La sequía persistente que golpea Cataluña desde hace 37 meses ha obligado el gobierno de la Generalitat a pulsar el acelerador para superar la emergencia hídrica. La falta de lluvias ha provocado que los embalses se encuentren por debajo del 18% de su capacidad, cuando son la principal reserva para abastecer todas las actividades que requieren agua cuando no llueve, como por ejemplo el riego de árboles y cultivos, el mantenimiento y la limpieza de las calles o el consumo humano. A pesar de que es imprescindible hacer uso del agua que se acumula de las precipitaciones, la emergencia climática obliga a poner sobre la mesa nuevas maneras de generar agua. Desde hace unos años, una de las principales apuestas de las instituciones es el agua regenerada, es decir, el agua que sale de las plantas depuradoras y se somete a un tratamiento adicional para hacerla apta para nuevos usos otra vez, bien sean urbanos, ambientales, industriales o agrícolas.

La consejería de Acción Climática, capitaneada por David Mascort, junto con la Agencia Catalana del Agua (ACA) y Aigües de Barcelona apuestan por extender la producción y uso de agua regenerada. De hecho, varios expertos coinciden que regenerar agua ya es una de las claves para paliar la actual sequía: «Sin el agua regenerada no sé dónde estaríamos ahora mismo», asevera David Saurí, profesor y miembro del Departamento de Geografía y del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Actualmente, un 25% del agua potable que llega al área metropolitana de Barcelona ya es agua regenerada, cosa que ha permitido destensar las reservas hídricas del Sistema Ter-Llobregat. La directora de ecofactorías de Aigües de Barcelona, Àngels Vidal, explica en conversación con El Món que el 90% del agua que se regenera ya se está implementando en la red, especialmente para usos urbanos y medioambientales, es decir, regar el arbolado público o limpiar la ciudad.

Las cuencas hidrográficas internas catalanas llevan ocho meses en la fase de excepcionalidad por la sequía. Los bajos niveles de los embalses, por debajo del 18% de su capacidad y la poca posibilidad que llueva en las próximas semanas, han llevado al hecho que el Gobierno apruebe un nuevo paquete de medidas de control del consumo / EP

Una medida clave contra la sequía

De hecho, el investigador del Instituto Catalán de Investigación del Agua Vicenç Acuña señala que una de las claves por haber podido afrontar esta sequía con más herramientas de cómo se han encarado episodios de emergencia anteriores, como por ejemplo la de 2008, es que el gobierno ha hecho una gran inversión en infraestructuras de regeneración de agua: «Desde el año 2008 se ha hecho mucha inversión en plantas de desalinización [el proceso que se usa para extraer la sal del agua de mar para darle una segunda vida], en equipaciones de regeneración de agua y en otras equipaciones que nos permiten hacer un uso indirecto del agua que reaprovechamos», señala el experto. Es gracias a esta inversión en agua regenerada y desalinizada que los expertos creen que se ha permitido estirar al máximo las reservas de agua, cosa que ha desacelerado la entrada en fase 1 de emergencia por sequía, prevista por el mes de enero.

El proceso de regenerar agua

Regenerar agua requiere diferentes pasos. Tal como explica Vidal, en primer lugar, hay que hacer una separación física de los residuos para separar la basura del agua. Una vez se han extraído los restos de basura, el siguiente paso es decantar el agua porque los residuos que no se han podido extraer de la primera separación -por la medida de estos- queden separados y se consiga una primera agua limpia. El tercer paso es aplicar un tratamiento «fisicoquímico» para acabar de eliminar los microbióticos existentes, cosa que ya permite conseguir agua prepotable. Ahora bien, este último proceso consta de diferentes partes.

Antes de conseguir el resultado final hay que aplicar una serie de productos químicos -que no son dañinos para el agua, como el fósforo- que permiten separar los microorganismos, puesto que estos tienen un peso superior a la densidad del agua. Después, a través de una serie de láminas con una porosidad muy pequeña, se hace una «ultrafiltración» que permite acabar de separar los microorganismos que todavía perduren en el agua. Por último, antes de conseguir el agua prepotable, en la depuradora del Llobregat aplican un proceso de desinfección con luz ultravioleta. Una vez superados todos estos procesos, Vidal explica que se abre un amplio abanico de posibilidades: «Se puede usar esta agua regenerada para limpiar las calles, regar el arbolado público, limpiar el alcantarillado de las ciudades, destinarla a riego agrícola o infiltrarla a los acuíferos para incrementar el volumen de las reservas», asevera. Ahora bien, si se opta para convertirla en agua potable, uno de los usos primordiales en la emergencia hídrica actual, empieza otro proceso.

Detalles de la zona de microfiltración de agua de la estación depuradora del Baix Llobregat de Aigües de Barcelona / EP

El agua regenerada en la depuradora del Llobregat se envía río arriba hasta Molins de Rei, en su punto de descarga, que permite hacerla llegar hasta la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de Sant Joan Despí. Una vez allá, después del proceso de potabilización, el agua se puede reincorporar en la red para destinarla al uso de boca.

El coste energético

Una de las ventajas del agua regenerada es el coste. Saurí y Vidal aseguran que el impacto energético que supone conseguir agua regenerada es 3 veces inferior al de la desalinización. Es decir, que para conseguir el mismo caudal de recursos hídricos con una desalinizadora hay que gastar el triple de energía. Es por eso, pues, que la administración apuesta para extender esta metodología. Ahora bien, el profesor e investigador de la UAB también recuerda que «tener agua que nos haga menos dependientes de la lluvia nos liga directamente al consumo de energía», en más o menos cantidad. «No hay nada que salga gratis», remarca Saurí.

Más allá del coste energético, para extender el agua regenerada por todo el territorio catalán también hay que construir nuevas infraestructuras. Esto es lo que reclama Aigües de Barcelona a la administración para implementar en la cuenca del Besòs el mismo sistema que se usa actualmente a la cuenca del Llobregat. Según las previsiones actuales, con las obras ya empezadas, la nueva planta que permitirá ampliar el volumen de agua regenerada estará lista en cuestión de dos años. Para Acuña, el hecho de continuar apostando por extender el agua regenerada con la creación de nuevas infraestructuras es «importante», pero recuerda que «ya vamos tarde»: «Si todos los esfuerzos que se están haciendo ahora se hubieran hecho hace cuatro o cinco años, quizás no estaríamos donde estamos ahora», apunta.

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