El consejero de Política Lingüística, Francesc Xavier Vila (Esplugues de Llobregat, 1966) ha culminado el largo camino que ha recorrido el Pacto Nacional por la Lengua los últimos cuatro años. Este martes, el Gobierno, junto con una veintena de entidades por la lengua, de la sociedad civil, agentes económicos, el PSC, ERC y los Comunes; han firmado el compromiso para garantizar el futuro del catalán con una hoja de ruta hasta el 2030 y un presupuesto anual de al menos 200 euros –255 este 2025–. El Pacto, sin embargo, se ha firmado sin consenso político y Junts y la CUP han quedado al margen y, por otro lado, entidades comprometidas con el catalán, como Òmnium Cultural y Plataforma per la Llengua han firmado el pacto, pero con críticas y advertencias al ejecutivo de Salvador Illa. En esta entrevista con El Món, el consejero aborda aspectos del pacto como las ausencias destacadas que ha habido, pero también de los objetivos y ve «factible» conseguir que en el año 2030 haya 600.000 nuevos hablantes. Por otro lado, ofrece su opinión sobre la lengua que debe usar el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y el Gobierno en sus comunicaciones y discrepa con la consejera y portavoz Sílvia Paneque por unas declaraciones que hizo ayer en la rueda de prensa posterior al Consejo Ejecutivo de esta semana. Por otro lado, también aborda la situación del sector sanitario en Cataluña y las discriminaciones lingüísticas y también la inmersión lingüística, y reclama que el catalán salga de las aulas de las escuelas y ocupe otros espacios.

Hace unos meses apostó por «despartidizar» la lengua catalana. ¿Este Pacto Nacional va en ese sentido?

 Sí, claramente. Es un pacto que hemos elaborado con los mismos partidos que lo llevaron adelante y que a última hora es cierto que hay dos partidos que uno se ha descolgado y el otro decide congelar la firma por motivos que no tienen que ver con las medidas, como ellos mismos han dicho. Uno de los partidos –en referencia a la CUP– dice que con la situación actual, es decir, con el gobierno que hay ahora, el pacto no refleja bien el conflicto con España, y el otro –Junts– dice que hasta que no se aprueben una serie de circunstancias, que están fuera de nuestro alcance, prefiere esperar y firmarlo más adelante. Yo creo que esto, sobre todo en el segundo caso, es irreversible. Espero que se pueda resolver, pero al lado de eso lo que tenemos es que el Pacto tiene el apoyo de patronales, de sindicatos, de entidades, del tercer sector y de las entidades de la lengua.

¿Queda cojo sin el apoyo de Junts y la CUP?

Tiene menos fuerza que si estuvieran, pero sigue teniendo una fuerza muy potente.

¿Entiende sus argumentos para no sumarse?

Entiendo que uno de los partidos da un argumento de tipo de principio ideológico básico, que es que no puede firmar nada que no muestre que hay un conflicto con el estado español. Y eso deja poco margen para pactar nada en ningún caso. Y el otro me cuesta un poco más de entender, porque en cuanto a la sentencia del Tribunal Constitucional, yo remito a la literalidad del pacto, el punto 9.1 y el punto 9.4. El punto 9.1 dice que la lengua propia de Cataluña es la lengua vehicular normal del sistema educativo y de acogida del alumnado recién llegado. Y el 9.4, dice que cualquier modificación eventual del modelo se hará con el consenso de las fuerzas políticas y sociales que lo defienden. Creo que esto ya nos da un marco de respuesta a una eventual línea de modificación que pudiera pedir al Constitucional. Y es lo que se puede hacer. Es decir, tienes tu modelo y dices que si lo tienes que cambiar, lo cambiamos conjuntamente. Nos podemos encontrar con la paradoja de que haya una sentencia que pida que haya cambios y entonces tenemos que hacer exactamente lo que dice el pacto. Es decir, ver de qué manera conjuntamente aplicamos lo que dice el pacto. Por lo tanto, eso me cuesta entender y también me cuesta mucho entender que se esté poniendo la firma del pacto para trabajar por el catalán en manos de las decisiones, por un lado, de un tribunal en Madrid y luego de todos los gobiernos de la Unión Europea. Los catalanes podemos llegar a acuerdos sin esperar a tener esta decisión, que en el fondo depende de cosas tan aleatorias como las elecciones en Rumanía, en Alemania, o donde sea.

