La ciudadanía está, creo que muy justificadamente, enfadada por la huelga de transportistas, que ha desabastecido parcialmente muchas estanterías de las grandes superficies y que está provocando pérdidas económicas y molestias en la población de considerable valor. Ante el espectáculo, me hago varias preguntas que me he planteado, a mí y a otros de mi entorno, y que mucha gente no me sabe responder:

-*¿Cuál es el nombre del/de la responsable del Gobierno en materia de transporte? ¿Cómo es posible que se haya permitido que la huelga de los camioneros se prolongue durante semana y media sin haber llegado a una solución desde el primer o segundo día? ¿Qué explicación se encuentra al hecho de que una parte importante del conflicto se halle en que el Gobierno se niegue a negociar con quienes son directamente responsables de la huelga, los camioneros no adscritos  a las grandes patronales del transporte?

*¿Me puede alguien explicar que el rostro del líder de los huelguistas, un camionero de Albacete que está encantado de conocerse y que hasta ahora era totalmente desconocido, llamado Manuel Hernández, esté mucho más presente en las televisiones y medios de comunicación en general que el del /de la responsable gubernamental de regular los transportes? Algo falla en la comunicación gubernamental, cuando menos. Y, desde luego, algo falla en el Ministerio correspondiente. El protagonismo no es sinónimo de eficacia, pero la desaparición mediática sí es señal de fracaso.

*¿Para cuándo una remodelación ministerial adecuada a la nueva coyuntura que estamos viviendo? En los últimos días han fallado el Ministerio de Transportes, la vicepresidencia de Transición Energética, el Ministerio de Asuntos Exteriores (nos mintieron bochornosamente con el ‘affaire’ del Sáhara, asegurando que se había consultado previamente con Argelia) y fallan, siempre, las ministras Ione Belarra e Irene Díaz, que a saber en qué se ocupan en sus respectivos departamentos.

*¿No está fallando también,  de manera estrepitosa, la oposición, que se limita a criticar algo que, en mi opinión, es una de las no muchas cosas que el presidente del Gobierno hace bien, que es viajar a las capitales europeas en busca de apoyo ante el presumiblemente decisivo Consejo Europeo que se celebra desde este jueves hasta, quizá, el domingo?

*-¿Tenía razón Gabriel Rufián cuando acusó al Gobierno de estar alejado de los temas que interesan a la ciudadanía, y que ya está bien de moverse apenas en las cuestiones ‘morales’ sin atender a lo que de verdad importa, que es el precio de la luz, la gasolina, la carestía…?

*-¿Tenía razón Pedro Sánchez cuando le respondió al portavoz de ERC en el Congreso que está ‘engordando a la ultraderecha’ al no reconocer lo mucho que hace el Gobierno?

Todos estas preguntas queman como carbones encendidos en la lengua de quienes las formulamos. Pienso que el Gobierno de Pedro Sánchez, asediado desde demasiados ángulos, está sabiendo, al menos, sobrevivir. Pero sobrevivir no es bastante. Tiene que saber dar respuestas contundentes, satisfactorias, creíbles, a las preguntas más arriba formuladas. Y a otras muchas que la extensión debida a este comentario no me permitiría formular y que cimentan la ansiedad de la gente de la calle.

*Mi última pregunta para la sesión de control mediático al Gobierno es, por tanto: ¿para cuándo una remodelación del Gobierno central que atienda a las muchas necesidades que ahora plantea la sociedad española y que, al tiempo, prescinda de carteras que ahora mismo se revelan como superfluas en un mundo atenazado por la ‘economía y la moral de guerra’ que nos está anegando?

Por cierto: al menos, una respuesta. La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda urbana se llama Raquel Sánchez. Y sí, es posible que usted –usted, no mi vecino en Tres Cantos, Madrid- la conozca, porque fue alcaldesa de Gavá hasta hace no mucho tiempo. Y no todo el que sirve para alcalde es válido como ministro de algo. De Transportes, por lo menos, no.

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