Una cuarentena de exmiembros del Secretariado Nacional del ANC han firmado un manifiesto para reclamar a la presidenta de la entidad, Dolors Feliu, un cambio de rumbo y alertan que la lista cívica que defiende el núcleo duro de la dirección, tal como está planteada actualmente, podría tener consecuencias nefastas para el futuro de la entidad. Según ha avanzado lo
El texto está firmado por los exvicepresidentes Agustí Alcoberro –número dos de Jordi Sánchez– i Josep Cruanyes –mano derecha de Elisenda Paluzie– y por exmiembros del Secretariado Nacional como Carles Castellanos, Blanca Serra, Elisenda Romeu o Josep Pinyol. En el manifiesto, los firmantes defienden que apostar por la lista cívica que la ANC aprobó en su hoja de ruta después de las elecciones de mayo del 2022 «no puede convertirse en ningún caso en un cuarto partido dentro de un sistema subordinado al enemigo y atrapado en el círculo vicioso de los profesionales de la política”.

Segunda corriente crítica con la ANC y la dirección de Dolors Feliu
La publicación del manifiesto llega el día después que los críticos con la dirección de Feliu, agrupados alrededor del colectivo Indesinenter, cargaran contra el Comité Permanente de la entidad y reclamaran un replanteamiento de l‘estrategia de la ANC para hacerla más “fuerte” y con “capacidad en el momento del nuevo embate de paralizar el país no un día, sino durante semanas”. Después de semanas de crisis interna por la lista cívica, 13 miembros del actual Secretariado Nacional dimitieron para protestar contra las formas de Feliu y reclaman un “debate intenso entre las bases” para definir como tiene que ser esta lista cívica.
Un planteamiento similar al que hacen los exsecretarios que han firmado el manifiesto, que apuestan para comenzar un «nuevo proceso de lucha que supere los límites de la fase anterior” y reforzar la ANC para que vuelva a la primera línea del movimiento independentista de base con “objetivos propios”. A pesar de reconocer que el proyecto de lista cívica tiene ventajas evidentes –como forjar nuevos liderazgos en el independentismo o dar un alternativa a aquellos que todavía ven el 1-O como una fecha fundacional del movimiento– también alertan que la política institucional tiene unos límites muy claros, como ha demostrado la deriva de los partidos mayoritarios, y que la entidad no tendría el control de una lista que habría financiado e impulsado.
«Hay que evitar caer de pleno en las prácticas que tanto criticamos y que tanto de mal nos han hecho y nos están haciendo”, insisten. Impulsar una lista cívica consumiría muchos recursos y energía de la entidad para acabar apostando «por un posibilismo enormemente volátil” que tiene muchas posibilidades de fracturar todavía más el movimiento independentista y desgastar a la ANC. En su diseño actual, la lista cívica implica «el fin de los propósitos fundacionales de la entidad, la negación de la práctica democrática y la desorientación de un movimiento que necesita más claridad que nunca».