Las casas reales europeas han pronunciado su tradicional mensaje de Navidad con la solemnidad que a menudo acompaña a sus figuras. Cada familia sustenta sus necesidades con mensajes cuidadosos, finamente planificados. Pero con diferencias. En España, el monarca español se centró en los afectados por la DANA, se olvidó de Cataluña –a diferencia de otros años– y pidió «serenidad» a los partidos para «proteger la convivencia». Hay monarcas que se han estrenado, como el caso de Margarita de Dinamarca, y otros con un bagaje histórico importante, como los Windsor del Reino Unido, se han centrado más en las guerras y en el concepto de diversidad.
En el contenido encontramos la primera diferencia de los discursos de Felipe VI y Carles III. La casa real española se centra en aspectos más internos, mientras que la realeza británica hace mención especial a las guerras que se viven en el Próximo Oriente y en África, donde la corona encabeza diferentes territorios de la Commonwealth. Los conflictos suponen «una amenaza diaria para la vida y el sustento de tantas personas», dice Carles III, que agradece el trabajo de las ONG. En cambio, Felipe VI, cuando habla de política exterior lo hace sobre todo para recalcar las potencialidades de la Unión Europea.
Desde el inmenso Salón de Columnas del Palacio Real, el monarca español centra gran parte de su intervención en hablar de los problemas de la vivienda –en una especie de intento de mediar entre los arrendadores y los inquilinos–, la inmigración y la convivencia política. En cambio, ignora la violencia de género, que también ha marcado la agenda del 2024.

Los matices
Por otro lado, los dos mensajes matizan de forma diferente el concepto de diversidad. El monarca español advierte, en su discurso, que «las migraciones, pueden derivar, sin la gestión adecuada, en tensiones que erosionen la cohesión social». Un fragmento que ha servido a la prensa española conservadora para titular sus piezas. Carles III apunta, en cambio, que «la diversidad de culturas, etnias y creencias es una fortaleza, no una debilidad». Lo dice en respuesta a los disturbios que estallaron en el Reino Unido tras el asesinato de tres niñas en un evento de Taylor Swift.
El monarca inglés también recuerda a los sanitarios, con un mensaje especial para aquellos que lo han tratado de su enfermedad. A diferencia de los años de pandemia, Felipe VI no hace mucho mención. Eso sí, recuerda a los «servidores públicos» cuando habla de las riadas y tiene guiños a los voluntarios que han ayudado.
Narrativas muy diferentes
Los aspectos formales también son diferentes. Carles III opta por planos sobre todo cortos, no hay rastro de la bandera británica y habla poco más de cinco minutos. Felipe VI aparece con la bandera y la constitución detrás, opta por mostrar uno de los salones principales del Palacio Real –para conmemorar los diez años de reinado– y habla durante casi 15 minutos. La duración es, de hecho, lo que más sorprende. La casa real británica difunde un mensaje de unos diez minutos, de los cuales cuatro son para un coro musical. Felipe VI habla los casi 15 minutos de discurso, sin intercalar su monólogo con imágenes, como sí hace Carles III.