«Hay un gran despliegue de autobuses y trenes, pero yo todavía no he entendido cómo funciona». Con estas palabras describe Marcel Marco la situación que se vive este martes en la estación de Sant Vicenç de Calders (el Vendrell), uno de los puntos más afectados por el corte histórico de Rodalies entre Barcelona y Tarragona por las obras del túnel de Roda de Barà en el marco de corredor mediterráneo. A primera hora de la mañana, cerca de un centenar de personas -más de las habituales, según comentan- se han reunido en las afueras de la estación para emprender su trayecto hacia el trabajo u otros destinos. Dentro de la estación, una veintena de operarios de información de Renfe equipados con un chaleco amarillo, repartidos entre los diferentes andenes y las afueras de la estación, intentan calmar los ánimos de los pasajeros y darlos toda la información necesaria para garantizar un buen servicio: «Muchos pasajeros, sobre todo la gente más grande, está muy desconcertada con todo el que está pasando», comentan algunos de ellos en conversación con El Món.
Al bar de la estación, entre el ruido de los pasajeros de los andenes y las carrerillas de las personas que llegan con el servicio de autobuses alternativo que ha habilitado Renfe para conectar el Camp de Tarragona y las Tierras del Ebro -Tortosa, especialmente- con Sant Vicenç de Calders -la estación desde la cual parten y llegan los trenes de la capital catalana-, la situación parece más calmada. Un pequeño microclima dentro del follón informativo de la jornada. «Suerte que me han avisado de cómo iban las cosas porque no lo tenía nada claro», comenta Mònica López, que había pedido un café con leche para tomar sentada a la terraza de la estación, pero al ver los retrasos que se han ocasionado durante las primeras horas de la jornada ha optado para pedirlo para llevar. Algunos usuarios explican que los momentos más caóticos se han vivido en «primera hora de la mañana», pero que a medida que ha avanzado la jornada la situación se ha ido estabilizante.

Renfe garantiza el buen funcionamiento de la jornada
Mientras los usuarios corren por los pasillos y los andenes en busca del vehículo que tienen que coger para hacer su trayecto habitual, el presidente de Renfe, Raül Blanco, ha asegurado que el “despliegue inicial” del plan alternativo de transporte de Tarragona por el corte de Roda de Barà «está funcionando con normalidad». Unas declaraciones muy similares a las que ha hecho el secretario de movilidad del gobierno catalán, Manel Nadal, que ha sacado pecho de la buena gestión de la administración catalana hacia el corte de Rodalies entre la capital catalana y el Camp de Tarragona, que se alargará cinco meses: «Se ha trabajado mucho, es un plan alternativo impresionando», ha aseverado el secretario de movilidad del ejecutivo de Salvador Illa. Nadal hace referencia a las 611 expediciones de autobuses con 30.500 plazas diarias que la operadora ferroviaria ha habilitado para sortear el corte de Roda de Barà y garantizar la movilidad de miles de usuarios de las líneas R14, R15, R16, R17 y RT2. Aun así, el director de Rodalies, Antonio Carmona, se ha comprometido este martes en una declaración a medios a llevar a cabo «pequeños ajustes» para evitar el colapso y el malestar de los usuarios: «Pedimos disculpas por el cambio en la movilidad de las personas, pero es una inversión histórica del gobierno español».
Una vez los usuarios llegan a la estación de Sant Vicenç de Calders, varios operadores de información de Renfe los ordenan en hileras en función de su destino. A una banda, los pasajeros que van a Tarragona, al otro los que van a Salou y el parque de atracciones PortAventura, y a la última los que siguen la carretera hasta Tortosa. «Lo tienen bastando muy organizado», comenta una mujer que espera a la cola con su hija para ir a pasar unos días al parque de atracciones. Cuando el volumen de afluencia de pasajeros que sale del andén es más grande del habitual, pero, la situación se descontrola ligeramente y los nervios vuelven a convertirse en los grandes protagonistas de las afueras de la estación.

La confusión también llega a la estación de Sants
La confusión que se ha vivido esta mañana en la estación de Sant Vicenç de Calders también se ha notado a los andenes 11 y 12 de la estación de Sants, en Barcelona. «Yo ahora solo sé que tengo que coger el tren de las siete y media hasta Sant Vicenç de Calders. Una vez allá no tengo ni idea de qué situación me encontraré ni si habrá bastantes autobuses para todo el mundo», lamenta Oriol Ramis, mientras espera pacientemente la llegada del tren con los auriculares puestos. Las caras largas invaden todos los rincones del andén. «Es muy complicado llegado al trabajo», exclama. Al llegar, pero, sus dudas se disipan y la cara de preocupación dibuja una sonrisa: «Pensaba que sería más difícil». Los nervios, la confusión y la incertidumbre se han convertido en los grandes protagonistas de las primeras horas del arranque del nuevo corte de Rodalies, que se alargará, como mínimo, cinco meses. Todo y las trabas, pero, la administración catalana y Renfe mantienen la calma y se preparan para hacer frente a las complicaciones de las obras de Roda de Barà, una de las inversiones históricas de Rodalies.