La llegada de septiembre trae a menudo lluvias, tiempo variable y… separaciones de parejas. El final de las vacaciones es una época dura que lleva a muchas parejas a romper y pedir el divorcio. De hecho, las estadísticas lo dejan claro: después del verano hay más divorcios que en cualquier otra época del año. Esto sin contar las parejas que no están casadas y que también lo dejan después de un verano tenso que los pone ante los ojos las carencias de su relación. Los expertos lo atribuyen a la pausa del día a día que se hace en verano y que mucha gente aprovecha para reflexionar sobre su vida. Entonces se dan cuenta de que no es lo que quieren o que la relación ya no los satisface y cogen fuerzas para dar el paso de separarse.

El psicólogo social de la UB y colaborador del King’s College of London Jordi Escartin asegura que se trata de un fenómeno mundial que se produce por varios factores. Uno de ellos, las “expectativas poco realistas” respecto al que son las vacaciones y respecto a la pareja. “Vemos famosos con yates, con mucho de lujo, y las expectativas crecen tanto que cuando llegan las vacaciones no son el que esperábamos. Esto nos genera frustración y malestar”, explica. Además, a esto se suma el hecho que hay más tiempo para tener momentos introspectivos y esto “mujer perspectiva de cómo está la pareja”. “Esta oportunidad de reflexionar, sumada al descanso y la fuerza emocional que se gana para encarar un divorcio, hace que mucha gente piense que es un buen momento”, razona. 

Una pareja pasea ante el Hotel Vela de Barcelona / Europa Press

El experto añade que “si el matrimonio no es un lugar de crecimiento y apoyo sino el lugar donde echamos la basura, se acaba en rupturas y divorcios”. Esto se evidencia cuando la mayor parte de tiempo que la pareja pasa junta en verano está discutiendo. “Como durante el verano las parejas están más tiempos juntas, los conflictos sutiles de los últimos meses se acumulan hasta explosionarlo”, añade. 

“En una pareja no hay dos, hay cinco”

El profesor de psicología social a la UB y psicoterapeuta de orientación junguiana José Vicente Pestana asegura que a pesar de que en una pareja creemos que hay dos personas, hay hasta cinco elementos: los dos implicados en la relación, el que el uno necesita del otro y al revés y también el que hay entre los dos y va evolucionando con el tiempo. Todo esto se tiene que tener en cuenta en la hora de buscar las causas del aumento de separaciones después del verano. 

“En el tiempo de no vacaciones tenemos una rutina, el tiempo está muy organizado y los espacios de libertad están restringidos. Durante las vacaciones la rutina deja de estar tan presente y observamos las personas de una manera mucho más integral”, explica el experto, que apunta que es entonces cuando nos damos cuenta del que nos pasa con el otro y pueden surgir las tensiones.  

El trabajo camufla los problemas de pareja

Otro factor que puede influir en los divorcios es el hecho que hay sectores que antes de las vacaciones tienen un volumen muy grande de trabajo y los trabajadores pueden pensar que las tensiones con la pareja se deben al estrés laboral. “Esto distorsiona un conflicto que ya tiene la pareja y las energías menguadas llevan a una confusión”, explica el experto. Cuando gracias a las vacaciones se recargan energías sale a la luz que la tensión no se debía al trabajo, sino a algo más profundo. “Cuando te paras te das cuenta de que no era el trabajo, sino que venía de muy atrás”, añade el experto. 

A esto se suma, según Escartin, que al volver de vacaciones las parejas se tienen que enfrentar a un cambio “del mejor al peor” y a ciertas dificultades económicas por los gastos del verano. “Esto es complicado y puede generar mucha tensión. Si no la sabemos cambiar internamente, la podemos proyectar a nuestra pareja. Hay que hacer trabajo interior y cuidarse”, recomienda. 

Pestana también recomienda “no ponerse paranoico con las vacaciones”, pero anima a “pensar en qué espacios de reflexión tenemos en nuestro día a día”. Por lo tanto, recomienda a las parejas hablar en el día a día sobre el que los pasa para evitar “la explosión de la bomba atómica durante las vacaciones”. 

Una pareja que ha discutido / Pixabay
Una pareja que ha discutido / Pixabay

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