Francesc Xavier Vila, conseller de Política Lingüística de la Generalitat de Catalunya. Barcelona 14.05.25 | Mireia comas
Francesc Xavier Vila, conseller de Política Lingüística de la Generalitat de Catalunya. Barcelona 14.05.25 | Mireia comas

¿El Gobierno ha trabajado la respuesta sobre un hipotético recorte del TC?

Como Gobierno se ha trabajado, no solo la respuesta, sino cómo debemos mejorar el modelo educativo, que es evidente que es mejorable. Pero es mucho mejor que los modelos que al norte, al este, al sur y al oeste. Yo creo que esto nadie lo duda. Pero es mejorable, eso también, y estamos todos convencidos. Aquí, a veces, la discusión sobre aspectos legales nos está escondiendo que lo que debemos hacer es introducir otras modificaciones.

¿Con este plan se podrá revertir que el catalán sea la lengua habitual de un tercio de la población?

Lo que hace este pacto por primera vez en la historia es poner objetivos claros en términos de demografía de la lengua, cosa que, hasta donde yo sé, nunca nadie había osado hacer. Y reconozco que firmar esto genera un cierto vértigo. ¿Qué es lo que hemos hecho? Hemos tomado y hemos analizado la evolución de la lengua. Y con los datos meridianos que da el EULP vemos que crecemos en número de hablantes conocedores, que crecemos en número de usuarios, pero no crecemos en número de usuarios predominantes, que se mantienen igual, sino en número de usuarios secundarios frecuentes. Cosa que tiene toda la lógica del mundo en un país que tiene una natalidad ínfima y que crece a base de inmigración. Entonces, ¿de qué manera puede crecer el número de usuarios del catalán? Puede crecer si incorporamos usuarios que primero sean leves, luego ya más frecuentes para que pasen a ser habituales, compartidos con otras lenguas. No se me ocurren muchas más maneras de hacer crecer el número absoluto de hablantes. Y la única manera de crecer en porcentajes es crecer en números absolutos. Nos hemos atrevido a poner una cifra.

¿Sumar 600.000 nuevos hablantes en cinco años es un reto realista?

Esta cifra es necesaria. Con los ritmos de crecimiento que tenemos debemos ponernos este listón. Hemos calculado que de media podríamos estar entre 80 y 120.000 personas de crecimiento cada año durante la última década y hemos tomado un número redondo, evidentemente, porque es más fácil trabajar con este número. Pero que si se mantuvieran las cifras de toda la década ya implicaría un crecimiento del número absoluto y relativo. Estaríamos subiendo de conocedores y de usuarios. El último quinquenio, mientras yo he sido secretario de Política Lingüística, ya habíamos tenido un crecimiento del número de conocedores y de usuarios, esto ya lo explicamos, 267.000 conocedores y 120.000, más o menos, usuarios. ¿Qué significa esto? Esto significa que debemos duplicar el número de conocedores y debemos multiplicar por cuatro el número de usuarios. Creo que poner estos objetivos son un elemento importante del pacto, porque significa que nos comprometemos todos juntos a trabajar en esta dirección. Es necesario porque la única manera de que no siga bajando el porcentaje es incrementar el número. Es atrevido, o formidable… Sí, tenemos un reto muy importante. Y es factible. Si hemos pasado de 20.000 a 50.000 quiere decir que podemos subir. Y por eso estamos apostando mucho en las líneas de trabajo que permiten aumentar los usos.

Usted afirma que la situación del catalán es compleja y delicada, pero que hay partido. ¿Estamos en tiempo de descuento?

