Ya hace más de 40 meses que Cataluña se ve afectada por una fuerte sequía que ha llevado buena parte de los embalses del territorio, especialmente los del sistema Ter-Llobregat, que son los que alcanzan municipios como Barcelona, hasta mínimos históricos. Ante la emergencia hídrica y la falta de previsiones de lluvia, el Gobierno de Pere Aragonès ha ultimado los esfuerzos en el último tramo de la legislatura -con un final anticipado por el adelanto de elecciones- para paliar los efectos de la sequía. Es por eso que ha aplicado restricciones en el consumo de agua, limitándolo a 200 litros por persona cada día, y ha restringido el uso de duchas en centros deportivos. Todo y los esfuerzos y los insipientes episodios de lluvia de los últimos días -que han llenado muy poco los pantanos-, las previsiones no parecen mejorar.
Desde el diario El Món hemos preguntado al ChatGPT si tiene algún tipo de predicción sobre qué día o, cuando menos, época del año, empezará a revertirse la situación y el nivel de los embalses volverá a situarse por encima del umbral de riesgo. La inteligencia artificial (IA), sin embargo, fracasa tanto como la humana en este tema, y no ha sido capaz de hacer ninguna estimación al respecto, puesto que, según asegura, intervienen varios factores: «La duración de una sequía puede variar significativamente según varios factores, como las condiciones climáticas, los patrones de precipitación y otros factores ambientales», argumenta la IA generativa. Como que no puede ofrecer una respuesta concreta, ChatGPT recomienda «estar atentos de las previsiones meteorológicas» para determinar cambios en la tendencia actual.

Las sequías más persistentes de la historia
Una de las sequías que más ha perdurado en los años ha sido la conocida como ‘Dust Bowl’. Se trata de un periodo de emergencia hídrica que golpeó los Estados Unidos desde principios del 1930 hasta el 1936, a pesar de que sus efectos se prolongaron en el tiempo hasta final de la década. En el punto más álgido, la ‘Dust Bowl’ afectó gravemente los estados de Oklahoma, Texas, Kansas, Colorado y Nuevo México, causando graves daños a la agricultura y provocando desplazamientos masivos de población. La sequía que vive Cataluña todavía no ha llegado al mismo nivel que la que golpeó los Estados Unidos hace casi un siglo, pero empieza a dejar imágenes desoladoras, como el pantano de Sau prácticamente seco.