Hungría, que ostentará la presidencia de turno de la Unión Europea (UE), cierra la puerta, de momento, a volver a situar la oficialidad del catalán en la agenda de Europa. Así lo ha dejado claro este martes por la tarde el embajador húngaro ante la UE, Bálint Ódor, en un encuentro con periodistas para explicar las prioridades de la presidencia húngara del Consejo de la UE, que empieza el 1 de julio. Ahora bien, el mismo embajador tampoco se ha querido mostrar muy tajante al respeto y ha asegurado que, en caso de que vean «necesidad», volverán a poner esta carpeta -que introdujo el gobierno español- sobre la mesa.
Pedro Sánchez, durante su mandato al frente de la presidencia de turno de la UE -desde julio hasta diciembre de 2023- introdujo esta cuestión en el Parlamento Europeo. De hecho, se comprometió a avalar el catalán, el vasco y el gallego como lengua oficial de las instituciones europeas como un gesto por seducir Junts durante las negociaciones por la presidencia del Congreso. Desde entonces, pero, la cuestión ha quedado bastante estancada. Durante la presidencia española en la UE, la oficialidad formó parte de la agenda europea diversas veces, pero topó con las reticencias de algunos estados miembro. El tiempo fue pasando y el mandato de Sánchez caducó, dando a la presidencia de turno belga. En este último tramo, que finaliza a finales de junio, la carpeta de la oficialidad se ha puesto sobre la mesa en algunos momentos, pero sin conseguir resolverse, puesto que Finlandia, entre otros, verbalizó tu temor a «posibles repercusiones» dentro de su territorio por parte otras lenguas minoritarias. Una idea muy similar a la cual habían expresado países como Lituania.

La oficialidad continúa encallada
Ahora, pues, la oficialidad del catalán a Europa madriguera en manos de Hungría, gobernados por el derechista Viktor Orbán -de hecho, han emulado el eslogan característico de Donald Trump para su presidencia rotatoria: «Make Europe Great Again». Después de que Bélgica mantuviera la oficialidad de las tres lenguas fuera de la agenda en las últimas reuniones de ministras, el gobierno español ha evitado marcar «plazos» para que la petición salga adelante. «Es una cuestión que España no interrumpirá y que continuaremos defendiendo», dijo el secretario de estado para la UE del gobierno español, Fernando Sampedro, a pesar de la carencia de progresos.