellos y todavía falta ponerlo en ellas, en qué les pasaba a ellas. Creo que lo que tendrían que hacer los ministros de educación no es montar planes -a cuál peor-, sino dar voz a las mujeres de manera masiva en los libros de texto. Hay que dar voz a las mujeres escritoras, filósofas, científicas o artistas que también han contribuido y han sido importantes. Hay una sensación de indiferencia muy fuerte hacia ellas y esto hace que las niñas no tengan referentes. Dicen que las niñas no escogen las carreras de ciencias, pero es que tampoco tienen referentes. Y, sin embargo, las aportaciones de las mujeres a este ámbito han sido notables. ¿Quieren hacer algo? Pues incorporen los nombres de las mujeres que tienen una obra detrás.

El niño protagonista de este libro es separado de su familia y forzado a vivir en otro país. ¿Ha conocido alguna persona que haya experimentado esta sensación? ¿O cómo se documenta en casos así?
Durante la Guerra Civil Española hubo muchas familias que decidieron enviar los hijos a otros países como una manera de intentar que no sufrieran los estragos de la guerra. Querían que tuvieran una vida tranquila sin tener que vivir en base al ritmo de las bombas, cosa que entiendo. Muchos niños fueron enviados a la Unión Soviética, pero estos no tuvieron retorno porque no había relación entre este y el régimen franquista de Franco. Estos niños no tuvieron la posibilidad de volver y se quedaron allí… Siempre he pensado cómo de terrible tuvo que ser para estos niños tener que separarse de los padres y, además, no tener la esperanza de poder volver. En mi caso, también he conocido un niño de la guerra. Ayer mismo estuve comiendo con él aquí en Barcelona y sí, la suya también es una historia de sentirse uno sin patria.
¿Por qué ha escogido estos dos países en esta época en concreto?
El franquismo y el comunismo se enmarcan en los dos grandes corrientes ideológicas del siglo XX, los que marcaron el mundo. Hoy los dividimos en neopopulismos de derechas o de izquierdas, pero son lo mismo. Los regímenes totalitarios me son igual si se pintan de rojo, de morado o de amarillo porque todos actúan del mismo modo que es privando de la libertad a sus ciudadanos.
¿Qué tiene esta novela que no tienen las otras que ha escrito? Le ha costado escoger el tema?
Yo intento explicar una historia diferente a cada novela, pero que todas ellas interpelen directamente a los lectores. No quiero que les deje indiferente porque no se trata de que simplemente cojan un libro y, durante un rato, se adentren en aquella historia. Creo importante incorporar elementos que te inviten a la reflexión. Cuando abro las páginas de un libro, me gusta emprender un viaje que me permitirá visitar otros lugares o verlos con otros ojos. Intento que se sumerjan en una experiencia que los hagan reflexionar. Yo siempre escojo los temas de una manera muy espontánea, no tengo un cálculo detrás… Siempre acabo escribiendo de lo que a mí me interesa y dejando una huella de mis preocupaciones del momento.

Después de ocho novelas y más de un millón de libros vendidos, este también se ha traducido al catalán. Ahora que se encuentra de promoción en Barcelona, ¿cómo ve a sus fans de aquí? ¿Tiene buena acogida en Cataluña y con sus libros en nuestra lengua?
Yo siempre me he sentido muy acogida y querida por los lectores catalanes, además que mis libros siempre se han editado en catalán y castellano. En Barcelona me siento como casa, la verdad. No tengo la sensación de que los lectores me vean como un cuerpo extraño.
¿Cómo son los lectores catalanes en comparación a los españoles?
Yo no creo que los seres humanos, en general, seamos tan diferentes los unos de los otros. Puede ser que haya diferencias dependiendo del lugar de origen de cada uno, pero todo el mundo acaba cogiendo un libro porque tienen interés en aquella historia vivan donde vivan o sean de donde sean. He ido a muchos círculos de lecturas y nunca he visto diferencias entre un lector de Barcelona y uno de Almendralejo, sinceramente. Como tampoco la veo entre un lector francés y uno de mexicano. Escribir es poder comunicarte con los otros, así que es una buena noticia que los libros se traduzcan y que cada lector pueda leerlo en su lengua materna. Esto es fantástico.
Uno de sus libros se ha adaptado a una serie de televisión,
Es muy difícil porque el lenguaje literario no es el mismo que el audiovisual, para mí todo el proceso de adaptación fue muy complicado. Pasaron diferentes directores y equipos de guionistas hasta que llegó el equipo definitivo que se dio cuenta que teníamos que trabajar juntos. Se ha hecho un trabajo digno y parece que a los telespectadores les ha gustado, pero sufrí muy mientras se hacía porque lo único que quería era que respetaran la novela y lo que yo había querido escribir allí. Me decían que querían cambiar ciertas cosas que hacían los protagonistas porque no era televisivo lo que yo había escrito. Pues entonces harás una serie que no tendrá que ver con mi novela, así que no la hagas.
Siempre se dice que hacer una serie permite llegar a gente que quizás no habría comprado su libro.
Esta es una arma de doble filo porque si la serie se hace mal, yo puedo acabar perdiendo lectores. Si no la encuentran interesante, nunca comprarán mi libro. Puedo multiplicar el número de lectores gracias a la serie o perderlos por culpa de la serie, no está tan claro. Además, que yo no soy una escritora que piense las historias ya enfocadas a ver si se podrá hacer una serie o no. No es lo que yo persigo.
¿Qué tiene entre manos ahora mismo?
Nunca me gusta explicar en qué estoy trabajando hasta que lo acabo. De hecho, ni siquiera mi editor no sabe ni siquiera el tema de la siguiente novela hasta que le hago entrega del USB. Tampoco sé cuando estará lista porque nunca sé cuánto tardaré… Sé cuándo empiezo, pero no cuándo acabo.

¿Existen los autores
No existen los autores
Ahora mismo hay una corriente de escritores que publican un libro por año. ¿Son las editoriales que los presionan? ¿Es posible hacer un buen libro en tan poco tiempo?
Hay gente que tiene esta capacidad… yo no la tengo, pero no quito mérito que pueden cerrarse y hacer un libro en solo un año. ¿Se puede hacer un buen libro en un año? Si tienes esta capacidad, quizás sí. El mundo de los libros ha cambiado muchísimo, ya que antes escribías un libro y podía estarse años en la librería hasta que la gente lo conocía. Ahora, en cambio, vivimos en la sociedad de