Es la unidad de élite del orden público de la Policía de la Generalitat, es la Brigada Móvil de los Mossos d’Esquadra, la Brimo. Sus integrantes tienen la fama de absoluta entrega y compromiso con la Brigada, pero hace tiempo que un rumor de fondo se hace notar. «Dios dijo hermanos, pero no primos!», avisa uno de los veteranos de la unidad en conversación con El Mundo que, recogiendo las opiniones de sus compañeros, ya están tips de ser los «chicos para todo y a quienes no se los reconoce nada, porque nunca tienen un no».

Ahora, la Brimo, después de varias quejas, ha querido poner negro sobre blanco la situación y han remitido una carta a la Prefectura y a la Dirección General de la Policía para denunciar la situación. La misiva, a la que ha tenido acceso El Món, dejan constancia que quieren «manifestar» su «descontento generalizado». Tanto por el actual «dinámica» laboral y las condiciones laborales cada vez más «precarias».

La queja ha sorprendido los mandos policiales porque es una unidad que «raramente» reprocha sus condiciones, todo y el poco reconocimiento que reciben. La revuelta sindical llega, además, a días de un virtual regreso del presidente en el exilio, Carles Puigdemont, que podría comportar disturbios en la calle, donde la Brimo resulta indispensable para intentar mantener la orden.

Carles Puigdemont, a su llegada a Baños y Palaldà/Quico Sallés
Carles Puigdemont, a su llegada a Baños y Palaldà/Quico Sallés

Memorial de agravios

Los miembros de la Brimo detallan a la carta como han sido los últimos años de servicios que han comportado «una serie de transformaciones significativas». En este sentido, consideran que han «dejado de ser una área especializada en el mantenimiento del orden público, a convertirnos en una entidad de apoyo integral para todas las especialidades del cuerpo, lo cual ha exigido una adaptación tanto en nuestros procedimientos de trabajo como en nuestra capacidad individual». «Simple y llanamente», explican fuentes del cuerpo, «servimos a todos y para todos». La carta recuerda que durante los atentados del 17-A los «compañeros con bajas y/o vacaciones» se reincorporaron. «Porque somos Dragons», remarcan en referencia al sobrenombre con que se conocen en el cuerpo.

A partir de entonces incrementan el memorial de agravios, desgranando una pandilla de servicios larguísima que van desde el fútbol, a la Vuelta ciclista, concentraciones, manifestaciones, controles o vigilancia antiterrorista o entradas y cacheos. «A pesar de asumir estas responsabilidades adicionales, seguimos siendo los mismos agentes, o incluso, menos, porque la edad media de agentes y mandos del área aumenta, algunos compañeros marchan a otros destinos y llega menos personal nuevo». «Además, muchos de nosotros empezamos a tener lesiones, fruto de la edad y de la dureza de la especialidad», añaden para subrayar que muchos llegan a la edad en la cual podrían pedir no trabajar por la noche.

La Brimo de los Mossos, aguantando el polvo de los extintores a Salt/Quico Sallés
La Brimo de los Mossos, aguantando el polvo de los extintores a Salt/Quico Sallés

«Merecemos un cambio y un reconocimiento justo»

«Sentimos que estos esfuerzos no son debidamente reconocidos por el cuerpo y la Administración», lamentan. «Al contrario, recibimos inputs negativos», critican como por ejemplo imputaciones horarias descompensadas, reducción de formación, como por el refuerzo y carencias en la realización de servicios. Por otro lado, cargan contra el cambio de criterio de las guardias no presenciales de este verano -meses de julio y agosto- sin ningún motivo aparente ni orden oficial.

Además, suman cambios de ubicación de «las sesiones informativas, de los búnkeres y las furgonetas» hecho que genera «confusión y desorganización en el día a día de la unidad». La falta de espacio y de formación también es otro reproche porque «no los permite mantenerse actualizados y preparados por los retos que se presentan». En la misma línea, informan que tienen que vivir pendientes del teléfono móvil porque los activan incluso, con menos de 12 horas de antelación, es decir, fuera del horario preceptivo.

«Observamos con preocupación», razonan, «que otras especialidades con menor carga laboral son recompensadas con un aumento de nivel de 3 a 4 y con imputación de Guardias No Presenciales, mientras que nosotros, dado que somos la unidad con más riesgo, presión política y social soportamos, en muchas ocasiones nos vemos solos ante el juez/jueza, encara realizando una buena praxis siguiendo los protocolos establecidos, no recibimos el mismo reconocimiento». También lamentan que han pasado de 7 a 6 integrantes por furgoneta y a tener más armas, pero sin armero. «Creemos que merecemos un cambio y un reconocimiento justo», exigen. De este modo quieren manifestar el «descontento generalizado» y solicitan que la «dinámica de aumentos indiscriminados en servicios, acompañada de condiciones laborales y personales cada vez más precarias, sea compensada de manera adecuada». Los Dragons montan en cólera.

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