No, este partido… Es más un partido de voleibol, que no un partido de fútbol. Que podemos ir haciendo partido. Parece evidente que la situación es complicada. Lo hemos explicado de arriba abajo con las cifras, pero también hemos querido hacer una lectura tan afinada como permiten los conocimientos sociolingüísticos que tenemos ahora mismo. El catalán se sigue transmitiendo de padres a hijos. El catalán crece en números absolutos, y esto es muy importante tanto de conocedores como de usuarios. Pero ¿qué pasa? Que la tradición mediática del país era centrarse en los porcentajes. Y entonces, si creces en absolutos, pero no lo suficiente, parece que todo va mal. El catalán tiene esta capacidad de atracción. Tenemos colas para aprender catalán. Las debemos resolver. Por lo tanto, nuestro mensaje nunca es decir que no hay remontada, es evidente que hay remontada. Nunca es decir que las cosas ya están hechas, por el amor de Dios, y nunca es decir que las cosas son sencillas. Esto no es soplar y hacer botellas. Pero creemos que es importante trabajar, poner unos objetivos y marcarlos y ser exigentes. Y si unos no lo consiguen, que se pongan otros, y que lo hagan mejor. Pero los objetivos ya están marcados.

El Plan prevé este año más de 200 medidas, pero no incluye ninguna ley. ¿Por qué?

En el año 2025 no se prevé que haya ninguna modificación legislativa. El Pacto no es un punto de llegada, es un punto de partida. Lo que quiere es cambiar la manera de trabajar y poner objetivos de aquí al 2030. En el año 2025 entendemos que tenemos espacio para correr para conseguir mejorar el complemento de las normativas vigentes. Si hay que modificar normativas, a medida que avancemos, podremos hacerlo. También es verdad que hay que saber en cada momento, cuando resulta inteligente modificar las normativas y esto yo creo que demanda una acción combinada de todos aquellos sectores y colectivos que crean que podemos salir a ganar.

¿El catalán debe ser la única lengua que deben utilizar las instituciones y sus representantes?

En términos legales, en el marco legal que tenemos ahora mismo, tenemos un régimen de tres lenguas oficiales, y eso implica que las instituciones no pueden funcionar en régimen monolingüe. Esto se ha intentado en algunos ayuntamientos, por ejemplo, en el País Vasco, y se ha dicho que las sentencias todas lo han rechazado. Esto no significa que las instituciones no puedan tener una lengua prioritaria de funcionamiento, la lengua por defecto. Y esto es posible y es lo que hacen de manera bastante mayoritaria las instituciones de Cataluña, sobre todo de trabajo interno. De cara a la ciudadanía, el régimen de triple oficialidad tiene muestra de que hay una serie de obligaciones. Si esto se debe cambiar, implica cambiar todo el marco general. Pero lo que yo quisiera decir es que en el marco que tenemos ahora se puede hacer mucho camino. Se puede avanzar mucho y hacer muchos cambios que den como resultado nuestro objetivo final, que es incrementar sustancialmente el número de catalanohablantes. Es decir, las leyes no son un objetivo de nada. Las leyes son instrumentos para modificar la realidad, igual que las subvenciones, o los decretos. Entonces, debemos utilizar en cada momento los instrumentos más adecuados para lograr nuestro objetivo, que es ampliar el uso y el conocimiento de la lengua.

Francesc Xavier Vila, conseller de Política Lingüística de la Generalitat de Catalunya. Barcelona 14.05.25 | Mireia comas
Francesc Xavier Vila, conseller de Política Lingüística de la Generalitat de Catalunya. Barcelona 14.05.25 | Mireia comas

Se lo comentaba porque al presidente de la Generalitat, Salvador Illa, se le critica que a veces haga uso del castellano en comparecencias o en redes sociales. De hecho, él dice que cuando le hablan en castellano responde en castellano. ¿Cree que debería hacerlo solo en catalán?

