El mes de diciembre se caracteriza, entre otros, por los almuerzos, cenas y el calor de las reuniones familiares por Navidad. La maratón de sopas de galets, canelones, langostinos, neulas y turrones es uno de los momentos más esperados del año para algunos, pero también puede convertirse en una auténtica pesadilla si no se dosifican con prudencia. De hecho, según la sociedad española de medicina de urgencias y emergencias (SEMES), las visitas a urgencias aumentan durante las fiestas de Navidad hasta un 7 % por motivos como intoxicaciones alimentarias y problemas digestivos debido al consumo excesivo de comida y bebida, entre otros. Para evitar empacharse y salir rodando de la mesa, la experta en nutrición y profesora colaboradora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Mireia Obón-Santacana recomienda dejarse llevar y disfrutar de la comida «sin remordimientos», pero mantener unos buenos hábitos alimentarios.
No llegar con hambre a la mesa y comer de manera proporcionada
Una de las prácticas alimentarias más comunes de estas fechas es saltarse alguna comida para «guardar espacio» antes del gran banquete familiar. La nutricionista, sin embargo, advierte que seguir esta estrategia puede provocar malestar gastrointestinal y dispepsia: «Es importante no llegar con hambre y evitar suprimir comidas como el desayuno. No debemos saltarnos ninguna comida», argumenta. Además, la experta también asegura que es muy positivo para mantener una buena dieta durante las comidas navideñas tener en cuenta las proporciones de cada alimento: «Medio plato lleno de verduras y un poco de fruta, un cuarto con carbohidratos saludables y el último cuarto con proteína de calidad, como pescado, legumbres o frutos secos», señala. Por Navidad, sin embargo, los grandes protagonistas de los almuerzos y cenas familiares son los postres. En esta línea, la nutricionista considera que es muy positivo comer una pieza de fruta antes de los dulces tradicionales, ya que de esta manera se contribuye a hacer la digestión y se evita comer neulas y turrones «en exceso».

Comer con tranquilidad y hacer un descanso «activo»
El tercer consejo, por mucho que parezca una obviedad, es masticar bien y comer con tranquilidad, ya que de esta manera se contribuye a digerir los alimentos durante la comida: «Masticar bien la comida y aprovechar el tiempo entre plato y plato para charlar dará tiempo a que lleguen las señales de saciedad al cerebro, estas hormonas secretadas por el tracto gastrointestinal que inhiben el hambre», argumenta. La tranquilidad, sin embargo, también debe trasladarse a después de los postres. La especialista en nutrición asegura que «salir a dar un paseo ligero después de comer es una de las mejores maneras de ayudar al sistema digestivo». Es decir, que es necesario hacer un descanso «activo». De hecho, un estudio de la Universidad Goethe de Frankfurt apunta que pasear después de una comida tiene un impacto muy beneficioso sobre la hiperglucemia posprandial y reduce la sensación de sentirse lleno.
Por último, la profesora colaboradora de la UOC también recomienda evitar consumir bebidas alcohólicas, las cuales suelen regar los banquetes navideños, con el estómago vacío, ya que, además de que aumenta la velocidad de absorción, también incrementan el hambre. «Las bebidas alcohólicas ralentizan la digestión y provocan digestiones pesadas, por lo que se debe limitar su ingesta», señala la experta, que considera que, si no se desea beber agua para acompañar la comida, una buena alternativa es la kombucha.
