La Asamblea Nacional Catalana (ANC) se ha mostrado muy contundente con el acuerdo que ha sellado ERC con el PSC gracias al ‘sí’ del 53,5% de la militancia republicana. El pacto para convertir Salvador Illa en el nuevo presidente de la Generalitat no ha tenido un buen recibimiento entre parte del independentismo social, que considera que «abandona cualquier confrontación con el Estado español»: «Los dirigentes de ERC que han llevado Esquerra a estos contrasentidos son culpables de sus efectos fatales para Cataluña, para el independentismo y para su partido. La historia los juzgará», ha remachado el secretariado nacional de la ANC a través de un comunicado.

De entrada, la entidad presidida por Lluís Llach se ha mostrado sorprendida que las bases republicanas, o cuando menos una parte de ellas, se haya «creído» que el pacto con los socialistas, el cual parece que da respuesta a cuestiones como la financiación singular, «es un éxito fabuloso»: «Su relato de pasar página del 1 de Octubre y de la represión española mostrará que no creen en la existencia de conflicto con España», argumentan desde la ANC. De hecho, desde la entidad consideran que el pacto, lejos de blindar el catalán, tal como defienden desde ERC, llevará a «la minorización lingüística que aboca a la extinción»: «El voto favorable de ERC a Salvador Illa agudiza una fatídica división del independentismo porque abandona cualquier confrontación con el Estado español y de unidad estratégica independentista».

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el líder del PSC, Salvador Isla, en el Palau de la Generalitat / Mireia Comas

Debilitar el movimiento independentista

Para la ANC, el movimiento de los republicanos de posicionarse junto a Salvador Illa en la investidura, puesto que ya han dejado claro que no formarán parte del nuevo gobierno, sino que se quedarán a la oposición, «debilita gravemente el movimiento independentista porque debilita su flanco izquierdo comprometido con los intereses y sentimientos de las clases populares». De hecho, consideran que, en caso Illa no fuera convertido en el nuevo jefe del ejecutivo catalán y se abocara a la sociedad catalana hacia una nueva cita electoral, la formación republicana, lejos de ensanchar la base, lo habrá «encogido». Es decir, que obtendría peores resultados que en los comicios del 12-M, donde perdieron buena parte de la fuerza del hemiciclo.

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