El reciente acercamiento entre PP y Junts ha generado una mezcla de inquietud y malestar en el gobierno español, que ve con recelo cómo su supuesto socio parlamentario no tiene reparos en pactar con los populares cuando le conviene. En los últimos días, tanto el presidente español, Pedro Sánchez, como varios ministros se han esforzado por intentar desgastar al PP y señalar la “hipocresía” que supone que Génova ahora busque pactar con Carles Puigdemont, aunque omiten que, en realidad, es el inicio del mismo proceso de legitimación política que ha hecho el PSOE, pero con un par de años de retraso.

La última en salir a criticar la alianza de PP y Junts ha sido la ministra de Educación y portavoz del gobierno de coalición, Pilar Alegría, que considera “irónico” que los populares pretendan “acercarse” al partido independentista, una formación que hace no tanto pedían ilegalizar, y que tiene un líder que durante años han tildado de “prófugo” que quiere “romper España”. En una entrevista en TVE, Alegría ha asegurado que el PP ha renunciado “claramente al debate de las ideas” y que solo busca derribar al gobierno de Pedro Sánchez con ataques personales e intentando hurgar en las divisiones que hay en la mayoría de investidura.

Una alianza con un futuro incierto

La alianza circunstancial de PP y Junts tiene poco recorrido en el tiempo más allá de presionar a Sánchez y ponerlo contra las cuerdas de vez en cuando. El partido de Carles Puigdemont siempre ha defendido que no forma parte de ningún “bloque” en el Congreso y que pactará con cualquier partido que ponga sobre la mesa medidas buenas para Cataluña. Pero se hace difícil pensar que el PP, ahora mismo, esté dispuesto a hacer ciertas concesiones en el terreno nacional. Sí que hay más futuro, también porque hay más entendimiento, en el terreno ideológico, ya que ambos partidos tienen muchas coincidencias, sobre todo en materia económica y fiscal, como ha pasado con la supresión del impuesto a la banca.

El portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, con un cartel sobre el «año judicial de Sánchez» / Jesús Hellín / Europa Press

El portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, decía antes de Navidad que el PP quiere llegar a más acuerdos con Junts. Incluso el líder del PP catalán, Alejandro Fernández, ha dado el visto bueno a cerrar acuerdos puntuales con los de Carles Puigdemont, aunque ha advertido que el presidente catalán en el exilio es “material tóxico” que “quema” a todos los que se le acercan. “Es verdad que hay recelos en el ámbito político en España por las relaciones del PP con Junts, pero residen fundamentalmente en el PSOE, que está muy preocupado”, decía Tellado.

Con todo, el PP recuerda que las relaciones con Junts son exclusivamente en el ámbito “parlamentario” del Congreso. “Aquí es donde se hace política, malo sería tener que ir a Suiza a decidir el futuro de España”, ha lanzado el portavoz popular en referencia al proceso de mediación abierto entre el PSOE y Junts. El objetivo último de los populares es una moción de censura que saque a Sánchez de la Moncloa, pero ahora mismo Junts no está en esa pantalla y en Génova lo saben. “Trabajamos para que en España se vea claramente la existencia de una alternativa”.

Sánchez también ataca al PP

Durante la rueda de prensa de balance de año desde la Moncloa, Sánchez también señaló la “hipocresía” de Alberto Núñez Feijóo y el PP por pactar con Junts. El presidente español atribuyó el “deshielo” entre las dos formaciones de derechas como un “éxito” de la ley de amnistía. Los socialistas, que son plenamente conscientes de que una relación fluida entre el PP y Junts y el PNV es un problema serio para sus planes de agotar la legislatura, intentan aprovechar el contratiempo para venderlo como un paso más hacia la “normalización” política del estado español. “Ya estamos todos dentro, la democracia ahora es plena”, dijo. Tampoco dejó pasar la oportunidad de remarcar que el acercamiento de PP y Junts está patrocinado por la extrema derecha de Vox, que ha permitido el entendimiento con sus votos.

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