Coincidiendo con la entrada en vigor de la ley de amnistía, el comisario jefe de los Mossos d’Esquadra, Eduard Sallent, remitía una comunicación interna para preparar a todos los efectivos para una eventual detención de líderes independentistas en el exilio, en caso de que volvieran a Cataluña con una orden de detención vigente antes de que se les haga efectiva la ley de olvido penal. El aviso no era menor. Sallent, un hombre organizado y que no da ningún paso si no tiene un plan A, B y C para ejecutarlo, advirtió a la tropa que cualquier decisión de una eventual detención se tomaría desde la Jefatura, de donde saldrían las órdenes concretas después de activar protocolos internos de comprobación.

Sea como sea, Sallent quería tener bajo control una acción policial delicadísima y muy arriesgada. De hecho, no es la primera vez que los Mossos d’Esquadra se han tenido que plantear la detención de un presidente y han planificado como hacerlo. Lo prepararon para el presidente Carles Puigdemont después del referéndum del Primero de Octubre, y en un segundo término, para el presidente Quim Torra, por si acaso desobedecía las órdenes del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de descolgar las pancartas de la fachada de Palau de la Generalitat. Ninguna de las dos operaciones se llevó a cabo finalmente. De hecho, el único miembro del gobierno catalán que han llegado a detener ha sido la ex consejera de Educación en el exilio, Clara Ponsatí, cuando volvió.

El plan aportado para practicar las detenciones del gobierno catalán si hacían falta en 2017

Helicóptero y miembros del GEI para detener a Puigdemont

En el caso de Puigdemont, el plan para detenerlo se detalló el 21 de enero de 2020, durante las primeras jornadas del juicio a la cúpula de Interior, con el mayor Josep Lluís Trapero al frente, acusado de sedición. Fue durante el testigo del comisario Rafael Comes, que después sería el responsable de la División de Inteligencia de los Mossos con Sallent al frente del cuerpo. Comas esbozó el plan que el núcleo duro de la Jefatura diseñó por si el presidente Puigdemont declaraba la independencia y el TSJC ordenaba su arresto. El testigo destapó un informe interno de los Mossos donde se explicaba con todo tipo de detalles como se llevaría a cabo la detención.

Un helicóptero, binomios de comisarios para detener a los miembros del gobierno, el helicóptero y la custodia por parte del Grupo Especial de Intervención (GEI), la unidad de élite de intervención del cuerpo, eran los elementos principales. Todo estaba a punto en la Jefatura de Trapero, con los comisarios Ferran López y Joan Carles Molinero disponibles para cumplir las hipotéticas órdenes de Jesús María Barrientos, presidente del TSJC. Han pasado más de seis años y ahora Trapero podría ser pronto el nuevo director general de la Policía, si se cumple el compromiso del candidato del PSC, Salvador Illa, en caso de ser investido presidente de la Generalitat.

El mail de 25 doctubre que explica cómo se perfila el plan en caso de dui que prevé las órdenes judiciales que podían incluir detenciones.

Un plan de dos páginas

El informe, de solo dos páginas y al que ha tenido acceso El Món, delata como el 24 de octubre Trapero ordenó a López y Molinero el dispositivo con “la orden expresa” de que “fuera asumido únicamente y exclusiva” por ellos mismos como comisarios superiores. En este sentido, reclamaba “la máxima discreción para garantizar la efectividad del operativo”. También ordenaba que las detenciones fueran practicadas por comisarios o intendentes, miembros de la escala superior del cuerpo. De hecho, se establecieron “binomios” para estas detenciones. Un mail de 25 de octubre de 2017, al cual también ha tenido acceso El Món, muestra las intenciones, con el título Escenarios y dispositivos días próximos.

También se planificó el uso de la Hèlix, el helicóptero de los Mossos, para poder practicar las detenciones en el Palau de la Generalitat o en el Parlamento, así como el traslado al Complejo Egara, la central de los Mossos, en Sabadell. También se indica la habilitación de despachos especiales al mismo cuartel general de los Mossos, de donde se “quitaron las manecillas para abrir las ventanas”. Los traslados serían a cargo del Grupo Especial de Intervención, la unidad de élite de los Mossos d’Esquadra que forman una cuarentena de efectivos.

En el plano directivo, el plan contemplaba que el responsable de la Comisaría General de Investigación Criminal, el comisario Rafael Comes, “gestionara” el operativo con “reserva”, así como que el inspector Jordi Garcia, jefe de la Oficina de Relación con la Justicia, se desplazara al TSJC para coordinar la información y el operativo con el juzgado encargado de una detención de aforados. En todo caso, hay que recordar que la Jefatura se puso en contacto con Barrientos y con el entonces fiscal jefe de Cataluña, José María Romero de Tejada, para poner el cuerpo policial a su disposición para las decisiones que correspondieran.

Primera llanura del dosier del informe de detención

Reunión de Jefatura por Torra

Menos épica fue la preparación de una eventual detención del presidente Quim Torra si desobedecía al TSJC y se negaba a abandonar el Palau de la Generalitat por el asunto de las pancartas. Mientras el Parlamento y Junts y ERC negociaban como convocar las elecciones sin parecer que se plegaban al poder judicial español desde el primer momento, la Jefatura de los Mossos organizó una reunión de coordinación dónde en el orden del día había la preparación de un plan para la detención de Torra.

Según fuentes de los asistentes consultadas por El Món, los preparativos contemplaban un arresto en el palacio de la Generalitat, donde la prospectiva hacía pensar en una gran manifestación o concentración independentista en la plaza de Sant Jaume. Se preparó una lista de posibles efectivos y varios escenarios. Una de las ideas claras e indiscutibles era que, como con el plan para Puigdemont, la detención se practicaría por mandos de la escala superior, es decir, comisarios o intendentes.

Pero una de las miembros de la Jefatura advirtió sus compañeros uniformados que «no había que perder más tiempo porque todo el mundo sabía que Torra no desobedecería». La base era que, según los agentes de Información, el presidente «no quería forzar el cuerpo de Mossos d’Esquadra ni entorprecer de nuevo la institución después del 155». «Es evidente que no desobedecerá», afirmó con seguridad. El resto de comisarios y mandos tomaron nota y el plan quedó en un cajón por si acaso las cosas se torcían. Al final, la informante tuvo razón y Torra abandonó el cargo sin ningún revuelo.

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