La campaña electoral de las elecciones estatales empieza a ofrecer imágenes surrealistas. Este anochecer ha sido un ejemplo, en un acto electoral de Vox en el barrio de Can Gibert del Pla de Girona. Varios colectivos antifascistas habían convocado un silbido de boicot en las declaraciones que tenía que hacer el líder ultraderechista en Cataluña, Ignacio Garriga. Un fortísimo dispositivo policial ha separado el acto de Vox del poco más del centenar de personas que se han reunido por escridassar el mitin
Los Mossos d’Esquadra han protegido Vox como si se tuviera que acabar el mundo, a pesar de que es el partido que ya ha anunciado oficialmente que los quiere suprimir. Tanto ha estado así, que el Platí, el íntegro y siempre sensato jefe del dispositivo, ha sido confundido con un miembro de la comitiva de Vox y se le ha abraonat uno de los activistas cuando le intentaba vallar el paso. Silbidos, gritos, cantos, banderas, ironía e indignación han protagonizado la protesta que no ha impedido las declaraciones de Garriga. Eso sí, los activistas han conseguido que el diputado ultra de Girona en el Parlamento, Alberto Tarradas, haya tenido que girar cola acompañado por miembros del área de escoltas de los Mossos d’Esquadra.

«Fuera fascistas de nuestros barrios»
La convocatoria del acto estaba en la calle San Sebastián, esquina con Puigneulós. Una zona donde Ciutadans había conseguido resultados memorables y dónde ahora Vox y PP se disputan el mercado de la derecha visigòtica. De hecho, a todas las farolas de la zona hay colgados carteles de la derecha extrema y de la extrema derecha. El acto de Vox, en pequeño formato, consistía en una carpa donde hacía declaraciones de Garriga. El contraacte, un llamamiento a asistir con silbatos para boicotearlo.
Un centenar de personas se han reunido. Pero, de dispuestos a gritar, había una cincuentena. Y, además, lo tenían que hacer detrás un espectacular cordón policial montado con furgonetas de las unidades antidisturbios de los Mossos d’Esquadra, la Brigada Móvil (Brimo) y del Área Regional de Recursos Operativos (ARRO). Desde la distancia, silbatos y gritos de «Fuera fascistas de nuestros barrios!», «Hijos de Puta!», «Oh no, nazis, no, nazis no!», «Mossos, echadlos que están
Los Mossos también han recibido
Una vez ha acabado el acto, cuando Garriga había hecho las declaraciones, se ha vivido algún momento más de desazón que no de tensión. Miembros del ARRO han pedido a los concentrados que subieran a la acera para permitir la salida de la comitiva policial y de Vox. Los concentrados, armados con un silbato, han hecho un poco el remolón ante las órdenes de los Mossos, y ha costado un poco que se apartaran. La gente que contemplaba la escena desde las terrazas de los bares del alrededor comentaban la jugada.
Mientras los miembros de Vox desmontaban la carpa, que trabajo han tenido, los activistas los animaban: de hecho, se jodían. «No sabéis ni desmontar un toldo, gamarussos!», gritaba uno de los activistas con un sombrero de árbitro de tenis. El resto, reían. Despacio, los Mossos han levantado el campamento y ha vuelto a generarse una situación de posible conflicto. Miembros del ARRO han abierto un tipo de pasillo entre una furgoneta y una pared para sacar de la zona Tarradas y militantes de Vox que habían asistido al acto. El primero a pasar ha sido el jefe del dispositivo de protección, alto como un Santo Pablo y cuadrado como uno

La cara de sorpresa del resto de los compañeros de paisano y uniformados era de sorpresa. Incluso la del mismo jefe del dispositivo, que abriendo los brazos le ha espetado con un aire socarrón «Pero que haces?». Ha estado entonces cuando ha visto la magnitud del mozo y ha entendido que se estaba metiendo en una zarza. «No eres de Vox, tú?«, le ha preguntado lo nano. «Hostia, ya veo que no!», se ha autocontestado, con la mirada condescendiente del policía y del resto de sus compañeros. Se ha hecho un silencio en medio del silencio. Los otros mossos se lo han mirado y le han dicho «