La Asamblea Nacional Catalana (ANC) quiere mantener viva la lucha del Primero de Octubre de 2017, y recuerda que la combinación de la fuerza popular y la firmeza institucional llevaron a Cataluña a las puertas de la independencia por primera vez desde la entrada de las tropas franquistas en 1939. Con este precedente, la ANC quiere preparar un nuevo desafío con el Estado español de cara a las próximas elecciones al Parlamento porque, según destaca en la hoja de ruta aprobada por los socios, los hechos del otoño de 2017 muestran que la República Catalana es posible y que el único camino para hacerla efectiva es la vía unilateral. El documento, que tiene 13 páginas y se ha presentado en un acto en el Ateneo Barcelonés, establece los pasos a seguir para preparar un «nuevo desafío al Estado español en las próximas elecciones al Parlamento para lograr la independencia».

Para alcanzar los objetivos fijados, la entidad presidida por Lluís Llach divide la estrategia en tres grandes frentes: sociedad civil, institucional y político, y el frente internacional. Y, en el segundo apartado, propone impulsar cambios en los partidos independentistas existentes y contempla la posibilidad de crear nuevas opciones electorales porque considera que los líderes de los partidos independentistas son «rehenes de la represión española y los partidos rehenes de estos líderes». Esta idea surge de una crítica a Junts per Catalunya, Esquerra Republicana y la CUP porque, según exponen, los «fracasos, los engaños y las renuncias reiteradas» han erosionado la credibilidad y el proyecto político que representan.

Así, lamenta que los procesos congresuales de los tres partidos no han servido para hacer «la necesaria autocrítica» por la pérdida de la mayoría independentista y critican que «en ningún caso se ha producido la rectificación estratégica imprescindible para volver a poner la independencia en el centro y renovar el compromiso con el mandato del 1-O». Ante las citas electorales que haya a partir de ahora, la Asamblea se compromete a fiscalizar los programas de las opciones políticas que se presenten a las elecciones y hacer una valoración del «compromiso independentista», basándose en la estrategia que se fija en esta hoja de ruta, para orientar el voto del electorado independentista sin decantarse por ninguna opción. Además, contempla que esta orientación tenga en cuenta propuestas que plantee la ANC sobre «compromisos para ser asumidos públicamente» por los partidos independentistas.

Lluís Llach, Xavier Antich, Aurora Madaula y representantes de las entidades independentistas llegan al Arc de Triomf / Mireia Comas

El independentismo debe actuar como «minoría de bloqueo» en el Estado español

La ANC deja claro que el independentismo debe ocupar todos aquellos espacios que estén a su alcance y que «favorezcan llegar a la independencia», pero cree que hay que asumir que ninguna formación realmente independentista puede ser «nunca» un interlocutor válido en las Cortes españolas, como ocurría entre 2015 y 2018. En este sentido, subraya que si los diputados y senadores independentistas defienden la estrategia unilateral que propone la ANC, «ningún partido español querrá ni podrá justificar recibir sus votos para gobernar».

Además, recuerda que en los años álgidos de movilización independentista las elecciones con más participación siempre fueron las del Parlamento, un dato que, según la entidad, demuestra que la gente percibe que es donde se toman las «decisiones importantes» para el futuro del país. Con todo, concluye que la intervención del independentismo en la política española «refuerza» el poder del Estado español, excepto si las formaciones actúan como «minoría de bloqueo». «La estrategia independentista debe desplegarse en las instituciones catalanas, locales o nacionales, para reforzar su poder», sentencia.

Oposición «creíble» al gobierno «españolista» de Illa

Por otro lado, la entidad independentista reclama a Junts y ERC romper los pactos con los socialistas en «todas partes» porque, según la ANC, es la única forma de poder hacer una «oposición creíble» al gobierno «españolista» de Salvador Illa. Además, consideran que la oposición realmente independentista en el Parlamento «no debería limitarse a los debates autonómicos o de financiación», y reclama afrontar los grandes retos del país como la «minorización» del catalán, el expolio fiscal y sus efectos en los servicios públicos y la vivienda con un compromiso firme para hacer la independencia. Para revertir la situación actual, la Asamblea debe visualizar que el ejecutivo de Illa es «subsidiario del gobierno español investido por partidos independentistas» y propone «promover la movilización y la confrontación simultánea con los dos gobiernos, de tal manera que resulte insostenible para cualquier partido nacional catalán continuar apoyando a uno u otro».

El presidente catalán, Salvador Illa, habla con Pedro Sánchez en la Conferencia de Presidentes de Santander / ACN

Recuperar una mayoría independentista «efectiva» en el Parlamento

De cara a las próximas elecciones al Parlamento, el objetivo prioritario del movimiento debe ser «recuperar una mayoría parlamentaria efectiva y operativa», que tenga un plan «creíble» para aplicar el resultado del 1-O «de manera unilateral» y que pueda sumar a todos los diputados independentistas, excluyendo la extrema derecha, para formar gobierno. Si se dan las condiciones para este escenario, la ANC plantea una «Agenda para la Independencia». En primer término, la mayoría independentista debería apoyar una resolución que constate una nueva mayoría democrática a favor de la independencia y ratificar las declaraciones soberanistas de 2013 y 2015, y la declaración de independencia de 2017.

También propone investir un gobierno con el mandato de «planificar y desplegar» los cambios y transformaciones tecnológicas, organizativas, legislativas y administrativas en los diversos ámbitos para preparar la transición hacia la República Catalana. Asimismo, establece el despliegue de una acción internacional orientada a conseguir apoyos y futuros reconocimientos a la independencia. Una vez hecho todo esto, cuando la ciudadanía y las instituciones estén preparadas, se activará la Declaración de Independencia, a movilizar el país para su defensa pacífica y democrática y a pedir el reconocimiento internacional, pero pronostica una respuesta española «igual o más violenta que en el año 2017». En este punto, la entidad vuelve a incidir en la necesidad de que el independentismo disponga de nuevos líderes que «tengan la credibilidad necesaria para dirigirse al pueblo catalán y al mundo como mandatarios de un gobierno soberano».

Càrregues policials l'1-O | Jordi Borràs
Cargas policiales el 1-O | Jordi Borràs

El desafío final para implementar la República

Finalmente, la ANC remarca que será necesario tener preparadas las medidas políticas, sociales y de lucha no violenta que sean necesarias para defender la República Catalana y vencer la ofensiva del Estado español «ejerciendo los poderes del nuevo Estado y con la lucha no violenta». Así, establece que el gobierno y las instituciones catalanas deberán regirse con lo que se establece en la Ley de Transitoriedad y Fundacional de la República. Las nuevas instituciones republicanas deberán ser las interlocutoras con las instancias internacionales y los estados, incluida España.

Para apaciguar la previsible respuesta del Estado español que intentará «retener Cataluña por la fuerza», plantea la necesidad de llevar a cabo huelgas, cortes de comunicaciones, ocupaciones de edificios oficiales, entre otras, para defender la República, unas acciones, y lo deja claro la hoja de ruta, que «deberán desestabilizar la vida cotidiana de Cataluña hasta el punto de repercutir en el Estado español y en el resto de países de la Unión Europea». La ANC no establece la intensidad ni la duración de este conjunto de respuestas, pero establece que deberán ser de «la magnitud necesaria para generar la intervención de la comunidad internacional» y forzar al estado español a negociar con el gobierno provisional de la República en una mesa de negociación con mediación internacional. En el caso de que la UE y España rechacen cualquier solución acordada, la entidad apuesta por «tener la organización y determinación para continuar la defensa de la República».

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