La guerra civil en el secretariado de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) lleva tiempo desarrollándose. Pero, lejos de firmar un armisticio entre los dos sectores, oficialistas y críticos, las últimas semanas se han intensificado los ataques. Una serie de correos electrónicos entre miembros del Secretariado Nacional, a los que ha tenido acceso El Món, el fiasco por intentar llegar a un acuerdo sobre cambios en el Secretariado, después de las discusiones por el plan de ruta y la reforma de los estatutos han terminado por hacer estallar una crisis sin precedentes.
El ambiente de confrontación se ha incrementado hasta el punto que el presidente de la entidad independentista, Lluís Llach, estalló en la última reunión del Secretariado, celebrada el pasado 13 de abril. Llach tomó la palabra en el último turno para cargar contra lo que llama el sector crítico, culpándolos de los problemas de la ANC de los últimos años. Un discurso de apenas diez minutos al que ha tenido acceso El Món y en el que clama contra la «división» que desde el minuto cero ha marcado su presidencia. La reprimenda no cayó en saco roto.
Precisamente, el líder free lance del sector crítico, el exvicepresidente del Parlamento Josep Costa, le ha criticado por escrito no solo las formas sino el contenido, que considera incompatible con una organización democrática. De hecho, Llach apuntó a Costa como arquitecto del sector crítico. La réplica del jurista no se hizo esperar y, a través de un correo electrónico, le exigió explicaciones para saber «cómo piensa continuar el resto del mandato con enemigos irreconciliables». La intervención de Llach ha ampliado el cisma dentro de la ANC.

«El presidente más bloqueado de la historia de la ANC»
Tras el fiasco de una reunión que era el enésimo intento de acordar los relevos en cargos del Secretariado y retoques en los estatutos, Llach tomó la palabra para describir la situación de la ANC como un «problema de profundidad política». Se refería a la estrategia de impulsar o no impulsar una lista electoral. Una idea que admite que los tiene «divididos desde el primer día». «Hablo con la autoridad de ser el presidente más bloqueado de toda la historia de la ANC», enfatizó Llach. «Nosotros tenemos un problema político muy grande, de profundidad, que yo creo que debería elevar la discusión a unos términos que nunca se practican», aclaraba el cantautor.
La tesis de Llach es que se encontró con un plan preestablecido para mantener el proyecto de la famosa lista cívica. «Todos sabíamos que había preparada una operación que ya venía de lejos, y no solo del último Secretariado, sino incluso de antes, para continuar con la idea de la lista cívica, y muchos secretarios nacionales, actualmente elegidos, se presentaron para evitarlo», contextualiza. «¡Veamos si lo entendemos de una vez!», rezonga Llach. Y de ahí justifica su candidatura: «Yo me presenté como presidente de la Asamblea porque no quería, de ninguna manera, que la lista cívica avanzara».

Un «desastre político»
Según Llach, su oposición a una lista cívica no es por un «problema de si Waterloo, o la CUP, o el sursum corda«. «¡No, no, porque me parece un desastre político! ¡Ese es el problema!», añade. Siguiendo este hilo, Llach recuerda que los que no «creían en la lista cívica» ganaron». Ahora bien, también reconoce que no ganaron con dos tercios sino un «poco menos». Unos resultados que, a juicio de Llach, hizo que la presidencia y los opositores a la lista cívica se «encontraran con una especie de chantaje, de bloqueo, exigiéndonos salir de una vía para entrar en la otra».
Un «chantaje» al que Llach asegura que no accedieron. «Decidimos que no, porque nos habíamos presentado por un problema político», dice. «El problema está aquí», subraya Llach y advierte: «No queremos que la Asamblea pierda su esencia y se convierta en la lista cívica o en su plataforma».
Duras críticas a la «minoría»
De todas maneras, el presidente de la ANC, señala que «se dice a menudo que en la parte crítica no todos están por la lista cívica». Pero también indica que no se lo cree porque, «se la sirve absolutamente». Así, aduce las «dos o tres técnicas» que utiliza esta minoría para entorpecer la ANC. «Una clarísima es el bloqueo a base de interpretaciones de los estatutos. Si hacemos los estatutos, porque hacemos los estatutos. Si hacemos el plan de ruta, porque hacemos el plan de ruta. Si hacemos una PDR (propuesta de resolución), porque hacemos una PDR», describe. No obstante, enfatiza que las técnicas no es lo «importante», sino que lo que importa es «la lucha política que hay detrás, que puede ser legítima por convicción, no sé si es tan legítima por convicción de sillón».
«Es eso lo que pasa, el resto son solo formalismos absurdos que nos estamos peleando y qué, tirándonos los trozos de carbón, cuando en realidad tenemos unas piedras muy grandes que son dos líneas absolutamente divergentes de cómo servir a la independencia», se exclama. «Unos pensamos que servimos a la independencia protegiendo la ANC de cualquier perversión electoral, por decirlo de una manera, y los otros, quizás legítimamente, pero desde un punto de vista de la mayoría de los secretarios nacionales, piensan que no, que de ninguna manera, que de ninguna manera!», sentencia Llach.

«Impediré la lista única mientras sea presidente»
Para Llach, el objetivo de la minoría, en referencia a los críticos, «es clarísimo» y hay «toda una preparación para las próximas elecciones». «Incluso los malpensados pueden pensar que hay coincidencias electorales», deja entrever esbozando pactos electorales futuros. En esta línea, Llach, utiliza el sarcasmo para criticar su trabajo: «Lo hacéis muy bien». En esta línea irónica les llega a aconsejar que «si no quieren hacer una lista cívica se apresuren a hacer una cuarta lista, porque pasará el tiempo y no se llegará a hacer una cuarta lista, que sería interesante para el país». «Pero mientras yo sea presidente, y me parece que la mayoría de los secretarios nacionales estemos en el Comité Permanente o en el Secretariado Nacional, porque por algo somos mayoría, impediremos como sea esta voluntad que es la que está siempre detrás«, avisa.
«Es verdad que en el grupo minoritario hay gente que siempre dice que es equidistante, que la lista cívica sí que no, pero la verdad es que el trabajo, escucha, el trabajo de bloqueo, lo hacéis de maravilla, se os debe felicitar, ¡hace 8 meses que bloqueáis!», insiste. Pero insiste que al ser una «minoría» también «pervertís las palabras de una manera maravillosa», hecho por el cual también cree que «se debe felicitar» a los críticos porque acusan a la mayoría de ser «los culpables de que no haya consenso». En esta línea se desata contra la falta de «proposiciones» por parte de los críticos. Así, pone en la mira a Josep Costa, que define como un «crítico magnífico y que está preparadísimo» y sitúa como líder del sector crítico, un sector que «en temas propositivos es de una pobreza extraordinaria».
«El conflicto que tenemos en el Secretariado Nacional es inmenso! ¡Son dos líneas divergentes que no se pueden encontrar», concluye Llach que emite una clara advertencia: «Los que hoy somos mayoría os queremos volver a dejar claro, al menos yo, si es que puedo hablar en su nombre, no dejaremos de ninguna manera, mientras tengamos mayoría en el secretariado nacional, que convirtáis la ANC en una plataforma o lo que sea electoral«. «No pasaremos por aquí, por tanto, la gente que hace cuatro años que está esperando, a ver si funciona o no, os desanimamos», avisa. «Y no solo eso, pero que ya os anuncio ahora que, escucha, miraremos que esta línea política continúe», concluye.