La Generalitat y la Moncloa han desencallado el nuevo tramo de la B-40 a cambio de la transferencia de 914 millones de euros para infraestructuras pendientes. Según han filtrado los dos ejecutivos, la firma del acuerdo se hará esta semana después muchas semanas de tira y afloja y justo antes del inicio de la campaña electoral del 23-J. El tramo de la B-40 entre Terrassa y Castellar del Vallès era una promesa del Gobierno catalán al PSC para aprobar los presupuestos, mientras que los 914 millones eran una promesa arrancada por ERC al gobierno español durante las negociaciones por las cuentas estatales.
Con la firma del pacto, que ha provocado varios enfrentamientos entre la Generalitat y la Moncloa, los dos gobiernos consiguen cerrar una carpeta muy controvertida que evitará reproches cruzados durante la campaña electoral, que empieza el viernes. El acuerdo también llega pocos días antes de que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, se reúna con el PSC para hacer un seguimiento del pacto de presupuestos. La firma del protocolo de la B-40 se habrá producido tres meses más tarde de lo previsto y esto ha provocado malestar en los socialistas, que también presionan a Aragonés para avanzar en el Hard Rock y la ampliación del Prat.

914 millones para infraestructuras pendientes
En cuanto al convenio para transferir los 914 millones, la Generalitat decidió poner sobre la mesa las transferencias pendientes después de los incumplimientos reiterados por parte del Ministerio de Transportes. En el paquete de infraestructuras que se anunció hace unos meses hay mejoras en las conexiones a la N-2 en el Maresme y las autopistas AP-2 y AP-7, obras importantes en el Eje Pirenaico (N-260) y dos nuevos intercambiadores ferroviarios entre Cercanías y FGC en Sant Cugat del Vallès. Las nuevas infraestructuras se ejecutarán con un mecanismo conocido cómo encomienda de gestión: las obras las hará la Generalitat, pero los fondos saldrán de los presupuestos del Estado.