El Departamento de Salud, encabezado por la consejera Olga Pané, ha oficializado esta semana cuál es el plan del Gobierno para transformar la atención primaria en Cataluña. Una fórmula que, de entrada, se pondrá en marcha como «prueba piloto» en 27 centros de atención primaria, ahora rebautizados como Centros de Salud Integral de Referencia (CSIR). Este nuevo modelo, que potencia la autonomía de los centros y, por tanto, pasa la patata caliente de la saturación sanitaria a los profesionales sanitarios, ya se comenzó a instaurar el pasado mes de abril en estos ambulatorios elegidos, pero no se ha hecho oficial hasta el martes, momento en que se aprobó en los acuerdos de Gobierno firmados por el ejecutivo de Salvador Illa. En un encuentro con periodistas, el presidente del Comité para la Evaluación, Innovación y Reforma Operativa del Sistema de Salud (CAIROS) -el grupo de expertos de la consejería-, Manel del Castillo, detallaba que el nuevo planteamiento de la consejería no propone incorporar “más profesionales” o “más maquinaria”, sino establecer un nuevo modelo de organización interna: «La confianza con los profesionales es esencial. No tenemos un gran problema de recursos, tenemos un problema de organización«, argumentaba el presidente del grupo de expertos. Es decir, el nuevo modelo piloto de atención primaria dota de más autonomía a los centros para estructurarse internamente como crean que es mejor, dejando de lado el debate sobre el aumento de recursos.
Los médicos y las enfermeras consultados por El Món, sin embargo, han recibido el anuncio de la consejería con recelos, ya que aseguran que el nuevo modelo les genera muchas «dudas»: «La información que tenemos ahora es muy escasa. Realmente, los CAP que estamos incluidos en el programa hemos tenido pocas reuniones para explicar cómo funcionará. Sabemos el qué, pero no el cómo», detalla Jordi Aparicio, presidente del sector de primaria concertada del sindicato de Metges de Catalunya y uno de los médicos del CAP Sant Llàtzer de Terrassa, uno de los 27 nuevos CSIR del país. Esta falta de «información», pues, les genera «muchas dudas», según argumenta Aparicio. Estas dudas también son compartidas por los diferentes sindicatos de enfermería: «Es una prueba piloto, no nos dan garantías de que tenga un impacto real para los usuarios», lamenta Mireia Llopart, enfermera y secretaria de comunicación del sindicato de Enfermeres de Catalunya, que asegura que poner en marcha esta reforma en menos de una treintena de centros puede generar «diferencias» en la atención de los usuarios respecto a los distintos ambulatorios.

Dudas y desconcierto sobre el nuevo modelo de Salud
De la misma manera que Aparicio, la secretaria autonómica del sindicato de enfermería SATSE, Annabel Torres, asegura que, a pesar de las reuniones que han mantenido con la consejería, la información es «muy general»: «Somos conscientes de que es necesaria esta reforma. Nos habría gustado tener información para saber cómo llevaban adelante este proyecto, porque nos hemos encontrado con que la información que hemos recibido no entra en los detalles», argumenta la sindicalista. En esta línea, las enfermeras también lamentan que la administración catalana no las haya «tenido en cuenta» a la hora de configurar el nuevo modelo de primaria, ya que consideran que pueden dar «muchas ideas» para contribuir a la mejora de la atención de los usuarios y la conformación del proyecto. «Tampoco participamos del control del plan. No hay representación sindical», espeta Mireia Llopart, que lamenta que la evaluación de los CSIR está a cargo de los grupos de expertos de la misma consejería.
A pesar de la falta de concreción de las directrices que han dado desde la consejería, las informaciones actuales ya les generan «dudas»: «Tanto legales como ejecutivas», advierte Jordi Aparicio. Uno de los aspectos que provoca más recelo es «el acceso a la historia clínica» de los pacientes que podrán tener algunos profesionales administrativos de la salud con este nuevo modelo de primaria. «Ante la poca información que tenemos, la manera de cómo debemos hacer las cosas nos genera muchos problemas», explica el presidente del sector de primaria concertada del sindicato de Metges de Catalunya, que asegura que desde su organización sindical «monitorizarán» todos los cambios implementados por la cartera de Salud en estos 27 centros para ver «qué beneficios tienen», tanto para los profesionales como para la ciudadanía.
En este sentido, desde SATSE también alertan que el nuevo modelo habla de «ampliar las competencias», lo que también genera algunas dudas para la organización sindical: «Las competencias están reguladas a través de una normativa. El hecho de dar competencias a profesionales que no están regulados por la normativa provoca inseguridad jurídica», exclama Annabel Torres. La especialista hace referencia a la posibilidad de que perfiles administrativos puedan adquirir tareas que hasta ahora llevan a cabo sanitarios con el objetivo de reducir la burocracia y, en consecuencia, optimizar la atención primaria. «Si les das una competencia [a los administrativos] que les permite entrar dentro del historial clínico del paciente, estamos vulnerando la normativa ya existente», argumenta Torres. En contraposición, sin embargo, el jefe de atención ciudadana del CSIR Comte Borrell de Barcelona y uno de los profesionales que participó en la rueda de prensa, Miquel Prats, argumentaba que potenciar la figura de los administrativos jugará un papel clave en la nueva atención primaria: «La figura del administrativo será clave para que lo que pase dentro de las cuatro paredes de las consultas tenga un altísimo valor clínico: ayudar a que los compañeros puedan ejercer realmente de médicos y enfermeras y que lo que no sea estrictamente clínico podamos organizarlo desde fuera», apuntaba.

Discrepancias entre sindicatos y Gobierno sobre la financiación
Las enfermeras consultadas por este diario «no confían mucho» en que el nuevo modelo planteado por la consejería tenga un impacto positivo para el colectivo: «No queremos que se produzca una sobrecarga de trabajo sin que haya mejoras en el reconocimiento [profesional] y salariales«, apunta Mireia Llopart, que alerta de una posible «precarización» de los trabajadores y, por consecuencia, del sistema sanitario catalán. De hecho, desde el sindicato consideran que, sin un incremento de recursos humanos y económicos -dos reclamaciones que llevan años arrastrándose-, este nuevo modelo no terminará de funcionar. Desde SATSE también argumentan que «sin dotación económica», la prueba piloto «no tiene ningún sentido»: «La necesidad pasa también por poder invertir más en profesionales para que puedan realizar bien sus tareas. Si no son los mismos profesionales para hacer más trabajo, y eso significa precarizar las profesiones», argumenta Annabel Torres.
Una posición, pues, que se contrapone directamente con el argumentario de la consejería, que defiende con uñas y dientes que los problemas del sistema sanitario no son de recursos. De entrada, el acuerdo no cuenta con una partida presupuestaria propia, sino que cada centro ya tiene su propio presupuesto y los recursos adicionales que sean necesarios para implementar las medidas se irán distribuyendo de una bolsa prevista por CatSalut. Es decir, que los centros podrán solicitar algunos aumentos de recursos si los necesitan, pero estos no están contemplados inicialmente en su presupuesto. Las opiniones, pues, están muy polarizadas. El nuevo plan de Salud para la atención primaria no termina de convencer a los médicos y enfermeras, que ven muchas lagunas en la prueba piloto. De momento, sin embargo, a pesar de las reticencias de las organizaciones sindicales, la consejería pondrá en marcha este nuevo modelo en cerca de una treintena de centros en todo el país y evaluará constantemente su funcionamiento. Si se valora como un éxito, probablemente se instaurará en todo el sistema sanitario catalán.