La relación entre el catalán y el franquismo fue de represión, persecución y más represión. Francisco Franco relegó el catalán del espacio público –eliminándolo de la escuela y todas las instituciones– y se esforzó mucho en hacerlo desaparecer, incluso, del espacio privado. La batalla contra el catalán se prolongó durante toda la dictadura. En 1970, sin embargo, en el último tramo de la dictadura, se aprobó la Ley General de Educación española, que contemplaba la financiación de clases de catalán en las escuelas primarias como medida para «lograr una efectiva incorporación de las peculiaridades regionales al patrimonio cultural español». A pesar de esta ventana normativa, los embates contra la lengua continuaron hasta el final, cuando el dictador ya estaba moribundo.

Un claro ejemplo de este intento de persistir en la invisibilización de la lengua y de borrar la identidad catalana se vivió el 4 de marzo de 1975 en Barcelona. Ese día, este martes hará cincuenta años, el pleno del Ayuntamiento se reunió para debatir los presupuestos municipales. En esta reunión, el concejal Jacinto Soler Padró, abogado y economista de profesión, presentó una enmienda para dotar con 50 millones de pesetas la enseñanza de catalán en la escuela primaria. Una propuesta que, a pesar de lo que dictaba la ley general española, fue rechazada con firmeza por parte de la mayoría de concejales, con 18 votos en contra, nueve a favor y siete abstenciones.

Respuesta ciudadana y una canción de La Trinca

Esta decisión del Ayuntamiento barcelonés desencadenó una respuesta por parte de la ciudadanía sin precedentes: «Fue un escándalo que se votara que no», recuerda el cantante, productor de televisión y miembro del icónico grupo de música la Trinca, Josep Maria Mainat, en conversación con El Món. De hecho, la Trinca publicó en 1977 una canción satírica sobre estos hechos, titulada ’18 jutges’: «Teníamos que hacer una canción», explica.

Vídeo de la canción ’18 jutges’ de la Trinca / YouTube

Los nombres y las caras de los 18 concejales, en una portada que indignó a Martín Villa

Tal como recuerda Mainat, la negativa de los 18 concejales municipales a dotar con 50 millones de pesetas la enseñanza de catalán en la escuela «revivió la pasión» de la ciudadanía, que había sido reprimida por los ‘grises’ y las autoridades franquistas durante décadas. La reacción de la sociedad barcelonesa también fue acompañada de la difusión que los medios de comunicación de la época hicieron del caso. El 12 del mismo mes de 1975, el Diari de Barcelona -entonces Diario de Barcelona– publicó una portada con las imágenes de los 18 concejales municipales que habían tumbado la propuesta de Soler Padró, con un titular que anunciaba que tal vez se anularía aquella negativa –retirada que efectivamente se produjo. Aquella portada generó el efecto deseado, pero también cayó como una bomba en un régimen aún dictatorial –Franco estaba enfermo, pero aún vivía, murió al cabo de casi nueve meses– y los afectados se indignaron.

La portada del 'Diari de Barcelona' con los nombres y las fotos de los 18 concejales de Barcelona del 'no' al catalán en 1975
La portada del ‘Diari de Barcelona’ con los nombres y las fotos de los 18 concejales de Barcelona del ‘no’ al catalán en 1975

Esa misma semana, el entonces gobernador civil de Barcelona, Rodolfo Martín Villa, convocó en su despacho un pleno del consejo de administración del diario, tal como detallaba el director del diario en aquella época, Josep Pernau, en sus memorias, y reprendió a los miembros. Poco tiempo después, habría cambios de accionariado y el empresario Josep Maria Santacreu, amigo del franquista aperturista Manuel Fraga Iribarne –que había sido ministro y que lo volvería a ser una vez muerto Franco– quedó como propietario único del diario.

Imagen de la imposición de la Medalla de Oro de la Diputación de Barcelona a Rodolfo Martín Villa ministro de Relaciones Sindicales y antiguo gobernador civil de Barcelona / Brangulí, archivo municipal histórico de Barcelona

Por qué se tituló ’18 jutges’ la canción de La Trinca

La reacción de la ciudadanía también fue acompañada, dos años más tarde, de la sátira musical de La Trinca, que ya hacía años que esquivaba la censura franquista y repartía crítica social a diestra y siniestra. «Era una reunión con un alcalde / y de concejales había una pila. / Tralarala-la-la, que votan, que votan./ Tralarala-la-la, por el catalán. / No sabría decir, si es que alguno lo desea, / si eran dieciocho o docena y media. / Tralarala-la-la, que votan, que votan. / Trolorolo-lo-lo, y votan que no», ironizaban los trincaires en su canción 18 jutges. Aunque los protagonistas eran concejales, el título era un juego de palabras que «referencia» la mítica canción Setze jutges del cantautor Dodó Escolà.

«Siempre que hay una reacción en contra, aparece una reacción a favor. Y eso es lo que pasó en el año 75 con la defensa de la lengua», argumenta Mainat. «Catalanes esta gente / diciendo no, ha dicho que sí, / hagámosles un monumento / y ahora que no viene de aquí / que lo pague el Ayuntamiento. / Cómo debe ser el monumento, / si escucháis bien os lo diremos seguidamente: / Encima de una nube sacada de los pastorcillos, / y como si se tratara de una estatua romana, / y los dieciocho concejales desnuditos / todos serios y bailando una sardana», continuaba con ironía la canción de la Trinca.

Los «embates» contra Cataluña y contra el catalán continúan

Cincuenta años después, con la Transición hacia la democracia supuestamente culminada, los «embates» contra la lengua y Cataluña por parte del Estado español continúan. Para Mainat, un claro ejemplo de estos «ataques» es la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) contra el Estatuto de Autonomía de Cataluña de 2006, que se conoció el 27 de junio de 2010, a pesar de que el texto había sido aprobado por el Parlamento y por el mismo Congreso español y ratificado por los catalanes en referéndum, avalado con un 74% de votos a favor. La sentencia de la justicia española, que daba la razón al recurso de inconstitucionalidad presentado por el Partido Popular, dio paso a una respuesta contundente de la ciudadanía catalana, con una manifestación masiva bajo el lema Somos una nación, nosotros decidimos: «Aquel fue el inicio del movimiento independentista. Como en el año 75, la sentencia del Constitucional generó una gran reacción social», recuerda Mainat.

Con los años, los embates contra el catalán se han cronificado. Si bien es cierto que de una manera más disimulada que en 1975, continúan, tal como demuestran los diversos casos de discriminación lingüística que ha denunciado El Món recientemente. También en la escuela, que hace años que afronta las peripecias de la justicia española para establecer el 25% de castellano en todo el sistema educativo. Y, de la misma manera que en marzo del 75, los embates contra la lengua están generando una nueva ola de reacciones, tal como confirman los últimos datos presentados por Plataforma per la Llengua, en que indican que las quejas lingüísticas que ha recibido la ONG del catalán en los últimos ocho años han crecido cerca de un 500%, lo que se debe a la concienciación de la sociedad sobre sus derechos.

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