Junts y el PNV se han reunido este viernes por tercera vez después de las elecciones del 23-J y confirman la reanudación de una relación política que quedó tocada por la gestión del 1-O, en el cual el lehendakari, Iñigo Urkullu, tuvo un papel destacado como mediador. Después de dos encuentros en Bruselas, el presidente de los nacionalistas vascos, Andoni Ortuzar, ha recibido esta mañana en Bilbao al secretario general de Junts, Jordi Turull, que estará acompañado de la portavoz del partido en el Congreso, Míriam Nogueras, y del presidente del grupo de Junts en el Parlamento, Albert Batet. No estará la presidenta de la formación, Laura Borràs, que ha quedado en un segundo plano durante las negociaciones de investidura y solo se trasladó a Bélgica para participar de la reunión que tenía que sellar el pacto con el PSOE.
El mismo Turull ha explicado nada más llegar a Bilbao que la idea de Junts es coordinarse con el PNV en el Congreso “desde el minuto cero” para defender sus intereses. «En todo este proceso de negociación de la investidura hemos ido hablando mucho y ahora que arranca la legislatura, queremos coordinarnos para que nuestros votos sean útiles a nuestras respectivas naciones”, ha dicho Turull en una entrevista en Radio Euskadi. El secretario general de Junts ha asegurado que quieren afrontar de manera conjunta “cualquier legislación” estatal que pueda invadir competencias de Cataluña o el País Vasco. Tampoco se sienten obligados a apoyar a los pactos del PSOE con formaciones como Sumar o ERC y así lo harán constar en cada negociación.

Los dos partidos, que siempre han tenido mucha afinidad ideológica, han mostrado su buena sintonía en varias ocasiones durante los últimos meses, a pesar de que todavía tienen muchas discrepancias sobre como resolver sus respectivos conflictos nacionales. Las dos visitas de Ortuzar a Waterloo son un gesto de los nacionalistas vascos para retomar el contacto y reconocer Carles Puigdemont como interlocutor político válido —a pesar de que no tiene cargo orgánico en su partido—. Pero la nueva etapa entre las dos formaciones va más allá. Junts ha elegido al PNV —y no a ERC— para registrar dos comisiones de investigación en el Congreso que son claves para el relato del partido: una sobre los atentados del 17-A y otra sobre la Operación Cataluña.
Los motivos detrás el acercamiento de Juntos y el PNV
La renovada relación entre las dos formaciones tiene varias causas. La primera es que necesitan hacer frente común en el Congreso para actuar como contrapeso a la alianza de ERC, Bildu y el BNG. Durante la pasada legislatura, los independentistas de izquierdas tuvieron una gran influencia en el gobierno español y marcaron de cerca su política legislativa. La ley de Vivienda, el fracaso de la derogación de la ley mordaza y la salvada in extremis de la reforma laboral —que ERC iba a tumbar— por el error de un diputado del PP son algunos ejemplos. A diferencia de los últimos cuatro años, la Moncloa necesitará los votos de Junts y el PNV en la misma medida que los de ERC, Bildu y el BNG y desde Bruselas y Bilbao tienen previsto exprimir al máximo la nueva aritmética parlamentaria.
La proximidad de elecciones en el País Vasco (2024) y Cataluña (2025) también ha tenido mucho peso a la hora de establecer canales de comunicación permanentes entre los dos partidos. El PNV (5 diputados) ha visto como Bildu (6) le superó en las elecciones del 23-J y ve amenazada su hegemonía en Euskadi. A pesar de que los nacionalistas vascos tienen casi asegurado repetir su coalición con los socialistas, una hipotética victoria de los abertzales añadirían mucha presión en Sabin Etxea. En Cataluña, Junts ha perdido peso institucional y las encuestas lo sitúan en tercera posición, a mucha distancia del PSC y ERC. Necesitan más exposición mediática y trabajo de despachos con el PSOE para no quedar fuera de las apuestas para gobernar la Generalitat, que ya nadie duda que pasará por un nuevo gobierno de coalición.