Cataluña es un país muy preciado por la variedad de pueblos y espacios naturales que conforman el territorio. La combinación de montaña y mar hace que sea uno de los destinos preferidos por el turismo internacional, pero también para todos los excursionistas que optan para aprovechar un fin de semana para hacer una escapada. Más allá de hacer una excursión a la Pica de Estados, en los Pirineos, o subir el Pedraforca por la banda de la tartera, que son dos travesías que requieren un mínimo nivel de pericia y preparación, Cataluña también tiene una enorme variedad de recorridos más sencillos ideales para las personas que los gusta a la natura y andar, pero que no vuelen subir alguno de los principales picos del territorio. Dentro del parque natural dels Ports se levantan las Rocas de Benet, la montaña que tiene forma de perro.
Se la conoce de este modo por la forma que tiene vista desde fuera. Por ejemplo, desde el mirador de Arnes, un pueblo de la Terra Alta, se ve el conjunto de la cordillera de las Rocas de Benet, donde una de las montañas que se desmarca del conjunto montañoso, pero que forma parte de la orografía dels Ports, recuerda en la cabeza de un perro. Se trata de una montaña ideal para que las personas con menos conocimiento de excursionismo puedan hacer una pequeña aventura, puesto que tiene poco desnivel y es de dificultad moderada. La mejor ruta para llegar a las Rocas de Benet es desde Horta de Sant Joan, el pueblo de la Terra Alta que enamoró Picasso.
Horta de Sant Joan
Este pueblo pequeño, de poco más de 1.000 habitantes, dejó cautivado completamente el pintor y se convirtió, a principios del siglo XX, en el espacio idóneo para que Picasso explorara toda su creatividad. Espacios como el convento de San Salvador, una de las grandes inspiraciones del pintor, todavía se pueden visitar hoy en día. También se puede visitar la iglesia de Sant Joan Baptista, que entre los callejones del pueblo esconden una pequeña joya de estilo gótico de una sola nave presidida por dos campanas.






