La Catalunya Nord sufrió el año pasado la sequía más intensa desde el 1956, con temperaturas diez grados por encima de la media y una pluviometría más magra aunque los años anteriores. En los últimos diez años se han superado 9 récords anuales de temperatura. Entre inquietudes económicas y urgencia climática, la carencia de agua plantea unas cuestiones que la Catalunya Nord enfrenta de manera dividida.
La gota que ha hecho derramar el vaso se remonta el noviembre pasado cuando, a petición de la entidad ecologista estatal France Nature, el tribunal administrativo de Montpellier ordenó que se respete un caudal mínimo vital, de 1.500 litros por segundo, por debajo del cual no se podía tomar prestado ninguna agua del río Tet, ni de sus canales. La petición ecologista, pensada para proteger el ecosistema del río mayor, anulaba
Protesta de campesinos y estaciones de esquí
A raíz de esta decisión, los campesinos se han manifestado, escenificando una marcha fúnebre, ante la Jefatura de Perpiñán. La manifestación, que irónicamente se hizo bajo una lluvia fina, tuvo el apoyo de políticos electos de la zona y, cosa más rara, de una parte del sector económico, mayoritariamente representado por los responsables de las estaciones de esquí de la Cerdaña y del Capcir que, valle arriba, son directamente concernidos por el mismo problema.

A 2.000 metros de altitud, el lago artificial de Les Bolloses, construido el 1910, es la primera reserva de agua que alimenta el Conflent y el Rosselló. Hoy constituye también la reserva de donde las estaciones de esquí pouen el agua para producir nieve artificial, sin la cual no podrían hacer funcionar los remontadores. Si bien todas las estaciones de invierno de la Cerdaña y del Capcir apuesten para seducir los clientes las cuatro temporadas, el modelo económico basado en la nieve depende hoy del agua.
Pueblas sin agua corriente y camiones cisterna
Hecho excepcional, en Navidad la subprefectura de Prada ordenó la liberación de 85 millones de metros cúbicos de Les Bolloses para alimentar la red de agua potable de los pueblos del Conflent. Un hecho que suele ser habitual entre junio y el septiembre y que por primera vez fue necesario al inicio del invierno. La carencia de agua ya no solo es un dato. Este mes de febrero, el agua no mana del grifo de los pueblos de Orellà, Escaro y Vilafranca de Conflent que son alimentados con camiones cisterna a la espera de encontrar una solución.
Una medida ecologista que malogra un ecosistema
A medio camino del valle, el río Tet hace una parada al pantano de Vinçà (1978), desde donde se regula la alimentación de una gran red de canales y regueras hasta el mar. Una red vital para la agricultura y también por el ecosistema de la llanura del Rosselló. Aquí rae el debate ecológico donde, según los manifestantes, el remedio puede ser peor que la enfermedad. Cortar el agua de los canales para proteger el río malograría las vías verdes que enxarxen la llanura del Rosselló, últimos oasis de un ecosistema ya malogrado por una fuerte urbanización.
Todo ello ha llevado el prefecto, el representante del Estado en la Catalunya Nord, a solicitar el tribunal de apelación de Montpellier que lo anule la restricción. Una demanda oficial que no es suspensiva y que la administración judicial tardará un año a estudiar. Mientras tanto la medida de restricción del caudal del Tet se tiene que aplicar. El próximo verano será seco y quizás más caliente todavía.
Un rompecabezas administrativo que impide encontrar una solución
Por si no había suficiente con la situación climática, en la Catalunya Nord la gestión del agua también sufre el rompecabezas administrativo resultado del modelo de centralización
Ante este reto, el consejo departamental de la Catalunya Nord reclama desde hace años la creación de una estructura que reúna todos los actores de la agua. Una iniciativa casi en punto muerto y que deja evidente la dificultad de federar los intereses particulares. Mientras tanto, la curva de pluviometría cae en picado y el déficit de las capas, el nivel de los ríos y de los pantanos logran un umbral históricamente bajo.