Ya hace más de 37 meses que Cataluña se ve sometida a una fuerte sequía. La media de volumen del agua de los embalses del territorio catalán se encuentran por debajo del 18%, cosa que acentúa la emergencia hídrica. Es por este motivo que el Gobierno ha puesto en marcha una serie de medidas, como por ejemplo la reducción del volumen de agua a 210 litros por persona por día en los más de 200 municipios en fase de preemergencia, para intentar paliar la sequía y alargar al máximo la disponibilidad de agua de las reservas. Ahora bien, a pesar del ahorro conseguido con las restricciones, Cataluña se prepara para entrar en la primera fase de emergencia de cara en el mes de enero del año próximo, momento donde, si se mantiene la previsión actual, las reservas de agua que controla la Generalitat se encontrarán al 16% de su capacidad. Así lo ha asegurado el consejero de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, David Mascort, en rueda de prensa después de las reuniones que se han celebrado este martes por la mañana entre el Consejo Ejecutivo y la Comisión Interdepartamental de la Sequía.
En el momento en el cual se haga efectiva la entrada en fase 1 de emergencia al Sistema Ter-Llobregat, el Gobierno plantea nuevas modificaciones excepcionales al Plan de Sequía -aprobado en 2020- para hacer frente a la falta de agua. Mascort asegura que quedará permitido regar el arbolado público siempre que los pueblos y ciudades lo consideren necesario: «Tenemos que tener en cuenta que las consecuencias del cambio climático se notan en todas partes y no solo con la sequía. Es importante cuidar los refugios climáticos que suponen los árboles», apunta el consejero.

Tal como ya queda recogido en las medidas excepcionales de sequía, se permitirá hacer uso de las piscinas públicas y equipaciones deportivas federadas, limitando el riego del césped solo antes de competición, es decir, solo los días de partido y no durante los entrenamientos. Ahora bien, la Comisión considera que hay que dar un paso más allá y, a pesar de mantener el permiso de riego, limitar algunos de los usos de agua que se hacen en estas equipaciones: «Mantenemos las limitaciones al riego, pero pedimos que se cierren los vestuarios y las duchas, puesto que es el consumo mayoritario de agua de estos centros», asevera Mascort, que complementa que hace referencia a «todas las instalaciones deportivas», sean piscinas o clubes de fútbol. «Ya lo hicimos con la Covid: se hacía deporte, pero la ducha se hacía en casa. Quizás tendremos que volver a incorporar este hábito», añade
Prorrogar la ampliación y creación de nuevas granjas
Otra de las preocupaciones de algunas entidades ecologistas es la creación y la ampliación de nuevas granjas. En este sentido, el consejero explica que durante las fases de emergencia, independientemente del grado en que estén los embalses, todos los proyectos para ampliar o crear nuevas equipaciones de uso intensivo de agua, cosa que también incluye los hoteles, «quedarán prorrogados mientras dure la emergencia»: «No prohibiremos hacer los trámites administrativos ni pedir los permisos correspondientes a la Agencia Catalana del Agua (ACA), pero sí que los aplacaremos hasta que acabe el estado de emergencia», asevera Mascort.
En cuanto a la ganadería, el responsable de la cartera también apunta que no se expedirán autorizaciones de entrada de animales para nuevas explotaciones ganaderas o por la ampliación de las existentes. En este sentido, explica que tampoco se podrán abrir nuevas equipaciones hasta que no se disponga de suficientes recursos para garantizar el «bienestar animal».

Reducir el caudal de los ríos para «alargar la vida del agua»
Una de las otras medidas complementarias que se han contemplado y que entrarían en vigor cuando se llegue a la fase de emergencia es reducir el caudal de los ríos para «alargar la vida del agua». Concretamente, el caudal del río Llobregat, el Ter y la Muga. En estos tres ríos se proponen unos nuevos caudales mínimos en tres tramos: en el Llobregat, en Sant Joan Despí, se propone un nuevo caudal de 250 litros por segundo -actualmente es de 500 litros por segundo-, en el Ter, desde el Pasteral hasta su desembocadura, sería de 600 litros por segundo -en estos momentos es de 2.000 litros por segundo-, y a la Muga, desde Pont de Molins hasta el mar, se fijaría un caudal de 40 litros por segundo -actualmente es de 135 litros por segundo.
Para recuperar la normalidad de los caudales, una vez se supere la emergencia hídrica, el consejero destaca que se implementarán las «hidropuntas«, una maniobra que consiste a ampliar el volumen de caudal permitido durante «dos golpes en la semana seis horas». Se trata de una medida que, según detalla Mascort, permite mantener el equilibrio medioambiental del río.