«Regreso a Andalucía. No tengo fuerzas para seguir intentándolo. Es totalmente frustrante. Llegas a sentirte inferior a los sanitarios catalanohablantes». Esta declaración publicada en una entrevista en El Mundo resume la posición de Javier Gutiérrez, un enfermero pediátrico del Hospital Vall d’Hebron que lleva diez años viviendo y trabajando en Cataluña. Después de una década como interino sin aprender catalán, denuncia en el diario españolista que ha suspendido tres veces en el proceso para obtener una plaza fija, según él porque no ha logrado aprobar las pruebas del C1 de lengua. Se trata del nivel medio que se exige a todos los funcionarios de la Generalitat y que tienen reconocido los estudiantes de secundaria. Es también el famoso «puto C1» que sacudió la actualidad hace un año y medio cuando otra enfermera del mismo hospital hizo un vídeo quejándose de que le exigían conocer la lengua del país para ser funcionaria.

Ahora, El Mundo vuelve a hacer la misma crítica anunciando que 212 sanitarios se han quedado sin conseguir una plaza fija en el Instituto Catalán de la Salud (ICS) por falta del nivel mínimo de catalán exigido a todo funcionario. Y para poner cara a lo que considera un problema, entrevista a Javier Gutiérrez. El enfermero sevillano dice que ya no se volverá a presentar a la prueba –que aprueban cada año miles de personas– y que regresa a Andalucía para hacer oposiciones allí.

Según Javier Gutiérrez, Cataluña pierde, por culpa del catalán, «profesionales valiosos e integrados que vuelven a sistemas sanitarios donde no les ponen trabas lingüísticas». «Consiguen que la gente que vale y está motivada acabe hartándose y se marche. Por el catalán, acaban perdiendo profesionales valiosos e integrados que vuelven a sistemas sanitarios donde no les ponen trabas lingüísticas», sentencia. Además, se queja de la dificultad del examen, ya que tuvo que escribir «un artículo de opinión nada relacionado con la cuestión sanitaria y resolver cuestiones gramaticales complejas». Desde su punto de vista, esta prueba era «para periodistas» y no para enfermeros, y estaba «fuera de lugar», a pesar de que muchos otros compañeros suyos la pasaron sin problemas.

Las reacciones en la red a la queja del enfermero por el C1 de catalán

La denuncia de Javier Gutiérrez ha provocado una avalancha de reacciones en la red, como la del exvicepresidente del Gobierno Jordi Puigneró. «Si después de 10 años no es capaz de hacer el esfuerzo de acreditar un mínimo de catalán para poder atender a los pacientes en su lengua (que, por cierto, es oficial y un derecho del paciente) entonces no puede ser un buen sanitario en Cataluña. Y, por tanto, no merece la plaza. Sin más», sentenció Puigneró.

También el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, respondió a la queja del enfermero. En este caso con un tuit irónico lleno de anglicismos que los castellanohablantes que rechazan el catalán abrazan sin ningún reparo. «Pues es una pena que estos bros tengan que hacer el check-out e irse por culpa del mobbing y el frame catalán tras tanto feedback, selfie e incluso running en Catalunya. Que hardcore y qué gap más gordo tiene el castellano con el catalán. Muchos ánimos y kisses, honeys«.

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