La planificación del próximo curso es uno de los grandes retos a los que debe enfrentarse a corto plazo la consejera de Educación, Esther Niubó. Teniendo en cuenta que la natalidad se ha reducido cerca de un 40% desde el año 2008, este nuevo contexto obliga a la administración catalana a replantear el modelo de planificación. Para la Fundació Bofill, la consejería debe decidir «si ajusta plazas en beneficio de todo el sistema o deja que cierren centros en función de la demanda». De momento, sin embargo, la consejería aún no ha terminado de planificar el próximo curso. Según denuncian desde la misma entidad pedagógica, más de un centenar de escuelas e institutos -116, concretamente- catalanes, tanto públicos como concertados, están caminando por la cuerda floja debido a la «falta de planificación» de la consejería.

Se trata de un centenar de escuelas de una sola línea con más del 25% de plazas vacantes en I3 o 1º de ESO, una cifra «muy» superior a la media catalana: «Son centros que sufren las consecuencias de una oferta excesiva en su entorno y que no han recibido soluciones a tiempo por parte de la administración», denuncian desde la fundación. En esta línea, la entidad pedagógica apunta que «el excedente de oferta» queda repartido de manera «desigual» por el territorio: «Tiende a concentrarse en algunos centros que, con el tiempo, pierden líneas y tienen riesgo de no llegar al mínimo de alumnos para garantizar que su único grupo pueda continuar. Una realidad, más habitual en localidades pequeñas, que cada curso es más frecuente en las localidades grandes de Cataluña», argumentan desde la Bofill, que consideran que la administración catalana -tanto la actual como las anteriores- ha trabajado de espaldas «a la realidad demográfica» del país.

La consellera d’Educació, Esther Niubó, durant un ple al Parlament de Catalunya en una imatge d’arxiu / David Zorrakino (Europa Press)

Menos alumnos «cada año» en Cataluña

Desde la entidad pedagógica consideran que la bajada de la natalidad en Cataluña, con 32.000 nacimientos menos desde el año 2008, ha creado «un círculo vicioso», ya que «reduce el atractivo de la preinscripción por parte de las familias» e incrementa el «riesgo de cierre» de algunos centros educativos catalanes. Esta bajada de la natalidad condiciona directamente la planificación de los cursos escolares, ya que demuestra «una tendencia de presente y futuro» que no se reducirá a medio plazo: «Se prevé que hasta 2030, Cataluña pierda 87.000 alumnos en las etapas obligatorias [de la enseñanza]», apuntan desde la Bofill. Teniendo en cuenta esta situación, desde la entidad consideran que la consejería debe apostar por «la fusión y transformación de centros como política para evitar la sobreoferta y favorecer la mezcla social del alumnado»: «Es necesario detectar los territorios con más proyección de pérdida de alumnado y establecer con el mundo local planes que adapten el mapa escolar a la coyuntura demográfica, evitando el cierre no deseado de centros educativos», argumentan.

En esta línea, también consideran que la titular de la cartera de Educación debe impulsar políticas para «revertir la tendencia a debilitar los centros públicos que se está produciendo en los últimos años»: «Es importante aprobar un nuevo decreto de conciertos que permita suprimir antes de la
preinscripción la oferta que no responda a las necesidades del territorio», apuntan. Es decir, elaborar un «nuevo marco regulador» que permita «gobernar conjuntamente» la oferta educativa financiada públicamente para adaptarla a las necesidades demográficas de cada territorio. Aparte, tal como también defienden los principales sindicatos de docentes del sector, desde la entidad pedagógica también apuestan por reducir las ratios en la educación secundaria obligatoria, ya que esta medida permitiría «evitar la masificación en las aulas»: «Las ratios máximas y mínimas deben garantizar una buena atención del alumnado, gestión del aula y personalización de los aprendizajes, y deben ser, también, asimétricas en función de la complejidad del alumnado y de sus necesidades», aseguran.

Una niña cuelga su mochila en el pasillo de la escuela en una imagen de archivo / Europa Press

Replantear la escuela concertada

Desde la Bofill también consideran que, teniendo en cuenta la realidad demográfica del país, es necesario replantear el modelo de escuela concertada de Cataluña, ya que es un sector en el que hay más disparidad en el número de grupos ofertados, con algunas escuelas con una sola línea y otras con tres o cuatro en el mismo municipio: “Además, una parte de los centros concertados no aplicó la reducción de la ratio a 20 alumnos en I3, lo que acentuó la polarización de la demanda en el mismo sector”, añaden. En este sentido, el director de la Bofill, Ismael Palacín, ha añadido que es «inaudito» que desde la administración se inviertan unos recursos para financiar el sistema concertado «sin poder planificar». Es por este motivo, pues, que consideran que la consejería debe “regular” el concierto educativo. De hecho, advierten que, si la administración no regula definitivamente la escuela concertada se puede generar una “disyuntiva” que vaya en detrimento de la escuela pública en Cataluña, ya que si solo se aplican las “medidas de planificación” a la pública se aumentaría «la probabilidad de cierres no deseados de grupos y centros en función de la demanda, comportando un desaprovechamiento de recursos educativos ya limitados y una mayor segregación escolar».

Para replantear y «regular» la escuela concertada, además de un nuevo marco normativo, desde la entidad de pedagogos, consideran que la administración catalana debe dar un paso más en la apuesta por la red pública y redistribuir los recursos económicos y humanos -con un incremento de personal- para «asegurar que ningún territorio quede sin escuela»: «El departamento de Educación debe velar para que todos los territorios, incluidas las zonas rurales o con baja densidad de alumnado, tengan acceso a centros educativos cercanos y de calidad, evitando la desaparición de proyectos educativos en estas áreas», concluyen. La planificación escolar del próximo curso, pues, aunque todavía está en desarrollo, ya genera algunas dudas entre parte de la comunidad educativa, que considera que la consejería debe replantear algunas cuestiones para adaptarse a la nueva realidad demográfica de Cataluña.

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