Los Mossos d’Esquadra investigan una agresión sexual en el lavabo de una discoteca de Badalona, según ha avanzado Metrópoli Abierta y han confirmado fuentes de la policía catalana a la ACN. Los hechos habrían tenido lugar el pasado de 3 marzo en los lavabos de la conocida discoteca Titus, que activó el protocolo antigressions después de que la víctima, un joven tarraconense de 19 años, denunciara la situación al personal de seguridad de local.
Según las primeras informaciones recogidas por la policía, el chico habría ido a la discoteca con unas amigas y en un momento de la noche decidió ir al lavabo de hombres a solas. El joven habría vuelto con las chicas una hora después y los explicó que un hombre lo había agredido sexualmente. Los responsables de la discoteca decidieron cerrar el baño donde habría tenido lugar la agresión y alertaron al SEM para que atendiera el joven.
Seis casos de agresión sexual en Badalona en pocas semanas
Es el sexto caso de agresión sexual que sale a la luz en pocas semanas en Badalona. El miércoles quedó en libertad el guía de un museo de la ciudad acusado de tocamientos por encima de la ropa a tres alumnas de una escuela de Arenys de Munt (Maresme) que estaban de visita. Así mismo, los Mossos tienen abiertas al menos cuatro investigaciones por agresiones sexuales en el Centro Comercial Mágico, establecimiento dónde seis menores violaron a una niña de 11 años después de amenazarla con un cuchillo para llevarla a los lavabos.
La policía catalana investiga tres denuncias más, que también habrían tenido lugar en los lavabos del centro comercial. Familias de las víctimas aseguran que se han sentido “maltratadas” y “olvidadas” y no descartan que haya más casos que no han salido a la luz por miedo y “vergüenza”. La situación es tan grave que las familias afectadas han creado un comité para ayudar a todas las chicas que hayan sufrido una agresión y apoyarlas a dar el paso de denunciar. Además, denuncian que la respuesta de los servicios sociales y de la policía ha estado muy lejos de lo que se espera. “El servicio público de acompañamiento psicológico pasó de ella y solo le ofrecían pastillas”, lamentaba una de las madres.