Creo que hay una diferencia entre cuando hablamos de comunicaciones para nosotros o de cara al exterior, sobre todo en cualquier lengua media, como el danés, el neerlandés, el estonio, el checo o cualquier otra lengua razonablemente similar a la nuestra. El presidente Macron utiliza el francés a menudo, pero también usa el inglés en determinadas circunstancias. Los únicos en este mundo que se permiten ser monolingües son los anglosajones. Ya está todo dicho. Entonces, con este principio casi mundial de funcionamiento, y recuerdo que el rey de Inglaterra hace cuatro días que en Italia hizo gala de una especie de angloitaliano en el parlamento y se lo agradecieron, creo que la lengua que se debe utilizar por defecto cuando nos referimos al propio país es por supuesto el catalán y que con los usos externos se debe combinar, por un lado, la presencia del catalán, porque queremos hacernos ver, con la practicidad. Es decir, hasta que la tecnología no cambie radicalmente la realidad, los hablantes de lenguas medias y pequeñas tenderemos a ser políglotas. Si ahora preguntamos a la población de Cataluña si individualmente solo quiere saber una lengua, seguramente la mayoría de la población dirá que no, que ya le está bien saber lenguas. ¿Por qué? Para poder elegir. Saber lenguas es un capital y me sorprendería equivocarme si me dijeran lo contrario.

Y ligado a esto, ¿está de acuerdo con esta frase de la consejera y portavoz del Gobierno, Sílvia Paneque: “La promoción de una lengua no debe ir en detrimento de otras”?

El planteamiento este de si detrimento o no detrimento nos aleja de lo que realmente nos interesa. Aquí lo que nos interesa es: queremos que en un marco socialmente no conflictivo hagamos que cada vez crezca más el uso de la lengua y, por tanto, consigamos que los castellanohablantes residentes en Cataluña abandonen la comodidad de su monolingüismo. Es decir, como compatriotas nuestros, como personas que viven en Cataluña, y que estructuralmente, porque el mundo es como es, tienen más facilidades para vivir en su lengua, creo que ahora es el momento de que den un empujón a la lengua propia de Cataluña. Me parece que este mensaje es mucho más positivo de cara a conseguir nuestro objetivo, que es que más, y más, y más personas hagan uso frecuente de la lengua. Plantearlo todo en términos de ‘yo te quito esto, tú me quitas aquello’ nos lleva a una situación de statu quo.

¿El bilingüismo social perjudica al catalán?

El término bilingüismo es de los términos más equívocos que tenemos en sociolingüística. Hay montañas de manuales de introducción al bilingüismo. Si por bilingüismo entendemos el dominio idéntico de dos lenguas, como si fueras un hablante nativo de ambas con pruebas psicolingüísticas, en Cataluña prácticamente no hay personas que sean bilingües. Porque al final todos tenemos un poco de predominio de una o de otra, o incluso un poco de predominio de una en un entorno y de otra en otro. Por lo tanto, si miramos la palabra bilingüismo con una interpretación, no hay. En cambio, si lo hacemos al revés, si decimos que todos los que no son estrictamente monolingües son bilingües, en Cataluña no hay monolingües. Un término que va de 0 a 100, y que no nos ponemos de acuerdo en lo que significa, creo que se debe dejar reposar un poco porque no nos ayuda a entender la realidad. Yo recuerdo un congreso que era «Madrid Ciudad Bilingüe». A ver, el 30-40 % de la población de Madrid sabe inglés y con estas cifras, en muchas ciudades del mundo dirían ‘¡claro que es bilingüe!’.

¿Los derechos lingüísticos de los catalanohablantes están garantizados?

