Malestar a Junts por el papel protagonista que Pedro Sánchez quiere dar a Salvador Illa en las negociaciones con los partidos independentistas para ligar su investidura. Tanto Carles Puigdemont como Jordi Turull han criticado la decisión de Ferraz de abrir una línea de “contacto permanente” con el PSC para que valide cualquier acuerdo que se pueda cerrar. “Salvador Illa no podrá ser nunca un interlocutor válido para generar confianza”, ha dicho el presidente catalán en el exilio en un mensaje en la red X, el antiguo Twitter.
El secretario general de Junts también ha descartado que puedan negociar con Illa sus condiciones para investir a Pedro Sánchez. “Me parece que esto de dar protagonismo a quien engañó a Junts el día antes del pacto de la vergüenza en Barcelona para impedir que Xavier Trias fuera el alcalde es una manera muy extraña de demostrarnos que son de fiar”.

Equilibrios con los equipos negociadores
La elección de los equipos negociadores será un quebradero de cabeza incluso antes de que empiecen las conversaciones de manera oficial. Al poco de ser propuesto como candidato, Pedro Sánchez confirmó que los contactos serían solo con los portavoces y líderes de los grupos parlamentarios —descartando de manera implícita una reunión con Puigdemont—, una decisión que lo ha gustado en Junts.
Sánchez ha escenificado el papel protagonista de Illa con una reunión personal con el primer secretario del PSC este miércoles. El presidente español en funciones ha designado miembros de su núcleo duro cómo María Jesús Montero, Santos Cerdán, Pilar Alegría y Félix Bolaños para el equipo negociador del PSOE, pero para evitar suspicacias en el PSC han garantizado que Illa será informado de todo. “No pasarán cosas que el PSC no vea que tienen que pasar”, ha justificado Salvador Illa.
El dirigente socialista ha restado importancia al hecho de no formar parte de las negociaciones, que además de los independentistas catalanes incluyen a Sumar, Bildu, el PNB y BNG. «Me da igual estar o no estar y el protagonismo”, ha insistido. Sin embargo, la situación de Illa contrasta con la de 2019, cuando tuvo un papel más central en las negociaciones.