Es uno de los cinco tenientes generales de la Guardia Civil. Se llama Arturo Espejo y forma parte de la élite del instituto armado español como jefe del Mando de Apoyo. Pero en su currículum tiene una etapa negra. Según informa el diario vasco Gara, Espejo fue el instructor del caso Mikel Zabalza, muerto por torturas en 1985. De hecho, fue uno de los tres guardias –entonces era teniente al temido cuartel de Intxaurrondo– que aseguraron que Zabalza se había escapado de la acometida policial, un relato según el cual, a pesar de estar esposado, dio un golpe a uno de los guardias y huyó por un agujero. Días después apareció muerto en el río.

Espejo ha vuelto a saltar a la palestra por dos intervenciones mediáticas las últimas semanas. En primer término, porque fue uno de los cuatro tenientes generales que acompañó –uniformado– la ya exdirectora general de la Guardia Civil, Maria Gámez, en la comparecencia para anunciar su dimisión. En segundo lugar, jueves compareció en el Congreso de Diputados para dar explicaciones de las presuntas irregularidades en las reformas de trece cuarteles del instituto armado entre marzo del 2014 y abril del 2019.

Una muerte que trastornó la transición

Mikel Zabalza era un conductor de autobús de 32 años que fue detenido por la Guardia Civil el 26 de noviembre del 1985. Como arrestado, fue internado al cuartel de Intxaurrondo, en San Sebastián, en régimen de incomunicación, en aplicación de la ley antiterrorista. En la misma operación policial, también fueron detenidos su pareja, dos de sus hermanos, su primo y dos personas más. Todos quedaron en libertad sin cargos y denunciaron torturas. Zabalza, en cambio, no volvió vivo a su casa. Según el atestado policial, Zabalza habría huido esposado cuando huyó de los agentes a quienes supuestamente acompañaba a enseñarlos un supuesto zulo a tocar del río Bidasoa. Concretamente, el instituto armado dijo que se había colado por un pasillo y había ido a parar en el río, donde se habría ahogado. Su cadáver apareció 19 días después.

Un caso que quedó en el limbo de las dudas de una muerte por tortura al mismo cuartel del instituto armado. Pero el tiempo, la investigación del gobierno vasco y varias investigaciones periodísticas hicieron girar el caso como un calcetín. Así, los indicios apuntan que murió en una «sumersión en un medio líquido diferente a las aguas del río Bidasoa» y «un método de asfixia violenta que no deja alteraciones marcroscopicas». «Por lo tanto, se trataría de un supuesto compatible, según un estándar suficiente de probabilidades, con hechos de naturaleza violenta, de etiología médico-legal homicida, tal como también se desprende del mismo dictamen médico forense realizado», constata el informe de la Consejería de Igualdad, Memoria y Justicia del Gobierno Vasco en su resolución sobre la muerte de Zabalza del 28 de febrero del 2022. Audios e informes aportados remachan esta tesis.

Parto del informe del Gobierno vasco sobre la muerte de Zabalza
Parte del informe del Gobierno vasco sobre la muerte de Zabalza

De hecho, la Agrupación contra la Tortura recogió en un informe que una comisión policial, de la cual formaría parte Arturo Espejo, habrían acordado inyectar agua del río en los pulmones de Zabalza.

Parto del informe de análisis de la Agrupación contra la Tortura sobre el caso Zabalza
Parte del informe de análisis de la Agrupación contra la Tortura sobre el caso Zabalza

Ascendido por Marlaska y Robles

El teniente general, el máximo grado de la Guardia Civil –solo hay cinco– fue ascendido a este rango por el actual ministro de Defensa, Margarita Robles, el 15 de febrero del año pasado, pocos días antes de librar a la familia de Zabalza el informe que lo reconoce como víctima de torturas. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, pocos días después, el 2 de marzo, lo hizo responsable del Mando de Apoyo, un cargo de los cuatro integrantes del estado mayor del instituto armado. Un cargo que dirige la «dirección, coordinación y gestión de los recursos financieros y del desarrollo de recursos materiales».

La noticia ha levantado indignación en sectores políticos y sociales de la sociedad vasca al constatar la evolución exitosa de este alto mando del cuerpo que participó en uno de los episodios más oscuros de la guerra antiterrorista del Estado. Zabalza, del cual nunca se demostró ningún tipo de relación con el movimiento armado de liberación vasca, ha sido uno de los nombres más recordados para destapar la guerra sucia y policial contra ETA y su entorno, con protección política y judicial. Incluso, en la sentencia del caso Sarasola, sobre unas torturas a un independentista vasco, se recogía el testigo de una víctima en que la Guardia Civil lo amenazaba de hacer «como hicieron a Mikel Zabalza».

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