Gisclareny, situado en la comarca del Berguedà, ha sido históricamente el pueblo más pequeño de Cataluña. Con tan solo 30 habitantes registrados en el censo, de los cuales solo 20 viven allí durante todo el año, este pequeño municipio ha encabezado el ranking de localidades con menos habitantes del territorio. Este 2024, sin embargo, el censo municipal publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha revelado algunos cambios en la cola del listado de habitantes por población. Sant Jaume de Frontanyà, también en el Berguedà, se ha convertido en el pueblo más pequeño de Cataluña después de perder tres habitantes a lo largo de 2023, lo que ha reducido su población total a 26 habitantes. Esta reducción, pues, lo ha situado a la cabeza del listado -analizado por la cola. Una posición que no ocupaba desde el año 2016, momento en que Gisclareny se alzó con este reconocimiento.
Sant Jaume de Frontanyà
Sant Jaume de Frontanyà es una pequeña villa de tan solo 26 habitantes, según el último censo municipal. Se trata de un municipio que se ha ido construyendo con los años alrededor de la iglesia de Sant Jaume de Frontanyà, en un término montañoso y muy poco poblado. Teniendo en cuenta las dimensiones del pueblo, los bosques de pinos y los campos ideales para la ganadería se han convertido en el paisaje estrella de la zona. De hecho, durante buena parte de su historia, la agricultura ha sido el principal motor económico de la villa, aunque en los últimos años el turismo de montaña ha comenzado a ganar fuerza y convertirse en otro de los pilares económicos para los vecinos. Sant Jaume de Frontanyà fue el segundo pueblo de toda Cataluña en llevar a cabo una consulta popular sobre la independencia en el año 2009, la cual obtuvo 18 votos a favor y uno en contra.

Gisclareny
Gisclareny, también del Berguedà -dentro de la subcomarca del Alt Berguedà-, ha ostentado en los últimos años el reconocimiento como el municipio más pequeño de todo el territorio. Teniendo en cuenta la altitud a la que está situada la villa, y que se trata de un terreno abrupto, la población está dispersa en varios vecindarios y numerosas masías aisladas. La mayor parte de los vecindarios están orientados al sur del municipio: el del Roser, donde se encuentran el ayuntamiento y la iglesia parroquial del Roser, el de Berta, y el del Clot del Pou -todos ellos muy cercanos y situados a unos 1300 metros. Este pueblo es un espacio ideal para los amantes de la naturaleza y el alpinismo, ya que su ubicación, especialmente por la altitud, lo convierte en un buen campamento base para realizar varias excursiones.

La Febró
La tercera posición del ranking la ocupa un municipio que no está situado en la comarca del Berguedà. Se trata de La Febró, en el Baix Camp, y según el último censo municipal solo cuenta con 36 habitantes -casi la mitad que hace dos décadas. A pesar de ser un municipio pequeño, tiene una extensión de dieciséis kilómetros. Entre las calles empedradas del municipio se alza la iglesia de Sant Esteve. Ahora bien, la belleza paisajística del municipio no se encuentra entre las casas, sino en los alrededores, donde los arqueólogos han podido localizar varios yacimientos prehistóricos con algunas pinturas rupestres. Se trata, pues, de un destino ideal para los amantes de la historia y la arqueología.