En el pacto, en el horizonte 3, se pide que el catalán sea plenamente oficial de iure y de facto en la vida de los catalanes, Y lo decimos respecto a la administración, en el mundo de los servicios y en el de la salud. ¿Por qué? Pues porque resulta que a pesar de que nos hemos aferrado a tener textos en los que dicen muchas cosas, y el papel lo aguanta todo, resulta que no hemos controlado la realidad de forma adecuada para que esos textos siempre tengan una traducción a la práctica. Por lo tanto, el pacto dice que queremos conseguir que el catalán sea plenamente oficial, de iure y de facto. Y uno de los avances que hemos hecho en los últimos años en que, y esto va ligado con el pacto y con la evolución que hace la sociedad, porque hemos dejado de repetir consignas y hemos dejado de decir que las cosas iban bien y hemos comenzado a mirar la realidad de frente. Y, por ejemplo, podemos decir, ¿el catalán es plenamente oficial de iure? No, lo estamos discutiendo en la Unión Europea. Es evidente. ¿Es más oficial ahora para la vida de los ciudadanos que hace tres años? Sí. Ahora, por ejemplo, tiene más utilización en el Congreso y necesitamos que haya más ampliación de los ámbitos de oficialidad allí y, por supuesto, aquí.

¿Y en el ámbito sanitario catalán?

El sector sanitario catalán tiene una situación que todos conocen. Desde hace bastantes años hemos entrado en una dinámica en la que tres cuartas partes del personal que entra a trabajar en el sistema público y privado proviene de fuera de Cataluña. Y estas tres cuartas partes de las personas que se están incorporando durante muchos años se ha prescindido de la formación lingüística que debían tener. Y, por tanto, se esperaba que hubiera cambios por arte de magia. ¿Qué genera esto? Genera que una parte de estos profesionales podían aprender a entender un poco el catalán, o incluso había quienes también lo aprendían a hablar. El objetivo del pacto es agilizar el proceso que hemos iniciado en los últimos años. Todos están de acuerdo en que los últimos tres años, por ejemplo, una de las cosas que hemos hecho es activar el aprendizaje del catalán en el personal sanitario. Por supuesto, debe mejorar, pero lo hemos activado como no se había activado, al menos, en décadas.

Y otro problema, el 40% de los estudiantes de medicina provienen de fuera de Cataluña y están de paso. 

Efectivamente, los primeros que lo hemos puesto sobre la mesa.

¿Se debe cambiar el distrito único?

Esta es una de las vías para conseguirlo. El pacto pone sobre la mesa que en una situación en la que necesitamos médicos que puedan atender a la ciudadanía en catalán en Cataluña, tenemos la situación paradójica de que hay un porcentaje elevadísimo de alumnos que vienen de fuera que no aprenden catalán. De hecho, a menudo constituyen un elemento para castellanizar las clases y que después se van. Esto se puede resolver de diversas maneras. Una de las vías sería la que ahora comentabas, pero hay más vías. Por ejemplo, que se priorice, o se ponga como requisito, que para venir a estudiar a las facultades catalanas se debe saber catalán, cosa que permitiría que valencianos e isleños vinieran aquí y pudieran estudiar en catalán. Otra de las vías sería que fuera un mérito preferente, o que computara en la media, porque ahora mismo no computaba. Es decir, de vías hay diversas y en el pacto ponemos sobre la mesa una herramienta. Es decir, no se ha acordado la solución de estas, pero sí que hay una cosa que se acuerda, los que han querido acordar, que hay unos grados que son lingüísticamente estratégicos. Y los grados lingüísticamente estratégicos son aquellos grados que deben incorporar, deben interiorizar, unas formaciones lingüísticas. Por ejemplo, los grados de salud deberían garantizar que todos los que sean de aquí o vengan de donde vengan y quieran estudiar aquí acaben teniendo el nivel necesario para poder trabajar en las universidades catalanas. Esto permite diversas formas.

Francesc Xavier Vila, conseller de Política Lingüística de la Generalitat de Catalunya. Barcelona 14.05.25 | Mireia comas
Francesc Xavier Vila, conseller de Política Lingüística de la Generalitat de Catalunya. Barcelona 14.05.25 | Mireia comas

El tema del distrito único ha surgido en el debate parlamentario, pero el PSC no está a favor.

