Este sábado, 7 de diciembre, la ANC debe pasar por un peaje fundamental para encarar la nueva etapa de la entidad. Es el plenario del secretariado que debe debatir y votar las enmiendas vivas para la aprobación del plan de acción para los años 2025-2026, que debe someterse a la votación final de los asociados en la asamblea general extraordinaria que se celebrará en enero. El dossier con las enmiendas que se discutirán mañana se ha remitido a los secretarios nacionales con el sello de «confidencial». Una reunión telemática que se prevé larga y densa, sobre todo porque han quedado pendientes de votación 122 enmiendas vivas al plan de acción de la entidad, teniendo en cuenta que inicialmente había más de 200. Un listado, al cual ha tenido acceso El Món, distribuido en 26 bloques, como por ejemplo Hacer efectiva la independencia, La racionalización para combatir la ocupación española o Los objetivos finales de los frentes civil, institucional e internacional.

Un grueso de enmiendas que esbozan las diferencias estratégicas en la dirección de la entidad sobre el rol que la ANC debe adoptar en el nuevo ciclo político, con un independentismo derrotado en las urnas y el PSC ocupando casi todos los espacios de poder en Cataluña, con la presidencia de la Generalitat de Salvador Illa como mascarón de proa. De hecho, las enmiendas intentan plantear un «nuevo impulso hacia la independencia», preparar el «frente de la sociedad civil», así como fortalecer el frente internacional.

Uno de los exponentes de la batalla ideológica es el exvicepresidente del Parlamento Josep Costa, que defiende un total de 66 enmiendas, seguido a mucha distancia por Josep Tomàs, con 17, y Joan Mollà, con 11. El resto se reparten entre Jaume Giménez, David Miñana, Jordi Llobet y Tomàs Torrent. Todos ellos deben repartirse 30 minutos de intervención. Las enmiendas proponen enfatizar la vía unilateral del independentismo dejando al margen las batallas partidistas o las estrategias gradualistas que pasan por pactos con partidos de ascendencia y obediencia española. De hecho, los autores de las enmiendas quieren aplacar las dudas sobre la convicción de la ANC como ariete de la vía unilateral.

Documento del plan de acción con el sello de confidencial que se debatirá este sábado/Quico Sallés
Documento del plan de acción con el sello de confidencial que se debatirá este sábado/Quico Sallés

Desobediencia y unilateralidad

Una de las claves del debate interno es la táctica que debe impulsar la ANC para lograr la independencia. En este sentido, el plan de acción original propone la «desobediencia civil como la única respuesta a la actitud totalitaria de España y combatir los nefastos efectos de ser un país ocupado». Precisamente, las enmiendas se dirigen contra la idea de centrar la batalla independentista en la desobediencia civil y otras «formas de lucha no violenta».

Así, Costa firma una enmienda donde reclama «asumir la represión como inherente al proceso de liberación nacional». Si bien también apunta que es necesario desplegar estrategias de desobediencia civil «a gran escala» y alerta que «el independentismo no debe ser un movimiento de desobediencia civil ni reflejarse en otros procesos». Por tanto, la enmienda remarca que «es necesario insistir en la implementación del mandato del Primero de Octubre».

En este sentido, añade en otra enmienda que el movimiento independentista, en todo caso, «solo tendrá éxito si es capaz de disputarle el poder al Estado mediante instituciones y liderazgos capaces de lograr la obediencia voluntaria de una mayoría de la población catalana». El argumento de la enmienda es que «la desobediencia al Estado no lleva a la independencia sin lograr la obediencia a las instituciones de la República». Por otra parte, otra enmienda añade que el plan de acción parece decir que «la única vía pacífica para lograr la independencia es dejarse encarcelar, lo cual no es cierto ni tiene sentido».

Josep Costa, durante la vista oral de su juicio/Pol Solà-ACN
Josep Costa, durante la vista oral de su juicio/Pol Solà-ACN

El papel de los partidos

Uno de los protagonistas del plan de acción son los partidos políticos y su papel en el actual ciclo político. Sobre todo en el apartado 3 del plan de acción, titulado Frente Institucional y Político. El secretario Josep Tomàs enmienda todo el punto y no deja margen a interpretaciones. «Es necesario dejar de condicionar la acción institucional a unos partidos que han abandonado el objetivo independentista y promover iniciativas más rupturistas», asegura en la justificación. Y plantea «volver a alinear a los partidos independentistas en la confrontación unilateral basada en la desobediencia civil».

De hecho, otra enmienda, en este caso firmada por Costa, va por el mismo camino y la misma orientación. «La ANC no puede conformarse ni acomodarse a un escenario en el cual los partidos independentistas abandonen la estrategia unilateral y releguen la independencia a un acuerdo lejano con el Estado español sobre un referéndum de autodeterminación que las instituciones del Estado profundo español no validarán nunca», escribe el líder free-lance del independentismo.

En este marco, uno de los otros secretarios, Joan Mollà, presenta otra enmienda que pide superar el actual sistema de partidos y abona la tesis de la lista única. «Será necesario promover durante esta legislatura la creación de una nueva entidad electoral dispuesta a proclamar la independencia», defiende Mollà. Propone dos orientaciones. Una opción sería la promoción de la aparición de algún nuevo partido, otra sería favorecer la unión de diversas formaciones ya existentes y una tercera, una agrupación de electores. Ahora bien, a pesar de las diversas opciones, sí que reclaman que se haga de manera «inmediata» y «sin esperar un hipotético cambio de rumbo de los partidos tradicionales ni ningún tipo de renovación y regeneración que, por ahora, no se vislumbra».

Un miembro de la ANC en el encuentro de Asambleas de Base/ANC
Un miembro de la ANC en el encuentro de Asambleas de Base/ANC

¿Unidad estratégica?

Una de las enmiendas más interesantes afronta uno de los conceptos más repetidos en los últimos años de la lucha política independentista: la unidad estratégica. En este punto, hay una enmienda de Josep Tomàs contra el punto 3.2.5, que realza la «importancia de la unidad estratégica compartida». El autor carga sin tapujos contra esta idea. «No aporta nada a la idea de regeneración», sentencia en su argumento para pedir la supresión de este punto que reclama la unidad. «No es necesario obsesionarse con la unidad si no sirve para avanzar hacia la independencia», argumenta. «A menudo la búsqueda de la unidad estratégica acaba rebajando el discurso independentista en beneficio de la transversalidad», alerta. «No es nuestro objetivo», concluye en el texto de la enmienda.

En la misma línea, Costa también defiende una enmienda del mismo punto donde resta toda la importancia a la unidad estratégica y subraya la soledad de la ANC defendiendo la unilateralidad. De esta manera, propone añadir al plan de acción que «la Asamblea se encuentra sola defendiendo su apuesta unilateralista para hacer efectiva la declaración de independencia». Una soledad que no es un problema para Costa, porque considera que esta «soledad» es «momentánea» y «no debe ser un obstáculo para reactivar el movimiento con la misma fuerza que lo hizo la sociedad civil hace ahora 15 años». «La unidad como objetivo, cuando todos han renunciado al 1-O, es un error; hay que hacer camino y que la gente y las entidades se vayan sumando», reflexiona Costa.

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