La CUP quiere acabar con lo que califica de «descontrol» y «impunidad» de la Comisaría General de Información (CGINF), una de las más poderosas del Cuerpo de Mossos d’Esquadra, conocidos como «los espías» del cuerpo. De aquí que buscará alianzas entre los grupos parlamentarios para poner en marcha una comisión de investigación sobre sus actividades, sus actuaciones y reparar los daños que haya podido generar. De hecho, esto fue una de sus peticiones a la Comisión de Estudio del Modelo Policial, que acabó su tarea el pasado mes de diciembre. Ahora los cupaires quieren poner la cuestión encima la mesa ante las evidencias del que califican de «espionaje político» de la policía de la Generalitat. También quieren aclarar el uso de software espías asimilables al Pegasus o como se utiliza el «programa de pentinage» de la red bautizado como Voyager. El nuevo decreto de estructura de los Mossos d’Esquadra todavía «inquieta» más la CUP por la capacidad y margen de maniobra que otorga a la Comisaría General de Información.

«Tenemos que acumular fuerzas para crear esta comisión parlamentaria», asegura el portavoz de Interior de la CUP, el diputado Xavier Pellicer, en declaraciones a este diario. En esta ofensiva, los cupaires también quieren reformar la ley de Transparencia para hacer más accesible la información sobre las actuaciones policiales. Esta comisión actuaría al margen de la Comisión de Materias Secretas y Reservadas que, tal como aprobó la cámara catalana, es donde los responsables de la policía catalana tendrán que explicar su plan de Información cada dos años, como mínimo, y rendir cuentas de gastos.

En definitiva, la intención es revisar los protocolos, mecanismos, tecnología y objetivos, así como las consecuencias que ha comportado la actuación de una unidad policial que ven «especialmente dedicada a investigar los movimientos sociales, la izquierda independentista o el antifascismo». En el paquete, también quieren hacer una «auditoría por parte del Parlament» para empezar la evaluación de la CGINF en paralelo a la Comisión.

Xavier Pellicer, diputado de la CUP 12.4.2023 / Mireia Comas
Xavier Pellicer, diputado de la CUP 12.4.2023 / Mireia Comas

Cambios legislativos

Una de las primeras fases parlamentarias de la CUP para acotar bien y monitorizar las actividades de información de los Mossos es acogerse a una de las recomendaciones de los representantes de la Comisión de Garantía del derecho de Acceso a la información pública que comparecieron a la comisión de estudio del Modelo Policial. Su propuesta era reformar la ley de Transparencia dando por sentado que, por ahora, la excusa que la información «podía tener potencialmente algún riesgo» era una patente de coros para bloquear cualquier petición de datos. «Hace falta acotar-lo a la legislación europea», propone Pellicer para acabar con las misteriosas bases de datos con que trabaja la policía.

Precisamente, el diputado de la cUP recuerda que durante los trabajos de la comisión de estudio, los portavoces visitaron el complejo policial de Egara, la sede central de los Mossos. «Nos enseñaron con toda normalidad proyectos de investigación donde había logos e imágenes de grupos de extrema izquierda como elementos a investigar» comenta el diputado. «Nos dijeron que teníamos que entender que si se celebraba una reunión de cierta radicalidad, los Mossos tenían que tener alguien, y ponían al mismo nivel la extrema derecha, que en este país ha matado gente, con la gente de extrema izquierda o los sindicatos de estudiantes que lucharon contra el aumento de las tasas universitarias», añade. «Hay que frenar esta operativa», insisten desde la CUP.

¿Tienen Pegasus?

También a raíz de la comisión de Estudio, tanto el jefe de la Comisaría General de Investigación Criminal, Ramon Chacon, como el jefe de la Comisaría General de Información, el intendente Carles Hernàndez, se negaron a explicar en el Parlamento si tenían software espía. Un rechazo que disparó todas las alarmas tanto a la CUP como al portavoz de los Comunes a la Comisión, Marc Parés. De aquí que hayan entrado una batería de preguntas sobre si Mossos tiene un programa similar a Pegasus, desde cuando, en qué casos se habían utilizado, o donde tenían los servidores, y si estos software se utilizaban con orden judicial. Una acción que, atendida la interpretación de la CUP, hizo que el gobierno catalán firmara la moratoria en el uso de herramientas de cibervigilancia del Manifiesto de Ginebra.

Por otro lado, la CUP registró el pasado mes de febrero otra batería de preguntas sobre la «reiterada y persistente falta de transparencia» de Interior que se negaba a explicar si las diligencias de la Audiencia Nacional 99/2018 y las 104/2017, seguidas contra el independentismo y los CDR, algunas ya archivadas habían participado los agentes de información de los Mossos d’Esquadra. «Tenemos que ir rascando para que vayan a hacer su acción más transparente», subraya el diputado.

Un logo de Pegasus de la comisisó del Parlamento Europeo
Un logo de Pegasus de la comisisó del Parlamento Europeo

«Múltiples causas de espionaje»

La CUP entiende que se han constatado «múltiples causas de espionaje por motivo ideológico por parte de la Comisaría de Información de los Mossos d’Esquadra». Una situación que hace «necesario que el Parlament ponga en marcha una comisión sobre la actividad de la Comisaría de información para revisar las actuaciones desde su creación, corregir y reparar los daños realizados, revisar que estas malas praxis no se sigan produciendo actualmente, activar los mecanismos para garantizar la no repetición y depurar las responsabilidades políticas y funcionariales actuales y presentes». En síntesis, la CUP considera que la CGINF «escapa a cualquier mecanismo de control democrático de su actividad». Por ejemplo, los cupaires indican que no se sabe cómo se elige ni quienes elige o selecciona los riesgos y objetivos, o bien qué «informaciones prospectivas de análisis de riesgo hay que acumular, qué criterios utilizan, si hace falta orden judicial para realizar». «Nadie vigila al vigilante en este país», añade Pellicer.

En este sentido, los cupaires hacen un esbozo de actuaciones polémicas desde hace más de quince años, y recuerda casos como la crema de las fotografías del rey español a Girona, en 2006, donde, por primera vez, los Mossos admitieron la elaboración de fichas ideológicas para identificar sospechosos, el caso de la ocupación del Palacio del Cine que supuso la clasificación de los identificados según eran independentistas, anarquistas o antisistema, el caso de las identidades suplantadas del año 2019 o el caso más abundante, cuando el 26 de octubre de 2017 se interceptó furgonetas de los Mossos d’Esquadra a la incineradora del Besòs con 500 informes, entre otros, referentes a asambleas, talleres, debates, encuentros del Esquerra Independentista, Movimientos Sociales, movimiento por la vivienda y protestas ciudadanas como las huelgas Generales del 2011 o el 15-M, así como un informe sobre la CUP, sobre un consejo político de la formación y una acta de la reunión de su grupo parlamentario.

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