Hay diversas vías, como digo. Si me permites, esto ha surgido en los trabajos para el pacto. Esto lo ha suscitado los trabajos para el pacto. Hay un tema que es interesante que creo que se debe tener presente. Esto es porque la ciudadanía, las entidades y los partidos, hemos estado trabajando conjuntamente durante tres años y, por tanto, se han puesto sobre la mesa todo tipo de temas que después se trasladan a la sociedad. En este sentido, estoy contento de que los trabajos de preparación del pacto hayan permitido que se susciten problemas que hace cuatro años no se ponían sobre la mesa.

Otro aspecto que afecta al ámbito sanitario son las discriminaciones. ¿El Gobierno da cobertura a las discriminaciones?

No. El gobierno cree firmemente que los derechos lingüísticos forman parte de los derechos de los pacientes. Y aquí se deben hacer varias cosas. La primera es trabajar por todas las vías para que no haya situaciones de discriminación. Y esto implica formación, y esto lo incluye el pacto, y también implica que todos los centros dispongan de protocolos para que si hay un médico que no sabe catalán, y no puede atender a la persona que debe atender en catalán, que rápidamente haya alguien que lo pueda suplir. Y los centros, y también lo incluye el Pacto, deben hacer sus planes de gestión lingüística. El objetivo final debe ser que todo el personal sanitario esté preparado para respetar los derechos lingüísticos sin demora. Pero todos estamos de acuerdo en que, como no se ha trabajado durante décadas en este sentido, la situación actual no es la que debería ser. 

Pero se han denunciado casos graves en el ámbito sanitario, pero después ve que no se toma ninguna medida.

Aquí hay un tema interesante y es que cuando se hizo la carta de derechos y deberes de los pacientes, en el año 2015, se olvidaron de los derechos lingüísticos. Una de las cosas que se contempla dentro del Plan de Salud, que se incorporó dentro del Pacto, es que se debe incorporar los derechos lingüísticos en la carta de los pacientes. Punto número 1. En esto ya se está trabajando. Por otro lado, en las condiciones actuales, lo que se hace es ver si, por un lado, se han atendido los derechos sanitarios y ver qué dilación impone esto sobre el respeto de los derechos lingüísticos. A mí no me gustan nada que se produzcan estos casos, en los que hay dilaciones, y en la medida que seamos capaces de hacer protocolos más rápidos que vayan resolviendo el tema de la falta de competencia del profesorado sanitario, el objetivo es que estos casos acaben desapareciendo.

¿Es tolerable que se dejen por escrito insultos en un informe médico de un paciente?

No, pero la modificación de estos insultos requiere una resolución judicial. Y depende del Colegio de Médicos.

¿Le hubiera gustado incluir en el Pacto acuerdos más ambiciosos en materia de Salud?

A ver, yo siempre soy ambicioso y, por tanto, siempre me gustaría más y debe ser mi trabajo, pero los procesos deben saber llevarse al ritmo posible. Yo creo que con Salud hemos puesto unas bases muy ambiciosas. De hecho, esto de que haya planes de cada centro, que se estén creando, nombrando los referentes lingüísticos de cada centro y tenemos centros que están con sus planes ya en marcha. Por ejemplo, hemos introducido una innovación ahora con el ICAM que yo creo que es muy interesante y va en una línea que va exactamente en la línea que nos pedía Plataforma per la Llengua. Como no producimos suficientes médicos que saben catalán, ¿cuál ha sido la práctica durante muchos años? Se dice, número 1, para contratar es imprescindible que tengas el C1. Entonces se mira cuánta gente se presenta y si no lo tiene, el candidato pasa igualmente sin evaluar, en absoluto, ningún tipo de competencia. Y, por tanto, te puede llegar a competencia cero.

