«Todo fue muy, muy extraño». Así lo definió uno de los agentes de policía que participaron en un sorpresivo operativo para resolver un secuestro y el robo frustrado de un millón de euros en criptomonedas. Lo que parecía una pelea de vecinos ha terminado con una jugosa sentencia de la sección décima de la Audiencia Provincial, en un caso centrado en Castelldefels pero con raíces o conexiones en Bélgica, Israel, Australia y Dinamarca. El caso se remonta al 30 de abril de 2024 y ahora ha llevado a un ciudadano israelí y otro belga a la cárcel con una condena de cuatro años y tres meses de prisión para cada uno, así como 3.780 euros entre multas, responsabilidad civil y daños morales a la víctima por secuestro, robo con fuerza y lesiones.

Por el hecho de que se realizaron las detenciones in fraganti parecía que el caso tendría una resolución rápida, pero la agitada vida de los procesados, que se encontraban en libertad a pesar de la gravedad de los hechos, pospuso la vista oral el pasado 30 de abril, justo un año después de los hechos. Todo porque uno de los acusados estaba detenido por las autoridades de Australia, pero antes debía dar explicaciones a la justicia danesa que tenía una comisión rogatoria pendiente sobre él por otro delito.

Finalmente, y gracias a una sorprendente agilidad burocrática, se pudo celebrar la vista el pasado 16 de julio. La sentencia, con fecha 23 de septiembre, de 25 páginas y a la cual ha tenido acceso El Món, fue confirmada a todas las partes la semana pasada. Una resolución que recoge las declaraciones de los implicados y una pericia de una polaca experta en terapias holísticas, con detalles bastante curiosos que aún oscurecen más un asalto que, a pesar del objetivo de un botín de un millón de euros en criptomonedas y la experiencia de los condenados, se ejecutó con una torpeza encomiable, con un desgraciado intento de fuga incluido. En conjunto, el caso se ha cerrado sin aclarar qué trama hay de fondo y sin decretar la expulsión de los condenados del territorio del Estado.

Del taxi a la taza de porcelana

Según ha quedado probado a la vista de las declaraciones, la prueba practicada y los testimonios de los vecinos y los policías que actuaron, los hechos se sitúan a media mañana del 30 de abril de 2024. Uno de los dos acusados, Kani -de los cuales el tribunal no ha querido comunicar la identidad- se encontraba en su casa en un piso en el centro de Barcelona cuando el otro acusado, You, a quien supuestamente había conocido una vez y «solo durante cinco minutos», le telefoneó. Un inicio de las declaraciones que sorprendió a las tres magistradas de la sección, que ya han juzgado de todo tipo, porque conocer a alguien un día, y durante cinco minutos, y que te llame para proponerte robar un millón de euros digamos que no es muy habitual.

En todo caso, un rato después de la llamada, You recogió a Kani con un taxi y le explicó que irían a Castelldefels. Una vez en el municipio y frente a unos apartamentos, fumaron un cigarrillo y terminaron de urdir el plan. Llamaron a la puerta del apartamento, un apartamento turístico, de donde salió la víctima, Noor, que saludó a You, señal de que se conocían, y entraron. El apartamento tenía las persianas bajadas. Se pusieron cómodos hasta que le pidieron a la víctima poner luz a la oscuridad y abrir las persianas. Noor cumplió con el deseo y fue entonces cuando, con la guardia baja, le estamparon una taza de porcelana bastante grande en la cabeza y lo dejaron aturdido.

Parte de la condena a los ciudadanos israelí y belga del caso Gavà/QS
Parte de la condena a los ciudadanos israelí y belga del caso Gavà/QS

A golpes y patadas y un reconocimiento facial que no funcionaba

Una vez la víctima cayó al suelo, lo golpearon a patadas. Cuando lo tenían bien aturdido lo ataron de manos y pies y le taparon la boca con cinta americana. Lo sentaron en un sofá y le pusieron un cuchillo en el cuello. La amenaza fue clara: lo matarían si no ordenaba una transferencia de un millón de euros en criptomonedas. Todo magullado y lleno de sangre, los dos condenados le pusieron el teléfono móvil delante de su rostro para desbloquearlo con el Face ID y poder acceder a las carteras virtuales de criptomonedas. Las cámaras de los smartphones, sin embargo, no están pensadas para reconocer rostros con sangre de los usuarios y les costó un mundo que el dispositivo reconociera la cara hasta para desbloquear. Pero quedaba un detalle, la doble seguridad de un USB y la contraseña que la víctima les tenía que facilitar cuando bastante tenía con gritar. De paso, buscando el USB aprovecharon para sustraerle de la cartera 600 euros.

Tan fuertes fueron los gritos, que los vecinos alertaron a la policía. De hecho, uno de los vecinos, Josep Antoni, bajó al paseo Marítimo a detener una patrulla porque había cogido miedo por los alaridos que venían del piso de al lado. «Estoy más seguro en el paseo que en mi casa», les espetó Josep Antoni. Los agentes no se lo pensaron dos veces y la patrulla accedió al inmueble, al grito de «¡policía, abran!». Asustados, Kani y You advirtieron a Noor que no dijera nada que si decía algo, le cortarían el cuello. Mientras le arrancaban la cinta americana, le advertían que tenía que explicar que había caído accidentalmente. A la vista de la falta de respuesta, la policía tiró la puerta al suelo y se dio cuenta del panorama. You, al ver a los uniformados gritó, «¡no iré a la cárcel!» y saltó por el balcón. Sin contar que más policía los esperaría abajo y que lanzarse desde una altura de un segundo piso puede suponer hacerse mucho daño.

Imagen de archivo de dos agentes de Mossos d’Esquadra patrullando / ACN

Condenados

La víctima, que no hablaba ni catalán ni castellano, explicó a los agentes lo que había pasado llamando a su esposa para que le hiciera de traductora. La cinta americana, el adhesivo en sus manos y muñecas, el rostro ensangrentado, un cuchillo de grandes dimensiones con el mango gris en el suelo, los nudillos enrojecidos de You, de los golpes que había propinado a Noor, y un señor que había saltado de un segundo piso escapando de la policía, terminaron de convencer a los Mossos de arrestar a los dos sospechosos y aclarar el caso que ahora ha terminado en sentencia. Tanto You como Kani ingresaron en el juzgado diez mil euros de provisión para la responsabilidad civil

De nada ha servido, sin embargo, para el tribunal, la alegación de la supuesta adicción a las drogas de You, o el curioso tratamiento de psicología holística dirigido por una doctora polaca que detallaba la terapia de mejora que practicaba para la adicción a la marihuana, para reducir las penas. Las magistradas, que han evitado valorar el oscuro currículum y las conexiones internacionales de los implicados, han terminado condenando a You y Kani, no se han tragado el efecto de las drogas en el caso, han ido al grano y los han condenado por un delito de extorsión, por un intento de robo con violencia e intimidación, con uso de instrumento peligroso, un delito de detención ilegal y un delito leve de lesiones. Por todo ello, 4 años y seis meses de prisión para cada uno, 270 euros de multa, 510 euros de responsabilidad civil y 3.000 euros de responsabilidad civil.

Comparte

Icona de pantalla completa