El Departamento de Educación ha anunciado que prohibirá los teléfonos móviles en el aula en todas las etapas de la educación obligatoria a partir del curso 2025-2026. Es la principal decisión que ha tomado la consejería tras analizar las conclusiones del grupo de expertos y las evaluaciones de Ivàlua realizadas en este ámbito. En infantil habrá una restricción progresiva de las pizarras digitales interactivas y se eliminarán progresivamente las tabletas digitales, dos medidas que se aplicarán a lo largo de lo que queda de legislatura, según Educación. Además, a partir del curso 2026-2027 el departamento no dará un ordenador a cada alumno de 5º como hasta ahora, sino que esta dotación quedará restringida de 6º a la ESO. Los alumnos de 5º podrán utilizar ordenadores del centro.
La consejera de Educación, Esther Niubó, ha explicado que se trata de poner “orden” en el uso de las pantallas, no de eliminarlas por completo. “En ningún caso estamos en contra de la digitalización, ni de los conocimientos y oportunidades educativas que aportan al alumnado en términos de igualdad y equidad”, ha dicho Niubó. “No queremos poner freno, sino orden, para asegurarnos de que la digitalización es positiva y no tiene un impacto negativo sobre la salud, el bienestar o el aprendizaje del alumnado”.

El coordinador del grupo de expertos que ha evaluado las propuestas de Educación, Màrius Martínez, ha asegurado que en ningún momento se han hecho “conclusiones taxativas”, ya que se trata de una cuestión muy compleja. “Hay una necesidad de abordar la alfabetización digital de una manera segura, y esto interpela a todos. Los niños y jóvenes tienen derecho a la educación digital, y al mismo tiempo a la seguridad, al bienestar y a la salud”, ha insistido. Martínez ha recordado que hay una “sobrecarga digital y problemas de adicciones” entre los jóvenes que también se deben abordar dentro de las aulas.
Los efectos de la pandemia sobre el uso de las pantallas
La directora general de Innovación, Digitalización y Currículum, Mercè Andreu i Rosés, ha reconocido que la pandemia de la Covid-19 impulsó un proceso de digitalización de las aulas demasiado rápido y que hasta ahora el departamento no se había “detenido” a reflexionar sobre “el impacto en los jóvenes”. Un análisis que también ha defendido Niubó. “Sin evaluación no puede haber mejora. Era necesario dar un paso más y dotar a los centros de unas instrucciones que fueran más allá”. La consejera ha reconocido que la retirada de los móviles en primaria, vigente este curso, ha tenido muy buena acogida entre las familias y el profesorado, pero que se ha visto que no era suficiente y por eso se ha extendido también a toda la educación obligatoria.