El PP tiene margen de juego en Cataluña porque hace de oposición al PSOE y hace de oposición españolista al entendimiento de investidura entre el PSC y ERC y, además, lo adereza con un desacomplejado discurso de derecha económica. De hecho, el jefe de filas de los populares, Alejandro Fernández, se siente encuentra cómodo haciéndose pasar por liberal y por un ariete de la defensa de bajar impuestos, de elección de escuela libre, de la inmigración legal, o la seguridad.
Así lo ha hecho saber y lo ha representado con audacia Fernández en su réplica al discurso del debate de política general en el Parlamento que se inició ayer por la tarde y que se ha retomado esta mañana. El portavoz popular se ha vestido de oposición con todas las letras y de verdadera alternativa. Eso sí, ha obviado que gracias a su partido, el socialista Jaume Collboni es alcalde de Barcelona.
Fernández ha tildado a Illa de “yerno ideal” con una comparación graciosa basada en “la amabilidad constante” del presidente “cortés y educado” que queda bien con los “ocupas” y también “con los propietarios”. Illa se ha cogido con humor la crítica, pero ha replicado con un punto de dureza. “No me molesta ser el yerno ideal, porque no hay muchos yernos ideales en su partido”, ha replicado Illa. En la misma línea, ha defendido la línea “federalista” de su política con “empatía” y la idea de la “prosperidad compartida”. Illa también le ha recordado que también hablará con Xavier García Albiol y Manuel Reyes, los alcaldes de Badalona y Castelldefels, en manos del PP.

Fernández y los tópicos
El líder del PP en Cataluña ha abusado de tópicos y ha dibujado a un Illa con aires de ‘maulet’ y empapado de políticas de izquierdas. De hecho, este discurso le ha servido para marcar diferencias ideológicas con Junts, más allá de las obvias sobre la nación. Así, ha englobado a socialistas, comunes, republicanos y cupaires en el mismo saco, y Junts al margen “dedicado” a Carles Puigdemont. Un escenario que le ha permitido presentarse en este primero gran debate de la legislatura como la verdadera oposición, es decir, una oposición dura y sin matices, en el ámbito nacional y en el de políticas sociales.