La Plataforma por la Lengua ha ido hasta Bruselas para continuar presionando por la oficialidad del catalán a Europa. La primera acción que han hecho es desplegar dos pancartas en el corazón del barrio europeo de esta ciudad, aprovechando la reunión del Consejo de Asuntos Generales del Consejo de la Unión Europea. Este es el órgano que tendrá la última palabra sobre la oficialidad del catalán, el euskera y el gallego en Europa. Las dos pancartas se han levantado en la rotonda de Schumann, justo entre el edificio de la Comisión Europea y el del Consejo de la UE, por donde esta mañana han pasado las comitivas que se tenían que reunir.
El 12 de diciembre, los estados miembro volverán a debatir la oficialidad del catalán, y hasta entonces la ONG del catalán continuará haciendo presión. A la acción de las pancartas se ha añadido la campaña internacional de la entidad «Say Yes», que persigue el objetivo de convencer al resto de miembros de la UE de aceptar la oficialidad. Precisamente el lema de la campaña internacional ha sido también el de una de las pancartas. A la otra se podía leer «Catalan, EU official language». Las pancartas han sido extendidas durante una hora y se podían ver desde las oficinas de los dos edificios.

Continúan analizando la última propuesta del gobierno español
Los países miembro tienen que analizar la última propuesta del gobierno español, que se los hizo llegar el anochecer del 13 de noviembre. En esta propuesta se incluía una reforma del reglamento que los estados miembro no tuvieron tiempo de analizar antes de la reunión del 15 de noviembre. Algunos se quejaron de esta carencia de tiempo y del hecho que el gobierno español hubiera presentado la propuesta tarde y con poco margen. Además, todavía está pendiente saber qué impacto financiero y administrativo tendría hacer oficiales las lenguas del estado español.
La ONG del catalán lamentó en su momento las «dilaciones» del gobierno español, pero aceptó la propuesta de reforma porque mantiene el catalán como lengua plenamente oficial y porque establece las condiciones para adquirir el estatus de oficialidad, un hecho que podría apaciguar las preocupaciones de algunos países que no quieren que las lenguas minoritarias de sus territorios también pidan la oficialidad.