El Delta del Ebro es uno de los rincones del país que destacan más por su belleza paisajística. Aunque no se trata de una región en la que sobresalga la belleza de sus pueblos, algunos de ellos esconden historias muy curiosas. Este es el caso de Poblenou del Delta, un pequeño pueblo agregado al municipio de Amposta que se creó como un poblado de colonización durante el franquismo. De hecho, en sus orígenes, esta villa se llamaba Villafranco del Delta. Se trata de uno de los pueblos de Cataluña creados por el Instituto Nacional de Colonización, un organismo franquista creado en octubre de 1939 con el objetivo de reformar social y económicamente la tierra. De esta institución es precisamente de donde nace Poblenou del Delta en 1957, después de tres años de trabajo del arquitecto José Borobio.

Una calle de Poblenou del Delta / S.B.
Una calle de Poblenou del Delta / S.B.

Teniendo en cuenta que se trata de un pueblo construido desde cero, en el momento en que se oficializó su existencia como Villafranco del Delta se entregaron a los colonos que se debían instalar en este pueblo 96 viviendas, cada una con su trozo de terreno correspondiente para cultivar. Después de la muerte del dictador español, la villa aún conservó el mismo nombre durante unos años, hasta que en 1989 la Generalitat de Cataluña avaló rebautizarlo como Poblenou del Delta. Ahora bien, aunque se había oficializado el cambio de nombre, localmente costó implementarlo, ya que había muchas discrepancias internas dentro del consistorio de Amposta, del cual depende esta entidad singular de población.

Imagen de la iglesia de Poblenou del Delta / S.B.

Un pueblo nacido del franquismo

La creación de Poblenou del Delta nació en pleno franquismo y, por tanto, sus primeras estructuras, también. De hecho, el primer alcalde de la villa fue José Cervera, una figura muy relacionada con el organismo de colonización que creó el pueblo. Esta población creada hace menos de un siglo se construyó a un kilómetro del mar, motivo por el cual, al construir, detectaron que el suelo no era del todo firme y se vieron obligados a edificar sobre placas de hormigón. El proyecto inicial se redactó en base de 127 casas para los colonos, pero se suprimieron los dos bloques de casas proyectados en la parte norte. De esta manera, pues, quedaron solo 96 viviendas para los colonos, creadas con malos materiales, ya que posteriormente la Generalitat tuvo que subvencionar su restauración.

Un rincón de Poblenou del Delta / S.B.
Un rincón de Poblenou del Delta / S.B.

Además, alrededor de la plaza y la calle mayor de la villa, también se construyeron la iglesia del pueblo, el elemento más reconocible de Poblenou del Delta, y la casa rectoral; el edificio de la administración y una sala para los vecinos, donde hay un cine. Una de las características de la conformación del pueblo es que, a cada uno de los colonos, el régimen franquista les entregó 15 jornales de tierra, una parcela cerca de casa para cultivar frutas y verduras para el autoconsumo, una casa unifamiliar y un patio. A cambio de esta cesión, los colonos debían transformar las tierras en campos de arroz. También se les concedía un canon de cincuenta años, motivo por el cual, una vez expirado este plazo, los colonos tuvieron que convertirse en arrendatarios para mantener las tierras y la casa en propiedad.

Actualmente, sin embargo, la actividad económica de la villa se centra en el turismo, no en la agricultura. Hay algunos de los mejores restaurantes de la zona, para comer arroces exquisitos, y muchas de las casitas blancas son ahora alojamientos con encanto.

Imagen de una de las calles de Poblenou del Delta / S.B.

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