La estrés al cual estamos sometidos todo el año en el trabajo o por el ritmo frenético de vida que llevamos no solo nos afecta a la salud mental, con un aumento de las patologías de este tipo, sino también físicamente. El estrés nos sale por la boca, es decir, se puede manifestar físicamente con llagas, úlceras y herpes bucales, migrañas y bruxismo. Esta retahíla de síntomas pueden aparecer cuando hay picos de estrés en cualquier época del año, y en septiembre es muy habitual por el cambio que supone dejar las vacaciones para reincorporarse al trabajo.
El psicólogo clínico y profesor de la Universidad de Vic-UCC Àngel Serra asegura que, por ejemplo, hay un vínculo entre el estrés y el cansancio con los herpes orales, infecciones que causan la aparición de ampollas y úlceras alrededor de los labios. “Tener un sistema inmunitario comprometido a consecuencia de un estrés crónico hace que el cuerpo sea menos capaz de combatir las infecciones, incluido el herpes labial”, explica.
De hecho, hay varias investigaciones que conectan la proteína JNK y el estrés: “Se ha demostrado que el corticosteroide, una hormona natural del estrés, activa la vía JNK y desencadena la muerte de las neuronas”. Esto significa que el estrés desencadena la reactivación viral, y por eso aparecen síntomas físicos y el cuerpo reacciona cuando nos encuentran en un momento duro mentalmente.

Hacer fuerza con los dientes mientras dormimos, otro síntoma
Otro síntoma que se puede presentar cuando estamos sometidos a estrés o a cambios emocionales es el bruxismo, una actividad muscular consistente en hacer fuerza con los dientes involuntariamente y empujar la mandíbula. “Las reacciones de estrés malas, excesivas o prolongadas pueden superar la capacidad adaptativa natural del organismo y afectar permanentemente las respuestas al estrés”, explica el experto. Así, el impacto del estrés en el cuerpo es determinado por las características de este estrés y “puede desencadenar cambios en varias funciones del organismo, incluyendo repercusiones en el aparato digestivo”.
El vicepresidente del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Cataluña, Toni Gómez, apunta que uno de los síntomas principales del estrés es precisamente el bruxismo. “En la pandemia aumentaron un 20% los casos de bruxismo con las consecuencias que esto comporta, como que se rompan los dientes o problemas de mandíbula”, ejemplifica el doctor.
Al bruxismo se suma la sequedad bucal provocada por una menor fabricación de saliva. Esto es peligroso porque una boca seca es más propensa a sufrir infecciones bacterianas y hongos. “En situaciones de estrés hay un aumento de casos de enfermedades bucales, porque la saliva es un elemento protector y el cuerpo produce menos”, explica Gómez. El estrés también hace que el cuerpo produzca más cortisol, y esto estimula la inflamación de las encías y provoca brotes de periodontitis y la aparición de úlceras y llagas.
Descuidar la salud bucal por el estrés del día a día, una idea peligrosa
Todos estos síntomas se inician por situaciones de estrés que pueden ser colectivas, es decir generadas, por ejemplo, por el malestar postvacacional, o personales. “En estas épocas estamos más predispuestos a sufrir este tipo de patologías, porque además el estrés provoca cambios de comportamiento como descuidar la alimentación, ingerir más azúcar, dejar de lado la higiene bucodental y fumar más para combatir la ansiedad. Todo esto agrava los síntomas”, explica.
Por eso insiste en la importancia de ir a revisiones bucales periódicas para controlar la hidratación, la salud de las encías y para hacer limpiezas, que previenen incluso un 70% de las patologías bucales.

Vacaciones con más estrés que en la vida cotidiana
Para la mayoría, las vacaciones son una época libre del estrés del día a día. Sirven para desconectar, relajarse y cargar las pilas. Pero no todo el mundo las vive así. Hay personas que experimentan estrés al organizar los viajes, durante el transporte, escogiendo el alojamiento e incluso adaptándose a un entorno nuevo. “Las vacaciones suponen un cambio, salir de la zona de confort, y por algunas personas esto es un suplicio estresante”, señala el experto.
Así, la planificación y logística, las altas expectativas que no se pueden cumplir, viajar con niños o mascotas, el estrés financiero, el cambio de rutina y el estrés por desconexión digital sobre todo si uno se siente imprescindible hacen que las vacaciones a menudo provoquen estos síntomas físicos. Serra recomienda hacer “vacaciones de las vacaciones” si este periodo provoca ansiedad y estrés y el cuerpo intenta comunicarlo con síntomas que se manifiestan físicamente.


