La plataforma ciudadana StopAgroparc con el apoyo de Naturalistas de Gelida, Bosc Verd-EdC y de Unió de Pagesos ha presentado un recurso contencioso administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña contra la aprobación definitiva de la Modificación Puntual del Plan de Ordenación Urbanística Municipal (MPOUM) del proyecto del Agroparc de Ametller Origen en Gelida. Según el colectivo StopAgroparc «el ámbito del Agroparc está totalmente incluido dentro de un Área de Interés Faunístico, y es territorio de caza y descanso de una pareja de Águilas Perdiceras, catalogada ‘En Peligro de Extinción’ en Cataluña», un hecho que según aseguran supone una amenaza contra estas dos aves. «Informes previos del Servicio de Fauna y Flora (SFF) de 2017 y 2022 concluyeron que el proyecto era incompatible con su supervivencia, calificándolo de ‘sentencia de muerte’. Sin embargo, un informe posterior del SFF (22/03/2023) suavizó las condiciones sin el aval de ningún técnico, basando la viabilidad en un Plan Piloto de medidas compensatorias», denuncian los ecologistas.
La amenaza hacia estas aves no es el único punto sobre el cual se fundamenta la demanda de los ecologistas, sino que los colectivos demandantes critican que se haya dado luz verde al proyecto ante la actual crisis hídrica que ha atravesado el país y aseguran que un informe pericial elaborado por la doctora en Agronomía e investigadora del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales, Annelies Broekman, «denuncia un aumento injustificado de la dotación de agua para uso industrial, multiplicando por cuatro la previsión del POUM 2015 (pasando de 35.256m³/año a 150.000m³/año)», un hecho que desde los colectivos ecologistas denuncian que es «insostenible en un contexto de crisis climática» y aseguran que hay una «inconsistencia en las estimaciones de las necesidades de agua globales del proyecto, que no contemplan todas las actividades previstas».
A pesar de que la amenaza para las aves y el uso de agua son los puntos fundamentales de la demanda, los ecologistas también señalan que hay otros aspectos que califican de «irregularidades urbanísticas y ambientales graves». Algunos de estos aspectos son la fragmentación urbanística y ambiental, la falta de justificación del interés territorial -aseguran que «el proyecto se basa en promesas» y que «un estudio de la Universidad Pompeu Fabra contradice la creación de empleo, ya que el proyecto se basa en la automatización y eliminará puestos de trabajo.»-, la reclasificación ilegal y exceso de ocupación -los ecologistas denuncian que «la MPOUM reclasifica ilegalmente suelo no urbanizable de especial protección (Clave 11a y 11b) a suelo urbanizable industrial (Clave 7g) y terciario (Clave 8d), y crea la nueva clave 11 h (‘suelo agrícola invernaderos’)»- los impactos sobre el paisaje y conectividad, la movilidad e infraestructuras viarias y la desviación de poder.
El proyecto del Agroparc de Gelida
La empresa Ametller Origen lleva años trabajando en el proyecto del Agroparc en Gelida y Sant Llorenç d’Hortons, en el Alt Penedès. Concretamente el proyecto llamado Agroparc Penedès comprende una extensión de casi 300 hectáreas -de las cuales la gran mayoría estarían destinadas a cultivo 7,5 hectáreas serían invernaderos tecnificados, 15 hectáreas de placas fotovoltaicas y tres naves industriales (que serían un centro logístico, un almacén y un obrador)-. Según la empresa catalana, el reto de dar alimentos a millones de personas implica que se deben buscar nuevos sistemas de producción y proponen el Agroparc Penedès como un modelo de solución gracias al cual se obtendrían «de manera más eficiente y sostenible, alimentos de mayor calidad nutritiva y organoléptica, con una disminución muy relevante de la huella de carbono e hídrica.»
Ante las críticas por parte de los colectivos ecologistas, Ametller señala desde la página del proyecto que este «será el primer distrito agroindustrial de energía positiva y CO₂ negativo» y que evitaría «la emisión de 1400 toneladas de CO₂ al año.» De hecho, aseguran que el proyecto del Agroparc es 100% sostenible y circular gracias a la reutilización del agua, el uso de energías renovables, una movilidad sin emisiones – «los residuos orgánicos se transformarán en hidrógeno verde para los camiones de distribución», y una «gestión de residuos y circularidad de envases.»