¿Qué se ha hecho con el ICAM?, y es una prueba que se debe ver cómo funciona. Se ha hecho algo bastante sencillo: primero se reclama el C1, pero si se tiene pasan al frente los B2, cosa que no existía, y si con eso no es suficiente, pasan al frente los que tienen B1. Y, en cualquier caso, debes tener el B1 con comprensión oral y escrita. Y, además, hay un compromiso de que el profesional deberá haber aumentado un nivel de competencia. Es un modelo muy similar al modelo que defendía la plataforma. Es un poco más exigente, pero nos permite resolver un problema grave porque hay decenas de miles de expedientes atascados con profesionales, que quizás no tienen el suyo, pero tienen un nivel de comprensión correcto y, por tanto, podrán hacer su trabajo y un compromiso de mejora de la posición. Este acuerdo es muy interesante, porque comparado con lo que tenemos, que es hacer ver que no pasa nada nos da una vía. Y no debe ser la única. Debemos aspirar a que todos los que se incorporen al sistema sanitario vengan con el catalán de fábrica. 

Francesc Xavier Vila, conseller de Política Lingüística de la Generalitat de Catalunya. Barcelona 14.05.25 | Mireia comas
Francesc Xavier Vila, conseller de Política Lingüística de la Generalitat de Catalunya. Barcelona 14.05.25 | Mireia comas

Por otro lado, el documento subraya que el sistema educativo ha fallado a la hora de aplicar la inmersión. ¿Se debe refundar?

A ver, matizaría en dos sentidos. Primero, lo que dice el pacto es que no funciona en todas partes de forma adecuada. Estas expresiones dicotómicas de funciona o no funciona, no responden a la realidad. Yo he visitado escuelas, y he visitado escuelas donde el porcentaje de catalanohablantes y los niños estaban hablando catalán entre ellos. Son pocas. ¿Por qué? Porque alguien decidió que el tema de la lengua en la escuela ya está solucionado.

¿Dejó de prestar atención?

No solo en la escuela, sino en la formación de los docentes. Si ahora vamos a mirar los currículos de formación de los docentes, no se está enseñando qué es la inmersión. No se está enseñando cómo se trabaja en un régimen de diversidad lingüística acentuada como tenemos en Cataluña. Se priorizan otras enseñanzas. Y de esto no hace dos años ni cuatro, ni seis, ni ocho, ni quince… Hace más. Se decidió que ya estaba todo hecho. Por lo tanto, debemos actualizar el modelo lingüístico educativo porque, además, la sociedad ha cambiado mucho demográficamente, tecnológicamente y culturalmente. Hemos hecho una descripción sobria, cuidadosa, que nos permite sentar las bases de qué debemos modificar. ¿Qué debemos modificar? Muchas cosas. Necesitamos formación para los docentes. Debemos apostar, y esto lo dice el pacto, por garantizar la adquisición precoz de la lengua. I3, I4, I5, y esto lo dice el pacto. Debemos trabajar intensamente, por ejemplo, con las aulas de acogida, y esto lo dice el pacto. Y debemos hacer todo esto surfeando sobre un cambio. Y, a veces, parece que nos cueste reconocerlo. Estamos surfeando sobre un cambio social de gran envergadura. Muy bien, pues debemos aprender de las mejores soluciones que somos capaces de aplicar.

Aparte del aula, ¿se debe incentivar el uso del catalán en otros espacios como, por ejemplo, el recreo o el comedor?

Evidentemente, el catalán no puede ser solo una lengua de unas asignaturas. Nuestro objetivo, repito, es crecer en conocedores y usuarios. Y esto implica que debemos transformar esta idea, que se ha establecido durante décadas en la escuela, de que lo que hagan los niños entre ellos es irrelevante. Es complicado entrar ahí, porque lo que tampoco queremos es que se haga de forma dirigista. En que el adulto le diga al adolescente lo que debe hacer. Debemos trabajar desde muchas disciplinas, pero para hacer esto necesitamos el apoyo de los docentes. Los docentes, que están haciendo prácticas que funcionan, deben explicarlas. Deben extenderlas. Necesitamos que la administración también sea líder a la hora de aplicar los métodos innovadores. Debemos escucharnos unos a otros.

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