El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, no ha evitado el intento de boicot del ala más derechista de la magistratura y la fiscalía a su participación en la ceremonia de apertura del año judicial que se celebra este mediodía en la sede del Tribunal Supremo, presidida por Felipe de Borbón. García Ortiz ha cumplido con su obligación legal de entregar al poder judicial la memoria anual de la Fiscalía, un documento que recoge el trabajo realizado y que marca la estrategia futura.
Precisamente, ha aprovechado el discurso de presentación de la memoria para dirigir una respuesta contundente, pero con formas delicadas, a los miembros conservadores del Consejo General del Poder Judicial, a la Asociación Profesional de la Magistratura y a la Asociación de Fiscales, que han instigado el boicot exigiendo que no participara en la ceremonia. De hecho, les ha recordado que en el Estado español existe la presunción de inocencia y que, sobre todo, por respeto a la «verdad» es necesario defender la institución de la Fiscalía. Asimismo, ha remarcado el carácter de requisito legal de asistir a esta ceremonia.

«Respeto todas las opiniones»
«Es un honor, como jurista, como fiscal y como ciudadano de este país, estar hoy aquí, en mi condición de fiscal general del Estado, en el salón de plenos del Tribunal Supremo», ha contextualizado. «Estar en este acto solemne y reglado presidido por el jefe del Estado y participar, como dispone la ley, en la apertura de un nuevo curso judicial en España», ha añadido. En este sentido, ha admitido que es «plenamente consciente de las circunstancias singulares» de su presencia a raíz de su procesamiento.
«Respeto todas las opiniones que se puedan manifestar sobre esta presencia, y solo haré una mención al respecto en este discurso. Si estoy aquí como fiscal general del Estado, es porque creo en la justicia y en las instituciones que la conforman», ha sentenciado. «Creo en el estado de derecho, en la independencia del poder judicial, en los principios de legalidad e imparcialidad, y, por supuesto, también en la verdad», ha añadido.
En esta línea ha defendido con dureza la institución del ministerio fiscal. «Hago un humilde llamamiento para reclamar el máximo respeto a la función de la Fiscalía española, al trabajo de todos los fiscales», ha clamado. «Creo firmemente en el ministerio fiscal como la institución fuerte que es, sólida, fiable, que vertebra un país y que garantiza el cumplimiento de la ley», asegura. «Una institución enérgica, activa, que no sucumbe ante los embates o ataques de los delincuentes», ha concluido antes de presentar la estadística de la Fiscalía. «Lejos de ser una caricatura sumisa al poder establecido que algunos intentan proyectar, la Fiscalía española es la mejor salvaguarda para la ciudadanía y del Estado de Derecho», ha cerrado para recibir pocos aplausos de la sala de plenos del Supremo.