Los atentados de Barcelona y Cambrils del 17 de agosto de 2017 conforman una historia muy compleja. Complexísima. Pero el paso del tiempo y el trabajo de la comisión de investigación del Congreso están aclarando algunos puntos oscuros que habían quedado tanto en la investigación policial como en la instrucción judicial y la vista oral, durante el largo camino del juicio a los tres de los integrantes supervivientes de la célula yihadista que preparó el ataque. Las dos últimas semanas han servido para redescubrir dos elementos que habían quedado en el cajón durmiendo el sueño de los justos. Y, además, aclaran la sombra de duda sobre la muerte del imán de Ripoll, Abdelbaki es-Satty, cerebro de la célula y confidente de los servicios de información del Estado.

En primer término, hay una diligencia de los Mossos d’Esquadra, a la cual ha tenido acceso El Món, donde, por primera vez y después de insistentes peticiones de las partes en el juicio oral, la furgoneta del imán aparece fotografiada. Concretamente, en un atestado del pasado 7 de abril firmado por el Astor 228 de los Mossos d’Esquadra, donde los agentes informan que se encuentra en un depósito de Castellbisbal y, además, destacan su buen estado.

Pero, por otro lado, y mucho más importante, está el detalle de la parte final de la declaración de la caporal del Tedax de los Mossos Foc 106, que, como si fuera un añadido de última hora, ayudó a encontrar una de las piezas más buscadas del rompecabezas de los atentados: un «hombre viejo y canoso» que nunca se pudo identificar y que pasó absolutamente desapercibido en la instrucción y la vista oral contra los tres acusados por los atentados. Una descripción que coincide con una fotografía encontrada entre los escombros de la casa de Alcanar, de un hombre que nunca se ha podido identificar.

La furgoneta del imán, en buen estado en un depósito de Castellbisbal/Quico Sallés
La furgoneta del imán, en buen estado en un depósito de Castellbisbal/Quico Sallés

La voz de un testigo

Curiosamente, el descubrimiento vino por el interrogatorio del portavoz del PP en la comisión, el vilanovés Santi Rodríguez. El popular quería incidir en uno de los puntos que la caporal había dejado caer en respuestas a preguntas anteriores, un testigo que podría aclarar por qué la furgoneta del imán se encontró intacta días después y, sobre todo, quién era el señor que salía retratado en la instrucción judicial y que nunca nadie pudo identificar. Era una de las grandes dudas del caso, como lo son aún el «frutero» con quien dos testigos aseguraron haber visto al imán salir de Ripoll, con la furgoneta, el día que iban a Alcanar, al cuartel central de la célula en la urbanización Montecarlo donde se preparó el atentado. Y, por supuesto, el hombre que intentó comprar por primera vez los precursores de explosivos en un almacén de Tortosa, al cual el droguer se negó a entregárselos con la excusa de que la furgoneta no estaba homologada para transportar 100 kilos de peróxido de hidrógeno.

En todo caso, la caporal relató que, cuando hacía dos días que investigaba en la casa de Alcanar, el día 20 de agosto –tres días después del atropello masivo en la Rambla y cuatro días después de que hubieran explotado por accidente los artefactos con los que inicialmente querían atentar–, se le acercó un vecino francés que recogía lo que podía, ya que la explosión también había afectado a su vivienda. La mossa Foc 106 relató que el vecino le explicó y «describió las dos explosiones». Una información que, remarcó, «para un Tedax es muy importante«. «Estuvimos hablando y me dijo: ‘Y cuando ya pasaron las explosiones, vi pasar la furgoneta blanca con el viejo'», añadió la caporal. Una afirmación que quiso aclarar, por la cual preguntó al vecino «quién era el viejo». La respuesta fue que «el viejo» era un señor que iba «a veces». No «no vivía en la casa de manera continuada, pero iba». Y lo describió como «un señor canoso, con la barba larga, el cabello rizado, y más viejo que el imán».

Los Mossos se pusieron en marcha

A la una de la madrugada, cuando la caporal volvió a la sede central de los Mossos d’Esquadra, en el complejo Egara, en Sabadell, la caporal hizo un comunicado y «lo dejó todo anotado». Al día siguiente, ya día 21, habló con sus compañeros de la Comisaría General de Información, con la Unidad de Información Exterior, y les transmitió todos los datos. El día 22 se le tomó declaración y así lo muestra el sumario del caso, al cual ha tenido acceso El Món. El vecino iba acompañado de su esposa. Se identifican como matrimonio Groby y se sientan con los Astor 31 y 23 de los Mossos de la Comisaría General de Información.

Parte de la declaración del matrimonio Groby donde detallan al hombre canoso que llevaba una furgoneta
Parte de la declaración del matrimonio Groby donde detallan al hombre canoso que llevaba una furgoneta

Según recoge la declaración, los agentes de los Mossos les mostraron unas fotografías de la furgoneta con la matrícula 2958BVZ, registrada a nombre de Abdelbaki es-Satty. El matrimonio Groby la reconoció aunque añadieron algún detalle como que era más “antigua, con pintura blanca mate y que la puerta lateral no encajaba correctamente», así como que «llevaba una baca para el transporte de carga”. Ambos confirmaron a los agentes que habían visto el vehículo en la casa de Alcanar el día antes de la explosión, el 15 de agosto. En el mismo sentido, y reafirmando lo que habían contado a la Tedax Foc 106, insistieron que “la persona que vieron conducir esta furgoneta era un hombre de etnia árabe, de unos sesenta años, con el cabello corto y barba larga, gris y rectangular”.

La Tedax Foc 106 que ha ayudado a aclarar alguno de los puntos más oscuros de los atentados del 17-A/Congreso
La Tedax Foc 106 que ha ayudado a aclarar alguno de los puntos más oscuros de los atentados del 17-A/Congreso

Confusión del PP

La narración de la caporal ayudó a esclarecer una declaración aportada al sumario que había pasado desapercibida y que tampoco se reafirmó durante la vista oral, porque, al fin y al cabo, no afectaba el juicio de los tres acusados. Pero la declaración del Tedax, reafirmada por el atestado policial posterior, indicaría que alguien se llevó la furgoneta del imán hacia la Ràpita. Y, por tanto, Abdelbaki es-Satty permaneció en la vivienda hasta que murió por la explosión, tal como expresa la investigación judicial. El único secreto que se mantiene es saber quién era este señor viejo y con barba aún por identificar y, seguramente, tendría información para aportar al caso sobre la creación y evolución de la célula.

Ahora bien, Santi Rodríguez, se confundió con la declaración de otro testigo cuando replicó a la caporal. De hecho, mencionó el relato de otro ciudadano francés, Trouvay. Un vecino de la casa que «dijo ver solo simplemente una furgoneta de color blanco, nada más, ni la descripción de ninguna persona» y «después de la segunda explosión». De hecho, Trouvay ha sido citado dos veces a la comisión y, aunque confirmó la asistencia, finalmente no compareció, ante la sorpresa de la Mesa y el letrado de la comisión, responsables de su seguridad. Ahora, solo faltaría averiguar quién era el «señor viejo». Quizás será una de las primeras tareas de la flamante Asociación 17-A creada esta semana con el objetivo de saber la verdad.

Comparte

Icona de pantalla completa