La situación política catalana no es tan normal como muchos quieren hacer creer. Posiblemente, uno de los ejemplos que lo demuestran es que un mes después de la formación del Gobierno del presidente Salvador Illa, todavía no se ha denominado una figura central de la política catalana. En concreto, el jefe de la oposición. Una figura creada durante el último mandato del presidente Jordi Pujol a raíz de la iniciativa de la entonces líder socialista, Pasqual Maragall, que lideró la creación de una figura para dignificar la oposición parlamentaria.

Por ahora, el Reglamento del Parlamento, el artículo 77, prevé y regula esta figura. En concreto, determina que «es jefe de la oposición el diputado que ejerce la presidencia del grupo parlamentario de la oposición con más escaños en el Parlamento». Incluso, contempla que en caso de empate a escaños, se resuelve a favor del grupo que haya obtenido más votos a las elecciones. Es evidente que este cargo corresponde al presidente del grupo parlamentario de Junts per Catalunya que obtuvo un total de 35 escaños a los comicios del pasado 12 de mayo. El vacío institucional, pues, continúa a partir de este jueves, con la creación de las comisiones, y se pongan en marcha los motores plenamente de la cámara, comience su singladura con el debate de política general previsto por el 8 de octubre.

Carles Puigdemont, Mònica Sales i Albert Batet, al mitin de Juntos+ de este miércoles a Argelers / Nico Tomás / ACN

Albert Batet de momento no será jefe de la oposición

Por lo tanto, por ahora correspondería a Albert Batet, puesto que la cabeza de lista de Juntos, el presidente Carles Puigdemont, todavía es al exilio a la espera de la aplicación de la ley de amnistía. Ahora bien, Batet todavía no tiene este título. El ritual parlamentario establece que es el mismo grupo parlamentario quien presenta el nombre en el presidente del Parlamento, y es este quien en «declara la condición de jefe de la oposición por medio de una resolución». De momento, Juntos todavía no ha meneado ficha. «Ni lo hemos hecho, ni esperamos hacerlo hasta que no pase el Congreso, y el futuro de Puigdemont… y se asee todo ello», resaltan fuentes de la formación en conversación con El Món.

Así, la formación espera como se resuelve la aplicación de la amnistía por el líder de la formación que, cada vez tiene más voces internas, que si vuelve, tiene que ejercer este cargo. Por otro lado, los juntaires quieren reorganizar el grupo parlamentario para encarar una etapa de oposición dura que entienden que los ha dejado ERC en el Parlamento gracias a su acuerdo con el PSC. Y, en último término, hay voces dentro del mismo partido y el grupo parlamentario que no acaban de ver Batet con «bastante finezza» para ejercer el cargo y modular un discurso de control en el Gobierno de Isla, neutralizar Alianza Catalana y erigirse en «el partido independentista de referencia y de alternativa a los socialistas». De hecho, Batet podría ser escogido ahora jefe de la oposición y revocar el cargo ante un posible retorno de Puigdemont. En este sentido, cuando Inés Arrimadas fue nombrada después fue relevada por Carlos Carrizosa, cuando el exlíder españolista fue de jefe de filas a Madrid.

Salvador Isla conversa con Albert Batet en un acto / Europa Prisa

Un cargo que lleva más cargo

La figura del jefe de la oposición no solo tiene trascendencia simbólica. El reglamento deja muy claro qué atribuciones ostenta además de las que ya tiene como diputado. Entre estas competencias le corresponde el derecho de «ser consultado, a iniciativa del presidente de la Generalitat, sobre los asuntos de más importancia para Cataluña». También la prerrogativa de proponer mejoras de la acción de gobierno. Así mismo, tiene que recibir el tratamiento de honorable señor u honorable señora. Protocolariamente, tiene reservado el lugar inmediatamente posterior a los expresidentes de la Generalitat.

En el ámbito más prosaico, el jefe de la oposición puede percibir las retribuciones que determine el Parlamento con cargo a su presupuesto, diferente a las de un presidente de grupo parlamentario. En este sentido, también dispone de los medios humanos y materiales necesarios para ejercer sus atribuciones, de los cuales medios lo tiene que proveer el Parlamento. En concreto, dos cargos de confianza a cargo del presupuesto de la cámara.

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