La guerra entre los maquinistas y los responsables de Renfe sigue complicándose después de la desconvocatoria de las jornadas de huelga por parte de los sindicatos mayoritarios, que no fueron secundados por los minoritarios. Las declaraciones del director de Rodalies, Antonio Carmona, del pasado 2 de abril atribuían el caos ferroviario vivido el 26 de marzo y el 1 de abril en Cataluña a un sabotaje por parte de dos trabajadores de la compañía, lo que ha abierto un nuevo frente en la batalla entre los conductores de trenes y la operadora ferroviaria. Durante aquellas dos jornadas en que se produjeron los hechos que denuncia la dirección de Rodalies, todavía se mantenía la huelga convocada por los sindicatos minoritarios que forman parte del comité de empresa de la compañía -SFF-CGT, el Sindicat Ferroviari (SF) y Alternativa Ferroviària (Alferro). A raíz de estas acusaciones de sabotaje, Renfe ha apartado a dos trabajadores de la compañía como supuestos responsables del sabotaje en el servicio. La operadora ferroviaria atribuye la incidencia al hecho de que los empleados ferroviarios dieron «instrucciones incorrectas» a título individual, tal como aseguraba el mismo Carmona, que obligaron a suprimir trenes a toda prisa durante las jornadas de huelga convocadas por los sindicatos minoritarios de Renfe y Adif.

Así se desprende también del expediente disciplinario, de 14 páginas y sellado por la gerencia de recursos humanos de la dirección de Rodalies de Cataluña el 2 de abril, al cual ha tenido acceso El Món, contra un maquinista que trabajaba en el Centro de Gestión de trenes de la estación del Clot, en Barcelona, el 26 de marzo y que está afiliado a uno de los sindicatos convocantes de la huelga. La investigación atribuye al trabajador una «presunta comisión de faltas laborales» durante la jornada, ya que «ejerció las funciones propias de su cargo sin tener asignados los servicios mínimos». Es decir que, según el documento de Renfe, el empleado de la operadora ferroviaria decidió rehacer el funcionamiento previsto de los trenes que debían circular durante ese día sin tener potestad para hacerlo, ya que no era su responsabilidad hacer cumplir los servicios mínimos.

Para justificar la apertura de este expediente disciplinario y apartar al trabajador investigado de sus funciones -aunque no se les ha suspendido de sueldo y trabajo-, Renfe esgrime unas conversaciones telefónicas que muestran la batalla sindical interna entre los sindicatos mayoritarios -que desconvocaron la huelga prevista horas antes de su inicio por un acuerdo in extremis con el gobierno español y la Generalitat- y las organizaciones minoritarias, que mantuvieron las protestas, ya que no estaban conformes con el pacto entre CCOO, UGT, el Semaf y las administraciones, tanto la catalana como la española. De hecho, en una de las conversaciones grabadas al mediodía entre el investigado y un conductor, se entreve que algunos trabajadores vinculados al sindicato mayoritario Semaf tenían directrices de hacer circular trenes aunque no formaran parte de los servicios mínimos por la huelga. Es decir, boicotear la huelga que mantenían los sindicatos minoritarios.

Varias personas compran billetes de Renfe en una máquina de venta / Eduardo Parra (Europa Press)

Las conversaciones telefónicas, el argumento para justificar el expediente

Tal como se puede ver en las transcripciones de las conversaciones telefónicas, recogidas en el expediente disciplinario, el maquinista investigado comunicó a los conductores que si su tren no formaba parte de los convoyes decretados en el «documento ministerial de servicios mínimos» no podía circular. En las conversaciones también queda patente la batalla entre organizaciones sindicales. En una de las llamadas que el maquinista actualmente apartado de sus funciones mantuvo a primera hora de la tarde con otro conductor que debía ir hasta la estación de Francia, el investigado asegura que la repartición de tareas la han llevado a cabo trabajadores afiliados al Semaf -es decir, uno de los sindicatos mayoritarios que no suscribían el paro–, de manera que habrían programado trenes que no debían salir –para respetar el derecho a huelga– porque no formaban parte de los servicios mínimos. De hecho, en otras llamadas grabadas y transcritas también se puede ver cómo el maquinista investigado critica el trabajo de otros sindicatos mayoritarios, especialmente el papel del Semaf dentro de la empresa.

Durante el miércoles 26 de marzo se produjeron varias incidencias a lo largo de toda la jornada, especialmente en las líneas que conectan Barcelona con el Camp de Tarragona. Los trenes de las líneas R14, R15, R16 y R17, con origen en la estación de Francia, registraron durante la tarde retrasos que superaban la hora de duración, y también se produjeron demoras de más de media hora en líneas como la R2 sur o la R4. Desde Renfe consideran que estos retrasos son a causa del presunto sabotaje cometido por parte del maquinista investigado. De hecho, los motivos por los cuales la operadora ferroviaria justifica estas «presuntas faltas laborales» son las conversaciones que mantuvo el trabajador investigado con «personal de conducción e interventores [es decir, los profesionales que se encargan de revisar los billetes, entre otros]». Con estas conversaciones en la mano y los reproches hacia una de las organizaciones mayoritarias, pues, desde Renfe utilizan esta batalla sindical interna para presentar una decisión enmarcada en el derecho a huelga como un sabotaje que habría ocasionado el caos ferroviario. La guerra entre trabajadores con la operadora ferroviaria todavía está lejos de acabar, y además se añade la batalla entre sindicatos.

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